Evidencia #122 | Diciembre 15, 2020

Historias sobre inundaciones

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Scripture Central

Resumen

Varias tradiciones no bíblicas del Diluvio de la antigua Mesopotamia tienen paralelismos con el viaje jaredita al Nuevo Mundo.

El libro de Éter relata la historia de los jareditas, que partieron de su tierra natal (presumiblemente Mesopotamia) y viajaron a través del mar a una tierra de promisión en las Américas. Moroni, en su compendio del registro jaredita, comparó los barcos utilizados por Jared y su pueblo con el arca de Noé (Éter 6:7).

En un estudio pionero sobre el tema en 1957, Hugh Nibley comparó las tradiciones mesopotámicas sobre el Diluvio con la historia del hermano de Jared. Nibley descubrió que estas tradiciones no bíblicas, descubiertas mucho después de 1830, se comparaban favorablemente con elementos de la historia jaredita1. Este artículo combina los paralelismos observados por primera vez por Nibley con evidencias adicionales de una cultura antigua o tradición literaria compartida.

El héroe mesopotámico del Diluvio

Los nuevos descubrimientos de textos antiguos desde mediados del siglo XIX han identificado varios relatos mesopotámicos del diluvio que muestran similitudes y diferencias significativas con el relato bíblico de Noé y el arca. En estas historias, el héroe del diluvio tiene nombres, como Ziusudra2, Atrahasis3, o Utnapishtim4.  Estos relatos— "todos los cuales cuentan parte de la historia, pero ninguno la cuenta toda"5— se registraron en varios idiomas y en épocas diferentes. En general, se cree que contienen algunos elementos que datan de mediados del tercer milenio antes de Cristo, o incluso antes, aunque puede ser difícil saber cuáles son originales de la historia.

Tabla cuneiforme que contiene un fragmento de la Epopeya de Gilgamesh. Imagen del Museo Británico. 

Un mediador profético

Ziusudra es el héroe del diluvio en la versión sumeria de la historia. Es un humilde rey, sacerdote y vidente que adora devotamente al dios Enki6. Atrahasis, el protagonista en los relatos babilónicos y asirios, es un hombre "cuyo oído estaba abierto (a) su dios Enki. Hablaba con su dios y su dios hablaba con él"7. Cuando un dios llamado Enlil maldijo la tierra con enfermedad y sequía, Atrahasis oró a Enki, quien le dijo qué hacer8. En un relato posterior, el héroe del diluvio, cuando se le preguntó a dónde iba, respondió: "A los dioses, para orar para que los hombres tengan bendiciones"9. Él "intercede repetidamente por la humanidad ante los dioses en visitas preliminares enviadas antes del diluvio"10.

En el libro de Éter, el hermano de Jared desempeña un papel similar de oración y mediación. Cuando el Señor, en su ira, decidió confundir el lenguaje del pueblo, se le pidió repetidamente al hermano de Jared que clamara al Señor en nombre de su familia y amigos (Éter 1:34–43). Así lo hizo, y el Señor escuchó repetidamente sus peticiones, declarando finalmente que haría de ellos una gran nación "porque me has suplicado todo este largo tiempo" (Éter 1:43; énfasis añadido). El hermano de Jared continuó en este papel de mediación a lo largo del viaje de su pueblo (véase Éter 2:4–7; 3:3). 

Comunicación secreta

En el relato más antiguo conocido sobre un diluvio, Ziusudra (quien, como se señaló anteriormente, era un sacerdote) fue advertido de la inundación y se le dijo cómo construir su barco. Esta forma de comunicación se le daba a través de una mampara o muro de caña que ocultaba a la deidad de su vista. En la versión sumeria, el dios Enki dice: "¡Sube al lado izquierdo del muro y escucha! Yo te diré una palabra, [escucha] mi palabra, presta oído a mis instrucciones"11. De manera similar, Ea (un nombre posterior para el dios Enki) habló a Utnapishtim a través de una cerca de caña12. Nibley observó que la palabra sumeria kikkisu, a través de la cual Utnapishtim recibió estas palabras del dios, es la misma palabra para la partición similar a un velo que se encuentra en algunos templos mesopotámicos13.

Al hermano de Jared nunca se le llama específicamente sacerdote, pero se comunicaba frecuentemente con el Señor. Recordando la partición similar a un velo mencionada en los relatos mesopotámicos, el Señor "estaba [inicialmente] en una nube, y el hermano de Jared no lo vio" (Éter 2:4; cf. 2:14). Solo después de que el hermano de Jared ejerció una gran fe, fue quitado el velo, lo que le permitió entrar en la presencia de Dios (Éter 3:6–13)14.

Sawest Thou More Than This? (¿Viste más que esto?) por Marcus Alan Vincent.

