KnoWhy #808 | Agosto 19, 2025
¿Por qué los Santos de los Últimos Días creen en una existencia premortal?
Publicación aportada por
Scripture Central

"También el hombre fue en el principio con Dios. La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser". Doctrina y Convenios 93:29
El conocimiento
Una de las verdades más profundas restauradas mediante el profeta José Smith fue en cuanto al origen y destino eternos de la humanidad. Además del conocimiento que recibió en Doctrina y Convenios 76, una visión que habla sobre los tres grados de gloria y el potencial que cada hijo mortal de Dios tiene para llegar a ser como Él en el futuro, José Smith también aprendió por revelación que todas las vidas humanas comenzaron antes de la vida mortal1.
La primera vez que se dio a entender esta verdad fue cuando el Profeta estaba traduciendo el Libro de Mormón. Alma enseñó que los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec fueron “llamados y preparados desde la fundación del mundo … por causa de su fe excepcional y buenas obras” (Alma 13:3). Se revelaría más información sobre esto cuando José Smith tradujo el Libro de Abraham, un registro que enseñaba que Dios había organizado los espíritus de la humanidad antes de que nacieran. Entre esos espíritus "había muchos de los nobles y grandes; y vio Dios que estas almas eran buenas, y estaba en medio de ellas, y dijo: A estos haré mis gobernantes; pues estaba entre aquellos que eran espíritus, y vio que eran buenos; y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer" (Abraham 3:22–23). Otros también fueron preordenados a ciertos llamamientos en ese concilio premortal2.
En efecto, la vida premortal también figuraba en la traducción inspirada de la Biblia realizada por José Smith, en la cual Dios el Padre declara: "Yo, Dios el Señor, había creado a todos los hijos de los hombres; y no había hombre todavía para que labrase la tierra; porque los había creado en el cielo" (Moisés 3:5). Esto se reiteró posteriormente el 6 de mayo de 1833, en una revelación en la que se explicó cómo los justos pueden avanzar de gracia en gracia como lo hizo el Salvador y, finalmente, regresar a la presencia de Dios. El Señor declaró: "También el hombre fue en el principio con Dios. La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser” (Doctrina y Convenios 93:29). Además, fue durante esa existencia premortal que Satanás se rebeló y llegó a ser el diablo por negarse a seguir el plan de salvación de Dios3.
Esta doctrina referente al origen premortal de todos los seres humanos es un aspecto fundamental del plan de salvación del Padre: la humanidad, siendo hijos espirituales literales de Dios, vino a la tierra para progresar más plenamente y llegar a ser como Dios. Esta doctrina también tiene raíces antiguas, las cuales se pueden encontrar en la Biblia. Por ejemplo, cuando el Señor llamó a Jeremías para ser profeta, declaró: “Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5)4. Haciéndose eco de esta doctrina, el apóstol Pablo declaró de manera similar: "Dios... me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia"5. Mientras que algunos han intentado argumentar que el llamado de Jeremías simplemente representa la presciencia de Dios, Terryl L. Givens ha señalado que "santificar y ordenar requieren que una entidad sea santificada y ordenada"6. Además, un erudito bíblico judío de gran prestigio, Mitchell Dahood (1922–1982), observó que "un número impresionante de textos [del Antiguo Testamento] dan por sentado que el hombre se originó y preexistió en el inframundo"7.
Además, un episodio durante el ministerio mortal de Jesús destaca esta doctrina. Mientras Jesús caminaba con sus discípulos, "vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: Ni este pecó ni sus padres", y después procedió a sanarlo (Juan 9:1–3). Como lo ha señalado S. Kent Brown, “El concepto de una vida premortal, en la cual un individuo puede tomar decisiones, está en la base de la pregunta” que hicieron los discípulos a Jesús8. Además, Jesús no cuestionó la realidad de una vida preterrenal, sino que explicó que el hombre no había cometido pecado alguno que justificara su ceguera de porvida9. En otros pasajes, Pablo también enseñaría acerca del estado preexistente de la Iglesia10. Las repetidas referencias a la preexistencia llevaron a un erudito bíblico a concluir: "La idea de la preexistencia ... está profundamente arraigada en las tradiciones bíblicas"11.
