KnoWhy #801 | Julio 15, 2025
¿Por qué la Iglesia proporciona tanta ayuda humanitaria?
Publicación aportada por
Scripture Central

"Y se mantendrá el almacén por medio de las consagraciones de la iglesia; y se proveerá lo necesario a las viudas y a los huérfanos, como también a los pobres. Amén". Doctrina y Convenios 83:6
El conocimiento
Cuando el Señor reveló por primera vez la ley de consagración a la Iglesia, mandó: “[T]e acordarás de los pobres, y consagrarás para su sostén lo que tengas para darles de tus bienes” (Doctrina y Convenios 42:30). El Señor también mandó a los santos: “He aquí, os digo que es preciso que visitéis a los pobres y a los necesitados, y les suministréis auxilio para que sean amparados, hasta que se hagan todas las cosas conforme a mi ley que habéis recibido” (Doctrina y Convenios 44:6).
El Señor recalcó constantemente esta importante doctrina, repitiendo el mandamiento de cuidar a los pobres y a los menos favorecidos en múltiples ocasiones a lo largo de los años1. Por ejemplo, apenas un año después de estas revelaciones iniciales, el Señor volvió a expresar Su voluntad de que el almacén del obispo fuera mantenido “buscando cada cual el bienestar de su prójimo” (Doctrina y Convenios 82:19). Además, “se mantendrá el almacén por medio de las consagraciones de la iglesia; y se proveerá lo necesario a las viudas y a los huérfanos, como también a los pobres” (Doctrina y Convenios 83:6).
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días siempre se ha esforzado por obedecer estos mandamientos y ayudar a todos los que necesitan auxilio temporal y espiritual. Esta ayuda adopta muchas formas. Durante el siglo XIX y principios del siglo XX se establecieron almacenes del obispo locales, y tras la Segunda Guerra Mundial, la Iglesia comenzó a ser reconocida como una fuente de ayuda a nivel mundial2.
El presidente George Albert Smith y otros líderes de la Iglesia reconocieron cuánta tristeza y sufrimiento había causado la guerra. Cuando el presidente Smith se reunió con el presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, a finales de 1945, le informó que la Iglesia había estado “construyendo silos (o elevadores de grano) y llenándolos de grano, y aumentando nuestros rebaños y manadas” a lo largo de los años, y que solo necesitaba los medios para transportar esos bienes “a las personas en Europa que están en angustia”. La Sociedad de Socorro también había confeccionado más de dos mil edredones durante la guerra para ayudar en la recuperación de la posguerra3.
Truman se sorprendió de que la Iglesia no quisiera recibir dinero de los países europeos a los que se enviarían los suministros. El presidente Smith simplemente respondió: “Por supuesto que se los daríamos. Son nuestros hermanos y hermanas y están en dificultades. Dios nos ha bendecido con un excedente, y estaremos encantados de enviarlo si contamos con la cooperación del gobierno”. Truman estuvo de acuerdo, y pronto la Iglesia pudo enviar esos bienes a Europa4.
Desde entonces, los esfuerzos globales por proporcionar y distribuir la tan necesaria ayuda no han hecho más que aumentar. Además de proveer alimentos, ropa de cama y vestimenta a quienes se han visto afectados por desastres naturales y otras crisis, La Iglesia de Jesucristo se ha convertido en un elemento ampliamente reconocido en el ámbito de la ayuda humanitaria5. De hecho, como han observado Craig James Ostler y Brady Burns, “el desarrollo de los esfuerzos de los Santos por cuidar de los necesitados ha pasado de un almacén del obispo en un pequeño cuarto de la tienda de Newel K. Whitney en Kirtland, Ohio, a grandes almacenes y reservas de fondos para atender necesidades de bienestar y ayuda humanitaria en muchas partes de la tierra” 6.