Obediencia a las instrucciones divinas

Utnapishtim, como se menciona en la Epopeya de Gilgamesh, fue obediente al dios Ea, quien le ordenó que construyera un barco. "Entendí las palabras de Ea, y dije: ‘Mi señor, obedeceré tu mandato, tal como lo has dicho'"15. El hermano de Jared, después de recibir instrucciones sobre la construcción de los barcos, también dijo: "¡Oh Señor!, he efectuado la obra que me has mandado" (Éter 2:18), "oh Señor, he obrado según me lo has mandado" (Éter 2:22).

Familiares y amigos

En el relato de Génesis, solo había ocho personas en el arca: Noé, su esposa, sus tres hijos y sus esposas (Génesis 7:7). En la historia de Atrahasis, se le dice que tome "tu [esposa] tu familia, tus parientes y los artesanos"16. La versión de Gilgamesh incluye un piloto para ayudar a guiar la embarcación17. En una versión babilónica posterior, el héroe "embarcó a su esposa, hijos y amigos cercanos"18.

En el libro de Éter, hay ocho embarcaciones idénticas en lugar de una. Y al igual que las historias de inundaciones no bíblicas, estas embarcaciones llevaban además viajeros, a saber, Jared, su hermano y sus familias, así como sus amigos y sus familias (Éter 1:41; 3:1; 6:14–16).

Los barcos eran resistentes

Una característica notable de las embarcaciones es que debían ser lo suficientemente fuertes como para proteger del peligro del agua tanto por encima como por debajo. La cubierta superior debía ser especialmente resistente. A Atrahasis se le dijo "técha[lo] como si se tratase de la profundidad, para que el sol no vea dentro de él, que lo cubra de proa a popa. El aparejo debe ser muy fuerte, el armazón debe ser firme y, por lo tanto, y así darle fuerza (al barco)"19. Se le dijo a Utnapishtim: "Construye un techo sobre él, así como el Gran Abismo está cubierto por la tierra"20. En otras palabras, el techo, o cubierta superior, debía ser "tan fuerte como la tierra, que contiene las aguas subterráneas en su lugar"21. Los ocupantes debían estar protegidos de la lluvia, el viento y las olas. La embarcación debía ser una casa-barco en la que "hombres y bestias pu[dieran] vivir cómodamente, totalmente protegidos contra las olas que se desbordan, la lluvia torrencial de lo alto y contra otras inclemencias del viento y el clima"22.

Barcos jareditas, por Gary Ernest Smith

Los barcos jareditas, cargados de personas y animales, fueron diseñados de manera similar para ser lo suficientemente fuertes como para resistir las violentas fuerzas del viento, la lluvia e incluso la inmersión temporal por las enormes olas del mar. "porque no podéis atravesar este gran mar, a menos que yo os prepare contra las olas del mar, y los vientos que han salido, y los diluvios que vendrán" (Éter 2:25).

Ajustado como un vaso

Una de las características más importantes de los barcos jareditas (una característica que una vez fue objeto de burla) era que su estructura de arriba a abajo, estaba "ajustado como un vaso" (Éter 2:17), y "ajustados como el arca de Noé" (Éter 6:7)23. Este aspecto de los barcos se repite enfáticamente en el registro jaredita.

En el relato de Génesis, se le ordenó a Noé que aplicara brea en el arca, "dentro y fuera" para evitar que goteara (Génesis 6:14). Utnapishtim, preparó argamasa e "introdujo tapones de agua en todos los agujeros"24. Paul Haupt en su estudio de este texto, explica: "el barco se hacía hermético por la introducción de tiras puntiagudas de madera entre las juntas y el vertido de brea sobre ellas". La palabra de Ezequiel para hendiduras (mahziqe badq) en los barcos de Tiro (Ezequiel 27:9), denota una práctica similar, pero "el significado original de hazaq, sin embargo, es ajustado"25.

Puerta y ventana

El arca de Noé tenía una puerta y un tsohar, que las traducciones bíblicas suelen traducir como "ventana" (Génesis 6:16). El relato mesopotámico del diluvio dice que la embarcación tenía un "orificio de ventilación" o "ventana", pero, como observó Nibley, "la palabra nappashu, que significa "respiradero" o "ventilador", no designa una ventana ordinaria26. Cada uno de los barcos jareditas tenía una puerta, pero no tenía ventanas. Sin embargo, tenían un orifico en la parte superior e inferior que podía sellarse y abrirse cuando fuera necesario para que entrara aire y otros fines (Éter 2:19–21).

Imagen vía apologeticspress.org

Oscuridad

El relato bíblico proporciona pocos detalles de la destrucción, aparte de decir que toda la vida murió y que las aguas cubrieron la tierra. En cambio, las historias mesopotámicas describen el terror del acontecimiento y destacan la oscuridad que acompañó a la prueba. Cuando se produjo el desastre "una persona [no] veía a otra. No podían reconocerse en la catástrofe. [El diluvio] bramó como un toro, el viento [resonó] como un águila que grita. La oscuridad [era densa], el sol se había ido"27.

