Evidencia #491 | Abril 23, 2025

Las enseñanzas nefitas entre los lamanitas

Publicación aportada por

 

Scripture Central

El rey Anti-Nefi-Lehi y su hermano Lamoni. Imagen vía churchofjesuschrist.org.
El rey Anti-Nefi-Lehi y su hermano Lamoni. Imagen vía churchofjesuschrist.org.

Resumen

Varias declaraciones de los conversos lamanitas sugieren que fueron expuestos y se sintieron identificados con las enseñanzas nefitas específicas anteriores. El hecho de que los lamanitas conocieran estas fuentes ayuda a confirmar la declaración de Alma de que las escrituras nefitas fueron fundamentales para la conversión de los lamanitas

Alma le dijo a su hijo Helamán que las escrituras nefitas, tanto en las planchas de bronce como en las planchas de Nefi, tuvieron un impacto significativo en las conversiones lamanitas. Afirmó:

Sí, te digo que si no hubiese sido por estas cosas que estos anales contienen, las cuales están sobre estas planchas, Ammón y sus hermanos no habrían podido convencer a tantos miles de los lamanitas de las tradiciones erróneas de sus padres; sí, estos anales y sus palabras los llevaron al arrepentimiento, es decir, los llevaron al conocimiento del Señor su Dios, y a regocijarse en Jesucristo su Redentor (Alma 37:9).

La evidencia de la exactitud de la observación de Alma se puede encontrar en las palabras de los lamanitas que se habían convertido al mensaje del evangelio, incluyendo las declaraciones hechas por el rey Lamoni, el padre de Lamoni, el rey Anti-Nefi-Lehi y el profeta Samuel.

Dios como el Gran Espíritu

Cuando se le dijo al rey Lamoni de las hazañas de Ammón para proteger a sus rebaños, Lamoni pensó: "Seguramente es algo más que un hombre. He aquí, ¿no será este el Gran Espíritu, que envía tan grandes castigos sobre este pueblo por motivo de sus asesinatos?" (Alma 18:2). El narrador explica: "Y esta era la tradición de Lamoni, la cual había recibido de su padre, que había un Gran Espíritu. Pero a pesar de que creían que había un Gran Espíritu, suponían que todo lo que hacían era justo" (Alma 18:5).

En lugar de refutar esta visión limitada de Dios, Ammón y sus compañeros misioneros se basaron en ella. Por ejemplo, cuando Ammón comenzó a enseñar a Lamoni, le preguntó si creía en Dios, pero éste dijo que no entendía lo que eso significaba. Entonces Ammón le preguntó: "¿Crees tú que existe un Gran Espíritu? Y él contestó: Sí. Y dijo Ammón: Este es Dios" (Alma 18:24–28). Cuando el hermano de Ammón, Aarón, le preguntó al padre de Lamoni: "¿Crees que hay un Dios?" El padre de Lamoni respondió: "Si ahora tú dices que hay un Dios, he aquí, yo creeré" (Alma 22:7). Entonces el rey preguntó si Dios era "ese Gran Espíritu", lo que Aarón afirmó.

Esta fusión de ideas, donde la concepción lamanita de la deidad fue ampliada y aclarada por los misioneros nefitas, se refleja más tarde en un nombre-título para la deidad utilizado por el rey Anti-Nefi-Lehi. Habló de "mi Dios" (Alma 24:7, 9–10) y "nuestro Dios" (Alma 24:15–16), pero también de "mi gran Dios" (Alma 24:8, 10), "el gran Dios" (Alma 24:14) y Jesús como el "Hijo de nuestro gran Dios" (Alma 24:13). Así, podemos ver que el apelativo "gran" visto previamente en el título "Gran Espíritu" pronto se le dio a la deidad nefita, produciendo la repetida interpretación de "gran Dios". El título distintivo se usa solo cinco veces en el Libro de Mormón, cada vez por el rey Anti-Nefi-Lehi en Alma 241.

Lamoni también testificó a su padre que Ammón y sus hermanos eran "profetas santos del Dios verdadero" (Alma 20:15), lo que refleja su nueva comprensión de la deidad en contraste con los falsos planteamientos anteriores. Resulta interesante que el profeta Samuel puede haber reflejado su trasfondo cultural lamanita cuando más tarde combinó ambas ideas, mencionando "nuestro grande y verdadero Dios" (Helamán 13:18)2.

