KnoWhy #792 | Mayo 13, 2025
¿Por qué dio el Señor una revelación a los tembladores?
Publicación aportada por
Scripture Central

"Escuchad mi palabra, mis siervos Sidney, Parley y Leman; porque he aquí, de cierto os digo, que os doy el mandamiento de ir a predicar a los tembladores mi evangelio que habéis recibido, tal cual lo habéis recibido". Doctrina y Convenios 49:1
El Conocimiento
En mayo de 1831, un converso reciente llamado Leman Copley se acercó al profeta José Smith con una petición: que se enviaran algunos élderes en una misión a North Union, Ohio. Esta localidad, ubicada aproximadamente a 24 kilómetros al oeste de Kirtland, había sido poblada por miembros de la Sociedad Unida de Creyentes en la Segunda Venida de Cristo, aunque sus miembros eran comúnmente conocidos como “tembladores” o “cuáqueros temblorosos”, “ya que su adoración incluía una forma de bailar eufórica”1. Antes de bautizarse, Copley había sido miembro de dicha Sociedad, aunque nunca se trasladó de su granja en Thompson, Ohio, a North Union como lo hizo la mayoría de los tembladores de la zona.
La petición de Copley era razonable: los santos habían tenido encuentros agradables con los tembladores de North Union. Oliver Cowdery, Peter Whitmer Jr., Parley P. Pratt y Ziba Peterson se reunieron brevemente con ellos en su trayecto hacia Misuri para predicar. Además, el hecho de que las creencias de la Iglesia compartieran varias similitudes con las de los tembladores probablemente llevó a Copley a esperar que muchos miembros de su antigua fe aceptaran la plenitud del evangelio.
Steven C. Harper señala: “Los tembladores creían que Cristo había instituido la primera Iglesia de Dios, la cual posteriormente apostató. Por tanto, creían que Dios restauraría su Iglesia”, reconociendo que, aunque los reformadores eran buenas personas, esta restauración solo podía efectuarse mediante “una nueva revelación de Dios a alguna persona”. Los tembladores también creían en “el albedrío moral individual [...] y en la consagración y la mayordomía de los bienes”. Además, “las explicaciones de los tembladores para adorar a Dios mediante el canto y la danza sonaban como Doctrina y Convenios 136:28, en la que el Señor reconoce que las almas arrepentidas y perdonadas desean cantar y danzar como formas de oración y gratitud”2.
No obstante, las diferencias entre las creencias de la Iglesia y las de la Sociedad Unida eran mayores. “Los tembladores”, explica Harper, “creían que el matrimonio era una institución mundana, no divina [...] y que las relaciones sexuales eran impías [...] Rechazaban la resurrección y esperaban despojarse de la carne al morir para vivir una existencia enteramente espiritual [...] Creían en confesar el pecado, pero no en la necesidad de ordenanzas redentoras como el bautismo. Los tembladores promovían la templanza, incluso comían carne con moderación, si es que la consumían. Algunos predicaban el vegetarianismo”3. Los tembladores también creían que algunos individuos, además de Jesucristo, habían vivido o podían vivir una vida completamente libre de pecado aun en estado mortal4.
Sin embargo, la diferencia más importante era que los tembladores creían que la Iglesia de Cristo había sido restaurada por medio de una mujer llamada Ann Lee. Al creer que “Dios era tanto masculino como femenino”, sostenían que “Dios se manifestó por primera vez en la forma de un varón, Jesucristo. En Ann Lee se manifestó el principio femenino de Dios y en ella se cumplió la promesa de la Segunda Venida”5.
Aunque Copley ya se había unido a la Iglesia, y aunque nunca había sido un creyente o practicante pleno de la doctrina de los tembladores, José Smith informó que Copley era “aparentemente sincero de corazón, pero aún conservaba ideas de que los tembladores estaban en lo cierto en algunos aspectos de su fe”6. Así pues, ante la petición de Copley de comenzar una misión entre los tembladores de North Union, José oró y recibió Doctrina y Convenios 49.
Esta sección, entre otras cosas, autorizó a Sidney Rigdon, Parley P. Pratt y Leman Copley a “ir a a los tembladores mi evangelio que habéis recibido, tal cual lo habéis recibido” (v.1). Más que nada, ayudó a aclarar “exactamente en qué coinciden o divergen las creencias de los tembladores y el evangelio restaurado”, corrigiendo algunas de las doctrinas falsas que los tembladores sostenían7. Esto sería crucial para posibles conversos que quisieran aprender más sobre el evangelio restaurado.
Primero, el Señor aclaró que el Hijo del Hombre “reina en los cielos, y reinará hasta que descienda a la tierra [...] mas la hora y el ningún hombre sabe, ni los ángeles del cielo, ni lo sabrán hasta que él venga” (DyC 49:6–7). Esto desafiaba la doctrina tembladora de que la Segunda Venida ya había ocurrido a través de Ann Lee. Además, el Señor enseñó que “el Hijo del Hombre no en forma de mujer, ni de hombre que viaja por la tierra” (v. 22). Esto ofrecía una refutación clara de una doctrina clave de los tembladores: Jesucristo regresará solo en Su propio cuerpo resucitado y no en la forma de ningún otro individuo mortal.