Incluso los dioses estaban asombrados y aterrorizados28. Utnapishtim le dice a Gilgamesh: "lo que había sido brillante ahora se convirtió en oscuridad... Nadie podía ver a través de la lluvia, caía cada vez más fuerte, tan espesa que no podías ver tu propia mano ante tus ojos"29. Una de las implicaciones de las historias de inundaciones es que, cuando estaba cubierto por su techo impenetrable, el barco estaba oscuro por dentro. Estaba construido de tal manera que el sol no conseguía ver su interior"30.

Cuando el hermano de Jared completó los barcos de acuerdo con las instrucciones del Señor, comentó: "he aquí, no hay luz en ellos. ¿Vas a permitir, oh Señor, que crucemos estas grandes aguas en la obscuridad? (Éter 2:22). Él suplicó: "¡Oh Señor!, ten piedad de mí, y aparta tu ira de este tu pueblo, y no permitas que atraviese este furioso abismo en la obscuridad" (Éter 3:3). Afortunadamente, en contraste con la historia del diluvio mesopotámico (y, sin embargo, en consonancia con las leyendas rabínicas que dicen que el arca de Noé fue iluminada por piedras brillantes31), el Señor proporcionó luz para los barcos jareditas. "Y así hizo el Señor que las piedras brillaran en las tinieblas para dar luz a los hombres, mujeres y niños, a fin de que no atravesaran las grandes aguas en la obscuridad" (Éter 6:3).

Viento

El viento no se menciona en el relato de Génesis hasta que Jehová hizo retroceder las aguas (Génesis 8:1). Sin embargo, se describe en las versiones mesopotámicas. La historia de Atrahasis dice que "los vientos estaban furiosos mientras él se ponía en marcha"32. El primitivo relato sumerio menciona los "fuertes vientos" y dice que "el viento maligno había arrojado el gran barco sobre las grandes aguas"33.

Esto recuerda al relato jaredita que se refiere al "viento furioso", "la fuerza del viento" y dice que los barcos "fueron echados de un lado a otro por el viento sobre las olas del mar" (Éter 6:5–6). Además, "el viento no dejó de soplar hacia la tierra prometida mientras estuvieron sobre las aguas; y de este modo fueron impelidos ante el viento" (Éter 6:8).

Registros revelados y ocultos

En una versión babilónica posterior registrada en griego, el dios Cronos "se le apareció [Xisuthros, otro nombre para Ziusudra] mientras dormía" para advertirle sobre el diluvio". Le ordenó, pues, que, poniendo por escrito el principio, el medio y el fin de todas las cosas, que las enterrara en Sippara, la ciudad del Sol". Después del diluvio, desapareció, y una voz reveló a los que quedaron que debían recuperar los registros sepultados: "[E]staba destinado a que recuperaran los escritos en Sippara y los publicaran a los hombres... Fueron, entonces, a Babilonia, desenterraron los escritos en Sippara, fundaron muchas ciudades, construyeron templos y repoblaron Babilonia"34.

En el libro de Éter, antes de su viaje a través de las aguas, el Señor se apareció al hermano de Jared y le mostró "todos los habitantes de la tierra que había habido, y también todos los que había de haber; y no los ocultó de su vista, aun hasta los cabos de la tierra" (Éter 3:25). Luego le ordenó que escribiera estas cosas y las sellara para que salieran en un día futuro (Éter 3:21–28; 4:6–7)35

Luz del Mundo

En los relatos mesopotámicos, una vez pasada la tempestad, el héroe del diluvio Ziusudra se postró ante la deidad después de abrir el costado de su barco: "Ziusudra perforó entonces una abertura en el gran bote, y el galante [dios] Utu envió su luz al interior del gran bote. Ziusudra, siendo el rey, se acercó ante Utu besando el suelo ante él". A continuación ofreció sacrificios a los dioses36. De manera similar, Utnapishtim le dice a Gilgamesh: "Abrí la escotilla y la bendita luz del sol se derramó sobre mí, caí de rodillas y lloré".37.

El hermano de Jared le pidió al Señor que tocara piedras para que le dieran luz a él y a su pueblo mientras viajaban a través de las aguas en la oscuridad. Jesús entonces tocó cada piedra con Su dedo, y fueron iluminadas con Su luz. El hermano de Jared, sorprendido al ver el dedo del Señor, cayó al suelo ante el Señor (Éter 3:6–7). Después de relatar este evento, Moroni citó las palabras del Señor, que identifican a Jesús como la "luz" del mundo (Éter 4:12) y prometen que cuando aquellos en los últimos días ejerzan la fe en Cristo, sean santificados y ofrezcan el sacrificio de "un corazón quebrantado y un espíritu contrito", verán las mismas cosas que vio el hermano de Jared (Éter 4:15).