Esta doctrina también se expresó entre los primeros escritores judíos y cristianos. Por ejemplo, la comunidad de Qumrán que escribió los Rollos del Mar Muerto alrededor de la época de Jesús dijo en un himno de acción de gracias que los justos son aquellos a quienes Dios “fundó antes de los siglos… junto con el ejército de tus espíritus y la asamblea de tus santos, con tu morada santa y todas sus huestes"12. De manera similar, en el libro de 2 Enoc, un ángel declaró: "Porque todas las almas están preparadas para la eternidad, antes de la creación de la tierra" 13. Un himno cristiano temprano que se encuentra entre una colección conocida como las Odas de Salomón también declara: "El que me creó cuando aún no sabía lo que haría cuando llegara a existir", y el odista dice de manera similar en la voz del Salvador: "Antes de que existieran, los reconocí; e imprimí un sello en sus rostros" 14. Otro texto, titulado La Sabiduría de Salomón, también enseña: "De niño fui naturalmente dotado, y una buena alma cayó en mi suerte, o más bien, siendo bueno, entré en un cuerpo inmaculado"15. Con respecto a este texto, el erudito bíblico David Winston señaló: “Este versículo es tan clara afirmación del concepto de almas preexistentes como se podría desear, y no hay necesidad de explicarlo de otra manera, como muchos comentaristas lo han hecho"16.
Esta doctrina también es clave en un texto cristiano conocido como los Reconocimientos Clementinos, que se consideran como los recuerdos de Clemente de Roma durante su conversión al cristianismo como Padre Apostólico. Según los Reconocimientos, dos de las mayores preguntas en la mente de Clemente antes de conocer al apóstol Pedro eran "si habría para mí vida después de la muerte" y "si no había existido antes de nacer". Cuando Clemente y Pedro se conocieron, Pedro primero lo instruyó con respecto a la creación del mundo. Al detallar la creación de Adán y Eva, Pedro enseñó: "Pero después de todas estas cosas [Dios] hizo al hombre, por causa del cual había preparado todas las cosas, cuya naturaleza interior es más antigua, y por cuya causa todas las cosas que son fueron hechas, entregadas a su servicio y destinadas a los usos de su morada"17.
También se encuentran enseñanzas similares entre los escritos de muchos de los Padres de la Iglesia, incluidos Clemente de Alejandría y Orígenes18. John Gee también ha observado que esta doctrina fue especialmente prominente en la literatura de los cuarenta días19. También era típico entre varios grupos gnósticos, y diversos textos gnósticos encontrados en Nag Hammadi afirman la preexistencia del alma humana20.
A medida que la Iglesia cristiana entró en los siglos III y IV d.C., más y más voces trataron de suprimir muchas de las herejías que introdujo el gnosticismo. Desafortunadamente, en el esfuerzo por erradicar esas herejías, algunas doctrinas y prácticas auténticas de la Iglesia del Nuevo Testamento también fueron atacadas únicamente porque eran enseñadas o practicadas de manera más destacada por esos cristianos gnósticos21. Para el siglo VI d.C., esta doctrina auténtica y que en otro tiempo fue apreciada tanto en el judaísmo como en el cristianismo fue declarada herejía. En el Segundo Concilio de Constantinopla, Orígenes fue incluso condenado y excomulgado póstumamente en parte por sus múltiples referencias a esta doctrina22. Debido a esta decisión, la mayoría de las iglesias cristianas de hoy también rechazan esta doctrina. Pero esta importante doctrina ha sido revelada y restaurada mediante el profeta José Smith, lo que demuestra claramente los orígenes divinos y el potencial de la humanidad.
El porqué
Como se reveló mediante el profeta José Smith, nuestras vidas no comenzaron al nacer, ni tampoco terminarán con la muerte. El plan de salvación del Señor se remonta a mucho antes de que la tierra misma fuera creada. Debido a que Dios desea que Sus hijos espirituales puedan progresar y llegar a ser como Él, instituyó este plan para ayudarnos a crecer por medio de la experiencia terrenal y aprender cómo hacer y guardar convenios sagrados con Él.
Esta doctrina es antigua, y fue enseñada en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento. Sin embargo, a medida que las verdades se corrompían lentamente a través de la Gran Apostasía, esta doctrina también fue manipulada, hasta volverse distinta a lo que los apóstoles habían enseñado a la Iglesia primitiva. Al no haber profetas ni apóstoles que corrigieran a la Iglesia, doctrinas que en otro tiempo fueron apreciadas se perdieron y olvidaron, quizá incluso por designio del Señor, tanto para proteger una verdad tan sagrada como para evitar que su corrupción condenara aún más a sus hijos. Este mismo principio fue descrito una vez por el profeta Alma, quien enseñó:
"A muchos les es concedido conocer los misterios de Dios; sin embargo, se les impone un mandamiento estricto de que no han de darlos a conocer sino de acuerdo con aquella porción de su palabra que él concede a los hijos de los hombres, conforme a la atención y la diligencia que le rinden. Y, por tanto, el que endurece su corazón recibe la menor porción de la palabra; y al que no endurece su corazón le es dada la mayor parte de la palabra, hasta que le es concedido conocer los misterios de Dios al grado de conocerlos por completo" (Alma 12:9–10)
Sin embargo, como parte de la restauración de todas las cosas, Dios una vez más reveló esta doctrina a Sus hijos, permitiéndoles regocijarse plenamente en Su gran plan de felicidad.