Segundo, el Señor declaró: “[E]s mi voluntad que todo hombre se arrepienta; porque todos están bajo ” (v. 8). La única excepción a esta regla eran los “hombres santos” reservados por el Señor, quizás en referencia a personas como Juan el Amado o los Tres Nefitas, quienes ya no viven en un estado caído8. Además, mientras que los tembladores creían que para salvarse bastaba con confesar los pecados, el Señor mandó: “Arrepentíos y bautizaos en el nombre de Jesucristo, conforme al santo mandamiento, para la remisión de los pecados; y quien lo haga recibirá el don del Espíritu Santo mediante la imposición de manos por los élderes de la Iglesia” (v. 13–14). Como explicó Casey Paul Griffiths: “Las ordenanzas del evangelio permiten que hombres y mujeres sean limpiados de sus pecados al entrar en una relación de convenio con Jesucristo”, y solo por medio de estas ordenanzas puede uno ser verdaderamente limpiado del pecado9.
En tercer lugar, el Señor recalcó la importancia del matrimonio y de criar hijos:
Y además, de cierto os digo, que quien casarse no es ordenado por Dios, porque el lo decretó Dios para el hombre. Por tanto, es lícito que tenga una , y los dos serán sola carne, y todo esto para que la cumpla el objeto de su creación; y para que sea llena con la medida del hombre, conforme a la de este que el mundo fuera hecho (Doctrina y Convenios 49:15–17)
Esto contradecía la creencia de los tembladores de que el celibato era una ley superior requerida de los fieles10.
Por último, el Señor enseñó que “Y quien manda abstenerse de la , para que el hombre no la coma, no es ordenado por Dios”, ya que los animales están bajo la mayordomía del ser humano para ser utilizados “como alimento y vestido, y para que tenga en abundancia” (v. 18–19). Revelaciones posteriores, como la Palabra de Sabiduría, ayudarían a aclarar este principio.
El porqué
La misión a North Union no tuvo el éxito que Leman Copley esperaba: los tembladores rechazaron rotundamente la revelación en Doctrina y Convenios 49 y despidieron a los élderes11. Esto tuvo un efecto negativo en Leman Copley, quien fue suspendido de la comunión por un tiempo al negarse a permitir que los santos de Colesville vivieran en su granja, como él había acordado previamente. Con el tiempo fue excomulgado por firmar declaraciones falsas contra el carácter de José Smith. Aunque fue rebautizado, nunca se unió a los santos en Misuri, Illinois o Utah, apartándose nuevamente de la Iglesia12. A pesar del rechazo de esta revelación por parte de los tembladores, hoy en día se pueden aprender muchas lecciones importantes de ella.
Primero, esta revelación se dio en parte porque Leman Copley “aún conservaba ideas de que los tembladores estaban en lo cierto en algunos aspectos de su fe”13. Aunque existen algunas creencias comunes entre el evangelio restaurado y la Sociedad Unida, como se explicó anteriormente, estas no parecen ser las que José tenía en mente al hacer esa observación. En la sección 49, el Señor dejó en claro que todos los buscadores sinceros de la verdad deben aceptar de todo corazón el evangelio restaurado y no pueden aferrarse a algunas de las tradiciones erróneas que se les enseñaron anteriormente. Como la única Iglesia verdadera y viviente, la plenitud de la doctrina y la autoridad se encuentra únicamente en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y el Señor requiere nuestra conversión total14.
Segundo, el Señor demostró de primera mano cómo Él “habla a los hombres de acuerdo con el de ellos, para que entiendan” (2 Nefi 31:3). Al dirigirse a un grupo específico de personas, el Señor abordó preocupaciones doctrinales reales que habrían sido un requisito previo para unirse a la Iglesia, e incluso pudieron haber estado en la mente de Leman Copley.
Por último, los santos de los últimos días modernos pueden reconocer la necesidad de estar plenamente comprometidos con el evangelio restaurado. Esta revelación vino por medio de un profeta de Dios, y despejó el error para enseñar con claridad el evangelio restaurado. Algunas personas, como Leman Copley, no logran comprender la importancia de esta verdad, lo que puede llevar a actitudes como la suya respecto a que los tembladores estaban en lo cierto en algunos aspectos, cuando la Iglesia enseñaba lo contrario. Sin embargo, los verdaderos buscadores consagrarán por completo su vida al Señor.
Aun cuando la misión no logró convertir a ningún miembro de la comunidad de North Union, aceptar este llamamiento y predicar la verdad fue un acto de fe por parte de los misioneros, incluso cuando debió de haber sido difícil hacerlo. Los santos modernos pueden compartir ese mismo valor al decidir servir al Señor y ayudar a otros a aceptar el evangelio de Jesucristo.
Casey Paul Griffiths, Scripture Central Commentary on the Doctrine and Covenants, 4 vols. (Scripture Central; Cedar Fort, 2024), 2:93–104.
Matthew McBride, “Leman Copley y los tembladores”, en Revelaciones en Contexto: Las historias detrás de las secciones de Doctrina y Convenios (La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2016), 117–21.