Al asociarse con otras organizaciones benéficas e instituciones, la Iglesia de Jesucristo ha podido proporcionar agua potable, ayudas visuales, sillas de ruedas y servicios de producción de alimentos en muchas partes del mundo7. Los voluntarios de la Iglesia también dedican tiempo a educar a las personas con el fin de ayudarles a llegar a ser autosuficientes. Esto incluye el envío de profesionales de la salud para impartir capacitación sobre diversos procedimientos médicos que salvan vidas. Un ejemplo de ello es la capacitación en reanimación neonatal, que se realiza en colaboración con la Organización Mundial de la Salud y ha contribuido a reducir las tasas de mortalidad infantil en países en desarrollo8.
La Iglesia también ha trabajado para proporcionar inmunizaciones contra diversas enfermedades a personas de todo el mundo, lo cual incluye la participación de voluntarios que educan sobre la importancia de las vacunas. Gracias a este esfuerzo, millones de personas han podido recibir vacunas esenciales en las últimas dos décadas9. Esto fue especialmente crucial durante la reciente pandemia de COVID-19, que comenzó en 2020. Durante la pandemia, la Iglesia colaboró con diversas organizaciones benéficas y entidades de salud para ayudar a distribuir vacunas y otros suministros esenciales. Esto incluyó donaciones significativas a la organización UNICEF, que trabajó para distribuir “2 mil millones de vacunas contra el COVID-19” en aproximadamente 196 países para finales de 202110. Asimismo, la Iglesia “apoyó 1,050 proyectos de ayuda relacionados con el COVID-19… en 152 países” para comienzos de 202111.
En años recientes, los esfuerzos de la Iglesia han crecido aún más, y esta ha invitado a otros a unirse a la obra. En 2017, la Iglesia inició una nueva iniciativa navideña llamada Ilumina el Mundo. Como parte de esta iniciativa, se colocan máquinas expendedoras de donaciones en ciudades de todo el mundo, lo que permite a las personas donar dinero que se utiliza para proporcionar alimentos u otros suministros necesarios a quienes los requieren. Para noviembre de 2024, “se han donado millones de artículos a través de las Máquinas de Donaciones… con un valor superior a 32 millones de dólares estadounidenses. La Iglesia de Jesucristo cubre todos los gastos operativos del programa. Esto garantiza que el 100 % de cada donación se utilice para proporcionar a quienes lo necesitan el artículo que un generoso donante ha adquirido para ellos”12.
Al referirse a todos estos esfuerzos, Ann M. Hansen observó que la Iglesia ha “proporcionado suministros, equipos, materiales, servicios y capacitación a casi todos los países del mundo, sin importar la condición financiera del país ni sus inclinaciones políticas o religiosas”13. Tan solo en el año 2024, la Iglesia destinó 1,450 millones de dólares estadounidenses a ayuda humanitaria14. Gracias a toda esta labor, la Iglesia también “se ha convertido en una autoridad reconocida en el trabajo humanitario y en un socio solicitado por muchas organizaciones internacionales de ayuda, incluidas varias entidades de la ONU, la Cruz Roja Internacional, Caridades Católicas y Ayuda Islámica”15.
El porqué
En 1842, José Smith enseñó que los Santos de los Últimos Días deben “alimentar al hambriento, vestir al desnudo, proveer para la viuda, enjugar la lágrima del huérfano, consolar al afligido, ya sea que pertenezca a esta Iglesia, a cualquier otra, o a ninguna, dondequiera que lo encuentre”. Este espíritu de servicio era de tal importancia que José incluyó esta enseñanza junto con otros requisitos para “ser un miembro en plena comunión en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”16.