Stephen D. Ricks, “Premortal Existence in Ancient Jewish Tradition”, ponencia presentada en la 2024 Temple on Mount Zion Conference, Provo, UT, 28 de septiembre de 2024.
Terryl L. Givens, "Life Before Birth", en Joseph Smith: A Life Lived in Crescendo, ed. Jeffrey M. Bradshaw, 2 vols. (Interpreter Foundation; Eborn Books, 2024), 1:75–122.
Terryl L. Givens, When Souls Had Wings: Pre-Mortal Existence in Western Thought (Oxford University Press, 2010), págs. 9–128, 212–20.
S. Kent Brown, “Souls, Preexistence of”, en The Anchor Bible Dictionary, ed. David Noel Freeman, 6 vols. (Doubleday, 1992), 6:161.
Gayle Oblad Brown, “Premortal Life”, en Encyclopedia of Mormonism, ed. Daniel H. Ludlow, 4 vols. (Macmillan, 1992), 3:1123–25.
- 1. Para una discusión sobre los tres grados del cielo y cómo se restauró esta doctrina, véase Central de las Escrituras, “¿Por qué es tan importante la visión de José sobre los tres reinos? (Doctrina y Convenios 76:17)”, KnoWhy 799 (julio 1, 2025); Central de las Escrituras, “¿Qué enseñaron los primeros cristianos sobre los tres grados de gloria? (2 Corintios 12:2, 4)”, KnoWhy 689 (Septiembre 19, 2023); Central de las Escrituras, “¿Qué enseñaron los primeros cristianos sobre la exaltación?" (1 Juan 3:2)”, KnoWhy 701 (noviembre 28, 2023).
- 2. Por ejemplo, José Smith enseñó más tarde: “Todo hombre que tiene un llamamiento para ministrar a los habitantes del mundo, fue ordenado para ese mismo propósito en el gran concilio del Cielo antes de que este mundo existiera. Supongo que fui ordenado para este mismo oficio en ese gran concilio". “History, 1838–1856, volume F-1 [1 May 1844–8 August 1844]”, pág. 18, The Joseph Smith Papers.
- 3. Véase Moisés 4:1–4; Doctrina y Convenios 29:36–39; Doctrina y Convenios 76:25–27. En Éter 3:6–16, el Cristo premortal también se apareció al hermano de Jared, quien testificó de Su futuro ministerio mortal y de cómo recibiría un cuerpo de carne.
- 4. Sobre este versículo en su contexto más amplio del Cercano Oriente, véase Dana M. Pike, "Before Jeremiah Was: Divine Election in the Ancient Near East". En A Witness for the Restoration: Essays in Honor of Robert J. Matthews, editado por Kent P. Jackson y Andrew C. Skinner (Religious Studies Center, 2007), págs. 33–59.
- 5. Gálatas 1:15. El texto griego de Gálatas se hace eco de esto de manera más prominente, ya que el verbo que usa Pablo podría traducirse más adecuadamente como "apartar, nombrar" en lugar de simplemente "separar". Véase Frederick William Danker et al., A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, 3rd ed. (University of Chicago Press, 2000), bajo “ἀφορίζω”. También vale la pena señalar que Isaías 49:1 habla de manera similar de cómo "el Señor me ha llamado [al Mesías] desde el vientre; desde las entrañas de mi madre ha hecho mención de mi nombre", enfatizando de manera similar el llamado premortal que recibió Jesús.
- 6. Terryl L. Givens, When Souls Had Wings: Pre-Mortal Existence in Western Thought (Oxford University Press, 2010), pág. 14.
- 7. Mitchell Dahood, Salmos III: 101–150 (Doubleday, 1970), pág. 295. Dahood está comentando sobre el Salmo 139:15, y Givens también argumenta que este salmo "demuestra la creencia de que el alma humana fue creada en una esfera diferente, ... de otro mundo a la que algún día volverá". Givens, When Souls Had Wings, pág. 14. Otras referencias de los textos de Dahood incluyen Génesis 2:7; 3:19; Salmo 90:3; Eclesiastés 3:20; 5:14; 12:7; Job 1:24; y la obra apócrifa Eclesiástico 40:1.