Steven C. Harper, Making Sense of the Doctrine and Covenants: A Guided Tour Through Modern Revelations (Deseret Book, 2008), 166–71.
Stephen E. Robinson y H. Dean Garrett, Commentary on the Doctrine and Covenants, 4 vols. (Deseret Book, 2001), 2:90–100.
Keith W. Perkins, “The Ministry to the Shakers (D&C 49, 51, 54)”, en Studies in Scripture, vol. 1, The Doctrine and Covenants, ed. Robert L. Millet y Kent P. Jackson (Deseret Book, 1989), 211–24.
- 1. Matthew McBride, “Leman Copley y los tembladores”, en Revelaciones en Contexto: Las historias detrás de las secciones de Doctrina y Convenios (La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2016), 117.
- 2. Steven C. Harper, Making Sense of the Doctrine and Covenants: A Guided Tour Through Modern Revelations (Deseret Book, 2008), 167. McBride, “Leman Copley y los tembladores”, 117, resume las similitudes entre los santos de los últimos días y los tembladores de la siguiente manera: Ambas religiones compartían la creencia en una apostasía general, la profecía moderna, el albedrío del hombre y el ideal de una vida comunal.
- 3. Harper, Making Sense of the Doctrine and Covenants, 167.
- 4. Keith W. Perkins, “The Ministry to the Shakers (D&C 49, 51, 54)”, en Studies in Scripture, vol. 1, The Doctrine and Covenants, ed. Robert L. Millet and Kent P. Jackson (Deseret Book, 1989), 212; F. W. Evans, Shakers: Compendium of the Origin, History, Principles, Rules and Regulations, Government, and Doctrines of the United Society of Believers in Christ’s Second Appearing [. . .] (New York, 1859), 102–3.
- 5. Perkins, “Ministry to the Shakers”, 212; véase también Harper, Making Sense of the Doctrine and Covenants, 167–68; Evans, Shakers, 103–14. Si bien José Smith más adelante revelaría que toda la humanidad tiene un Padre Celestial y una Madre Celestial, esto no debe confundirse con la creencia de los tembladores respecto a un solo Dios con naturaleza dual como Padre y Madre. Para un análisis de la doctrina de los Santos de los Últimos Días sobre este tema, véase Ensayos sobre Temas del Evangelio, “Madre Celestial”; Elaine Anderson Cannon, “Mother in Heaven”, en Encyclopedia of Mormonism, ed. Daniel H. Ludlow, 4 vols. (Macmillan, 1992), 2:961; Gospel Topics, “Llegar a ser como Dios”.
- 6. “History, 1838–1856, volume A-1 [23 December 1805–30 August 1834]”, p. 112, The Joseph Smith Papers.
- 7. Harper, Making Sense of the Doctrine and Covenants, 168.
- 8. Stephen E. Robinson y H. Dean Garrett, A Commentary on the Doctrine and Covenants, 4 vols. (Deseret Book, 2001), 2:94–95; Perkins, “Ministry to the Shakers”, 216–17, citando a Joseph Fielding Smith, Church History and Modern Revelation, vol. 1 (Deseret Book, 1953), 208–9.
- 9. Casey Paul Griffiths, Scripture Central Commentary on the Doctrine and Covenants, 4 vols. (Scripture Central; Cedar Fort, 2024), 2:97–98.
- 10. Véase Griffiths, Scripture Central Commentary, 98–99; Robinson y Garrett, Commentary on the Doctrine and Covenants, 95–96; Perkins, “Ministry to the Shakers”, 214. Para más información sobre la doctrina de la familia, véase “La Familia Una Proclamación para el Mundo”; así como también R. Devan Jensen, Michael A. Goodman y Barbara Morgan Gardner, “‘Line upon Line’: Joseph Smith’s Growing Understanding of the Eternal Family”, Religious Educator 20, no. 1 (2019): 34–59; Daniel K. Judd y Jacob D. Judd, “The Doctrines of Eternal Marriage and Eternal Families”, en Foundations of the Restoration: Fulfillment of the Covenant Purposes, ed. Craig James Ostler, Michael Hubbard MacKay, and Barbara Morgan Gardner (Religious Studies Center, Brigham Young University; Deseret Book, 2017), 245–68.
- 11. Para análisis sobre las consecuencias de que los tembladores oyeran la revelación, véase McBride, “Leman Copley and the Shakers”, 119–21; Harper, Making Sense of the Doctrine and Covenants, 170–71; Griffiths, Scripture Central Commentary, 102–3; Robinson y Garrett, Commentary on the Doctrine and Covenants, 92; Perkins, “Ministry to the Shakers”, 212–13, 215–16.
- 12. Véase Robinson y Garrett, Commentary on the Doctrine and Covenants, 92.
- 13. “History, 1838–1856, volume A-1 [23 December 1805–30 August 1834]”, pág. 112, The Joseph Smith Papers.
- 14. Véase Central de las Escrituras, “¿Por qué Dios llamó a su Iglesia 'la única iglesia verdadera y viviente'? (DyC 1:30)”, KnoWhy 771 (enero 7, 2025).