Dios es el Creador de todas las cosas

Los hijos de Mosíah eran nietos del rey Benjamín, cuyo último discurso registrado tuvo un impacto perdurable en la sociedad nefita durante generaciones3. Esto se puede ver en las palabras de un ángel que se apareció al rey Benjamín y dijo: "Y se llamará Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el principio" (Mosíah 3:8). Después de repetir las palabras del ángel a su pueblo, el rey enseñó: "Creed en Dios; creed que él existe, y que creó todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra" (Mosíah 4:9).

Nephite Teachings among the Lamanites (Benjamin).jpeg
El rey Benjamín hablando desde una torre. Imagen vía churchofjesuschrist.org.

Cuando Ammón y su hermano Aarón enseñaron al rey Lamoni y a su padre, parece que se basaron en las palabras de su abuelo. Ammón le preguntó a Lamoni: "¿Crees que hay un Dios?" (Alma 18:24). Cuando Lamoni necesitaba una aclaración, Ammón reformuló la pregunta original: "¿Crees que este Gran Espíritu, que es Dios, creó todas las cosas que hay en el cielo y en la tierra?" (Alma 18:28).

Se puede ver más apoyo para el uso de las palabras de Benjamín en la conversación entre Aarón y el padre del rey Lamoni. Aarón le preguntó: "¿Crees que hay un Dios?" El padre de Lamoni respondió: "si ahora tú dices que hay un Dios, he aquí, yo creeré" (Alma 22:7). Entonces Aarón explicó: "Sí, él es ese Gran Espíritu, y él ha creado todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra. ¿Crees esto?" (Alma 22:10). El padre de Lamoni respondió: "Sí, creo que el Gran Espíritu creó todas las cosas" (Alma 22:11).

Samuel el Lamanita, otro heredero de la tradición religiosa nefita, también parece haber estado familiarizado con estas enseñanzas, ya que testificó sobre la venida de "Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el principio" (Helamán 14:12). Esto resulta ser una coincidencia textual de 21 palabras con el título del nombre dado anteriormente por el rey Benjamín en Mosíah 3:84.

Una porción de ese Espíritu

Antes de que le enseñaran el evangelio, el rey Lamoni se preguntó cómo Ammón podría tener un poder y un conocimiento tan grandes sin ser el Gran Espíritu. Ammón explicó que él era solo un hombre, pero que Dios en Su gran misericordia podía bendecir a aquellos que le servían con grandes dones cuando era necesario. Ammón explicó: "y mora en mí parte de ese Espíritu, el cual me da conocimiento" (Alma 18:35). Esto cumplió una oración conjunta de Ammón y sus hermanos, pidiendo que "el Señor concediera que una porción de su Espíritu los acompañase y estuviese con ellos" en su misión a los lamanitas (Alma 17:9).

Nephite Teachings among the Lamanites (Portion of Spirit).jpeg
Ammón y sus hermanos orando al Señor para que una porción del espíritu de Dios esté con ellos. Imagen vía churchofjesuschrist.org. 

El hermano de Lamoni, el rey Anti-Nefi-Lehi, más tarde usó esta misma frase cuando dijo: "doy gracias a mi gran Dios por habernos dado una porción de su Espíritu para ablandar nuestros corazones" (Alma 24:8). El hecho de que esta rara frase aparezca en estos tres lugares dentro del Libro de Mormón da a entender la continuidad de las enseñanzas, donde Anti-Nefi-Lehi probablemente recogió un concepto doctrinal que fue utilizado anteriormente por Ammón y sus hermanos.  

Los méritos del Hijo de Dios

Lehi enseñó a su hijo Jacob: "[N]inguna carne puede morar en la presencia de Dios, sino por medio de los méritos, y misericordia, y gracia del Santo Mesías" (2 Nefi 2:8). Nefi explicó más tarde que los seguidores de Cristo deben confiar "íntegramente en los méritos de aquel que es poderoso para salvar" (2 Nefi 31:19). Más tarde, Aarón enseñó al padre del rey Lamoni que "en vista de que el hombre había caído, este no podía merecer nada de sí mismo; mas los padecimientos y muerte de Cristo expían sus pecados mediante la fe y el arrepentimiento, etcétera" (Alma 22:14).