Imagen vía averdadesud.blogspot.com

La vida del mundo

El propósito de la embarcación del diluvio era preservar las vidas de los que estaban dentro. "Derriba tu casa y construye un gran barco", le dijo el dios Ea a Utnapishtim. "Deja tus pertenencias, salva tu vida"38. En la versión más antigua de la historia, al barco de inundación recibe el nombre de "Preservador de la Vida"39

Cuando Jesús se apareció al hermano de Jared, se reveló de manera similar como la fuente de la vida (Éter 3:14). También se describió a Sí mismo como la "luz y la vida" del mundo (Éter 4:12). Los barcos en el relato jaredita se presentan como una representación de Jesús. No había otra manera de cruzar las aguas mortales que a través de los medios que Él aconsejó y preparó. Del mismo modo, aquellos que están en Cristo, por medio de la fe y la obediencia a Sus palabras, tendrán vida eterna (Éter 3:14).

La vida eterna otorgada

En la Epopeya de Gilgamesh, el legendario rey lloró la muerte de su amigo Enkidu. Emprendió una larga y vana búsqueda para encontrar una manera de escapar de la muerte y conseguir la inmortalidad. Después de viajar a través de la tierra, la oscuridad y las aguas de la muerte, encontró a Utnapishtim, cuyo nombre significa "He encontrado la vida"40. Le contó a Gilgamesh cómo había escapado de la inundación. Cuando la tormenta pasó y el diluvio disminuyó, el benevolente Ea convenció al dios Enlil de que perdonara al héroe del diluvio y a su esposa de la destrucción.

Entonces Enlil abordó, me tomó de la mano, me sacó y luego sacó a mi esposa. Nos hizo arrodillarnos ante él, nos tocó la frente y, de pie entre nosotros, nos bendijo. "Escúchenme, dioses; hasta ahora Utnapishtim era un hombre mortal. Pero a partir de ahora, él y su esposa serán dioses como nosotros, vivirán para siempre, en la fuente de los ríos, lejos". Luego nos trajeron a este lugar distante en la fuente de los ríos. Aquí vivimos41.

"Ahora bien, Gilgamesh", dijo Utnapishtim, "¿quién reunirá a los dioses por tu bien? ¿Quién los convencerá de que te concedan la vida eterna que buscas?"42. El punto que Gilgamesh se vio obligado a aceptar, que refleja el punto de vista negativo de Mesopotamia, fue que no había ningún dios que intercediera por él.

Nunca encontrarás la vida eterna que buscas. Cuando los dioses crearon a la humanidad, también crearon la muerte, y retuvieron la vida eterna solo para ellos mismos. Los humanos nacen, viven y luego mueren, este es el orden que los dioses han decretado. Pero hasta que llegue el final, disfruta de tu vida43.

En contraste con esa perspectiva, el Señor enseñó al hermano de Jared, mientras se preparaba para enfrentar su propia peligrosa travesía, que sí hay Alguien que intercede por nosotros.

He aquí, yo soy el que fue preparado desde la fundación del mundo para redimir a mi pueblo. He aquí, soy Jesucristo. Soy el Padre y el Hijo. En mí todo el género humano tendrá vida, y la tendrá eternamente, sí, aun cuantos crean en mi nombre; y llegarán a ser mis hijos y mis hijas (Éter 3:14, énfasis añadido).

Si se compara con las tradiciones mesopotámicas del diluvio, esta declaración resulta particularmente significativa.

Conclusión

Los paralelismos entre la historia del hermano de Jared y las historias del diluvio del Génesis y Mesopotamia sugieren que pueden proceder de una cultura antigua y una tradición literaria compartidas. Este tipo de repetición literaria y préstamos que se encuentran en historias separadas también pueden verse en la Biblia. Por ejemplo, se ha descubierto que algunos aspectos de la construcción del tabernáculo israelita reflejan la construcción del Arca de Noé, que a su vez refleja la creación del mundo44.

De manera similar, la historia del éxodo jaredita descrita en el libro de Éter puede remontarse intencionalmente a las historias de un héroe del diluvio anterior, algunas de las cuales podrían haber sido conocidas por el hermano de Jared y su pueblo. Es posible, y potencialmente útil, leer la experiencia del hermano de Jared como una refutación o corrección de los puntos de vista mesopotámicos sobre los dioses y el hombre. Es importante destacar que las historias no bíblicas del diluvio solo se publicaron en inglés después de la traducción del Libro de Mormón, por lo que eran inaccesibles para José Smith.

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