- 8. S. Kent Brown, “Souls, Preexistence of”, en The Anchor Bible Dictionary, ed. David Noel Freeman, 6 vols. (Doubleday, 1992), 6:161. Véase también Givens, When Souls Had Wings, pág. 58.
- 9. Véase Scott R. Petersen, Do the Mormons Have a Leg to Stand On? A Critical Look at LDS Doctrines in Light of the Bible and the Teachings of the Early Christian Church (Orem, UT: Millennial Press, 2014), pág. 203.
- 10. Véase R. G. Hamerton-Kelly, Pre-Existence, Wisdom, and the Son of Man: A Study of the Idea of Pre-Existence in the New Testament (Cambridge University Press, 1973), págs. 103–196, para un tratamiento detallado sobre cómo el apóstol Pablo utiliza esta doctrina en 1 Tesalonicenses, Gálatas, 1–2 Corintios, Romanos, Filipenses, Colosenses, Efesios y las Epístolas Pastorales.
- 11. Hamerton-Kelly, Pre-Existence, Wisdom, and the Son of Man, pág. 271.
- 12. “Thanksgiving Hymn”,1QHa V, 13–15. Traducción tomada de Florentino García Martínez y Eibert J. C. Tigchelaar, eds., The Dead Sea Scrolls Study Edition, 2 vols. (Brill, 1999), 1:151. La Regla de la Comunidad (rollo 1QS 3.15) también afirma: “Antes de que existieran, él estableció todo su diseño”, enseñando de manera similar un estado preexistente del alma humana. Véase Maritnez y Tigchelaar, Dead Sea Scrolls Study Edition, 1:75. El hecho de que los esenios de Qumrán creían en un estado premortal se atestigua aún más en Josephus, War of the Jews, 2.154–58, que compara su versión de esta doctrina con las creencias griegas.
- 13. 2 Enoc 23:5. Traducción tomada de F. I. Andersen, “2 (Slavonic Apocalypse of) Enoc”, en The Old Testament Pseudepigrapha, ed. James H. Charlesworth, 2 vols. (Doubleday, 1983–1985), 1:140.
- 14. Odes of Solomon 7:9, 8:13. Traducción tomada de J. H. Charlesworth, "Odas de Salomón", en Charlesworth, Old Testament Pseudepigrapha, 2:740, 742.
- 15. Wisdom of Solomon 8:19–20 (New Revised Standard Version Updated Edition).
- 16. David Winston, The Wisdom of Solomon (Doubleday, 1979), pág. 198.
- 17. Clement of Rome, Recognitions 1:1, 28; énfasis añadido. Traducción tomada de Alexander Roberts, James Donaldson y A. Cleveland Coxe, eds., Ante-Nicene Fathers, vol. 8 (Buffalo, NY: Christian Literature Publishing, 1886), págs. 77, 85.
- 18. Para un breve análisis de muchas de estas declaraciones de los Padres de la Iglesia, véase Barry Robert Bickmore, Restoring the Ancient Church: Joseph Smith and Early Christianity, 2da. ed. (Redding, CA: FairMormon, 2013), págs. 99–103; Petersen, Do the Mormons Have a Leg to Stand On, 204–13; Givens, When Souls Had Wings, 51–59.
- 19. Véase John Gee, “Jesus Christ: Forty-Day Ministry and Other Post-Resurrection Appearances of Jesus Christ”, en Encyclopedia of Mormonism, ed. Daniel H. Ludlow, 4 vols. (Macmillan, 1992), 2:734–736.
- 20. Para un análisis de los textos gnósticos relevantes, véase Givens, When Souls Had Wings, págs. 59–70.
- 21. Véase Bickmore, Restoring the Ancient Church, 103–5; Petersen, Do the Mormons Have a Leg to Stand On, 223–27; Givens, When Souls Had Wings, pág. 61; Terryl L. Givens, “Life Before Birth”, en Joseph Smith: A Life Lived in Crescendo, ed. Jeffrey M. Bradshaw, 2 vols. (Interpreter Foundation; Eborn Books, 2024), 1:77–79.
- 22. Para este concilio, véase Henry R. Percival, ed., The Seven Ecumenical Councils of the Undivided Church [. . .], vol. 2/14 de A Select Library of the Nicene and Post-Nicene Fathers, ed. Phillip Schaff y Henry Wace (Nueva York: Charles Scribner's Sons, 1900), págs. 297–324.