El rey Anti-Nefi-Lehi más tarde recordó a su pueblo que Dios había "depurado nuestros corazones de toda culpa, por los méritos de su Hijo" (Alma 24:10). Samuel el lamanita también enseñó a los nefitas que aquellos que creen en el nombre de Cristo "pod[ían] lo[grar] la remisión [de los pecados] por medio de los méritos de él" (Helamán 14:13).

Nephite Teachings among the Lamanites (Samuel).jpeg
Samuel el lamanita predicando desde la muralla de la ciudad. Imagen vía churchofjesuschrist.org.

De esta forma, una vez más, una enseñanza valiosa y escrituralmente rara fue aparentemente presentada a los lamanitas por misioneros nefitas5. Reconocer que no podían expiar sus propios pecados y que en su lugar tenían que confiar en los "méritos" de Cristo habría sido un poderoso mensaje de esperanza para estos conversos lamanitas, muchos de los cuales habían cometido graves transgresiones (Alma 24:11)6.

Creer, inclinarse y renunciar a todo 

Con el fin de (1) evitar ser desechado de la presencia de Dios en el último día, el profeta Nefi enseñó que uno debe (2) creer en Dios, (3) inclinarse humildemente ante él, y (4) orar con todo su poder, mente y fuerza (2 Nefi 25:28–29). Este grupo de ideas aparece más tarde en el relato del padre del rey Lamoni. Después de expresar su preocupación por (1) ser desechado en el último día, (2) expresó formal y repetidamente su creencia en Dios, (3) se inclinó ante el Señor en humilde oración y (4) estuvo dispuesto a renunciar a todo lo que poseía y a todos sus pecados para obtener la vida eterna (Alma 22:6–18). Estas correspondencias textuales están codificadas por colores en el siguiente cuadro:

2 Nefi 25

Alma 22

28... porque la vía correcta consiste en creer en Cristo y no negarlo; porque al negarlo, también negáis a los profetas y la ley.

29 Y ahora bien, he aquí, os digo que la vía correcta es creer en Cristo y no negarlo; y Cristo es el Santo de Israel; por tanto, debéis inclinaros ante él y adorarlo con todo vuestro poder, mente y fuerza, y con toda vuestra alma; y si hacéis esto, de ninguna manera seréis desechados.

6 Y además, ¿qué significa esto que Ammón dijo: Si os arrepentís, seréis salvos, y si no os arrepentís, seréis desechados en el postrer día?

11 Y dijo él: Sí, creo que el Gran Espíritu creó todas las cosas, y deseo que me informes concerniente a todas estas cosas y creeré tus palabras.

15 ... He aquí, dijo él, daré cuanto poseo; sí, abandonaré mi reino a fin de recibir este gran gozo.

16 Mas Aarón le dijo: Si tú deseas esto, si te arrodillas delante de Dios, sí, si te arrepientes de todos tus pecados y te postras ante Dios e invocas con fe su nombre, creyendo que recibirás, entonces obtendrás la esperanza que deseas.

17 Y sucedió que cuando Aarón hubo dicho estas palabras, el rey se inclinó de rodillas ante el Señor, sí, se postró hasta el polvo, y clamó fuertemente diciendo:

18 ¡Oh Dios!, Aarón me ha dicho que hay un Dios; y si hay un Dios, y si tú eres Dios, ¿te darías a conocer a mí?, y abandonaré todos mis pecados para conocerte...

Aunque la mayoría de estos paralelismos son bastante sencillos y obvios, se puede justificar una explicación más detallada con respecto a un asunto. Se podría suponer que orar al Señor "con todo vuestro poder, mente y fuerza, y con toda vuestra alma" (2 Nefi 25:29) es fundamentalmente diferente de la voluntad del padre de Lamoni de "d[ar] cuanto poseo" y "abandon[ar] todos mis pecados" (Alma 22:15, 18). Sin embargo, debe recordarse que la oración en la antigüedad a menudo se asociaba con los altares y estaba relacionada con los principios del sacrificio y la consagración. Y en ese contexto, diversas formas de devoción completa y sacrificio sin restricciones podrían proporcionar una conexión significativa7.

Además, es interesante que en el resumen de Mormón de la obra misional de los hijos de Mosíah, informa que muchos lamanitas "fueron traídos ante el altar de Dios para invocar su nombre y confesar sus pecados ante él" (Alma 17:4). Ya sea que el altar se entienda aquí en sentido figurado, literal o tal vez ambos, vemos que las conversiones lamanitas estaban, de hecho, relacionadas con oraciones relativas al altar.

Después de hacer cuanto podamos

Tal vez en relación con el mismo principio de consagración mencionado anteriormente, Nefi enseñó: "Porque nosotros trabajamos diligentemente para escribir, a fin de persuadir a nuestros hijos, así como a nuestros hermanos, a creer en Cristo y a reconciliarse con Dios; pues sabemos que es por la gracia por la que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos" (2 Nefi 25:23). Esta doctrina evangélica parece haber sido significativa en la conversión de los lamanitas y sus líderes, como puede verse en las palabras del rey Anti-Nefi-Lehi, quien instó a su pueblo a ser fieles a sus convenios:

Pues he aquí, hermanos míos, en vista de que (por ser nosotros los más perdidos de todos los hombres) nos ha costado tanto arrepentirnos de todos nuestros pecados y de los muchos asesinatos que hemos cometido, y lograr que Dios los quitara de nuestros corazones, porque a duras penas pudimos arrepentirnos lo suficiente ante Dios para que él quitara nuestra mancha ... ya que nos ha costado tanto lograr que nos sean quitadas nuestras manchas (Alma 24:11, 15).

Este lenguaje, que es exclusivo de Nefi y del rey lamanita converso, sugiere que las palabras de Nefi, transmitidas a través de los hijos de Mosíah, influyeron en la comprensión lamanita de la gracia y la misericordia de Dios. No es solo la coincidencia casi literal en las frases, sino también el contexto similar de arrepentimiento lo que sugiere que es Nefi la fuente de este material.  

Conocer y no conocer a Dios

Al comienzo de su registro, Nefi escribió con tristeza que Lamán y Lemuel "no conocían la manera de proceder de aquel Dios que los había creado" (1 Nefi 2:12) y no consultarían a Dios porque asumían que "el Señor no nos da a conocer tales cosas a nosotros" (1 Nefi 15:9). Más adelante, aprendemos en el relato de Alma y su pueblo que los lamanitas "eran gente amigable los unos con los otros; no obstante, no conocían a Dios; ni les enseñaron los hermanos de Amulón cosa alguna concerniente al Señor su Dios, ni la ley de Moisés, ni les enseñaron las palabras de Abinadí" (Mosíah 24:5).

Por lo tanto, podemos ver cómo la falta de familiaridad de los lamanitas con Dios se atribuyó al hecho de que no se les había enseñado adecuadamente, debido a la rebelión de sus antepasados8. Este problema específico se remedia en los relatos de las conversiones lamanitas. Por ejemplo, cuando Aarón le enseñó, el padre del rey Lamoni se inclinó ante el Señor y declaró: "¡Oh Dios![...] ¿te darías a conocer a mí?, y abandonaré todos mis pecados para conocerte" (Alma 22:18). Nótese que en estos relatos, no se trata solo de saber acerca de Dios. En cada caso, el enunciado implica llegar a conocer a Dios mismo.

Conclusión

Aunque seguramente incompletos, los pasajes estudiados anteriormente muestran que las enseñanzas y doctrinas nefitas clave, transmitidas a través de misioneros como Ammón, parecen haberse vuelto importantes para los conversos lamanitas posteriores. En algunos casos, podemos ver cómo las ideas preconcebidas lamanitas fueron lógicamente adaptadas, como su veneración de un "Gran Espíritu" que fue redirigido al verdadero y "gran Dios" de Israel. En otros casos, los lamanitas conversos parecen haberse aferrado a las enseñanzas de profetas nefitas anteriores que eran particularmente relevantes para sus circunstancias. 

En conjunto, estas doctrinas nefitas reempaquetadas, dadas por lamanitas convertidos, demuestran la exactitud de la afirmación de Alma de que las escrituras nefitas desempeñaron un papel vital en la conversión de los lamanitas (Alma 37:9). Sin embargo, detectar estas influencias doctrinales y rastrearlas hasta su origen no es tarea fácil, especialmente sin la ayuda de los modernos motores de búsqueda. En general, estos son los tipos de desarrollos doctrinales creíbles y relaciones intertextuales matizadas que uno podría esperar de un registro histórico auténtico. En contraste, estas consistencias pueden ser difíciles de atribuir al talento literario creativo de José Smith en18299.

Lecturas Adicionales
Notas a pie de página
Nefitas
Lamanitas
Enseñanzas