Hansen observó además: "La participación de la Iglesia en el trabajo humanitario es un resultado directo de su doctrina religiosa... Hansen también observó: “La participación de la Iglesia en la labor humanitaria es una consecuencia directa de su doctrina religiosa. […] La labor humanitaria que realizan los [Santos de los Últimos Días], ya sea a través de programas patrocinados por la Iglesia o como individuos particulares, es una consecuencia directa de la creencia en y la adhesión a la doctrina religiosa enseñada por la Iglesia”17. Y como describió el antiguo Obispo Presidente Gérald J. Caussé: “Cuidar de los pobres y necesitados no es opcional, ni es simplemente un accesorio en la Iglesia de Jesucristo. […] Es un elemento indispensable de la misión de la Iglesia. Los miembros de la Iglesia en todo el mundo, ya vivan en países desarrollados o en vías de desarrollo, todos tienen la necesidad de participar en esta gran obra de bienestar de formas apropiadas a sus circunstancias”18.
"El objetivo de la Iglesia", enseñó Caussé, "va mucho más allá de simplemente poner a disposición recursos monetarios y físicos. “El propósito de la Iglesia —enseñó Caussé— va mucho más allá de simplemente poner recursos monetarios y materiales a disposición. Contempla el progreso espiritual y la salvación eterna de las personas y las familias”19. En verdad, en todos sus esfuerzos, tanto La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como sus miembros toman en serio las palabras del Salvador: “cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40). Esta doctrina se ha enfatizado en todas las dispensaciones de la tierra, ya que Dios ha invitado continuamente a Sus hijos a emularlo en amor y servicio desinteresados. Como dijo el élder Patrick Kearon: “Hemos encontrado refugio. Salgamos de nuestros lugares seguros y compartamos con ellos de nuestra abundancia la esperanza por un futuro más brillante, la fe en Dios y en nuestro prójimo y el amor que sobrepasa las diferencias culturales e ideológicas hacia la gloriosa verdad de que todos somos hijos de nuestro Padre Celestial”20.
Otras lecturas
Patrick Kearon, “Refugio de la tempestad”, Conferencia General, abril de 2016.
Gérald J. Caussé, “Caring for the Poor and Needy in the Growing International Church”, en Lengthening Our Stride: Globalization of the Church, editado por Reid L. Neilson y Wayne D. Crosby (Religious Studies Center; Deseret Book, 2018), págs. 27–38.
Craig James Ostler y Brady Burns, “Development of LDS Humanitarian Aid”, en The Worldwide Church: Mormonism as a Global Religion, editado por Michael A. Goodman y Mauro Properzi (Religious Studies Center, Brigham Young University; Deseret Book, 2016), págs. 401–424.
Ann M. Hansen, “The Minor Religions in International Relations: The Case of the Mormons in the 20th and 21st Centuries” (tesis doctoral, Babes-Bolyai University, 2013).
James O. Mason, “Humanitarian Aid: The Challenge of Self-Reliance”, en Global Mormonism in the 21st Century, editado por Reid L. Neilson (Religious Studies Center, Brigham Young University, 2008), págs. 149–159.
- 1. Para una visión general de por qué se invita a los santos de los últimos días a vivir la ley de consagración, véase Scripture Central, “¿Por qué se invita a los santos a vivir la ley de consagración? (Doctrina y Convenios 42:30)”, KnoWhy 791 (Mayo 6, 2025).
- 2. Craig James Ostler y Brady Burns, “Development of LDS Humanitarian Aid”, en The Worldwide Church: Mormonism as a Global Religion, editado por Michael A. Goodman y Mauro Properzi (Religious Studies Center, Brigham Young University; Deseret Book, 2016), págs. 407–408. Nota: “Gran parte de la comprensión que tiene la Iglesia sobre cómo llevar a cabo labores humanitarias de emergencia en la actualidad —como los esfuerzos para reunir, enviar y distribuir ayuda en todo el mundo— se originó en los esfuerzos de la Iglesia por proveer a los miembros necesitados tras este conflicto mundial”.
- 3. George Albert Smith, en Conference Report, octubre de 1947, pág. 6.
- 4. George Albert Smith, en Conference Report, octubre de 1947, pág. 6.
- 5. Por ejemplo, Gail McGovern, presidenta y directora general de la Cruz Roja Americana, declaró: “Nuestra colaboración con la Iglesia SUD es absolutamente esencial para que la Cruz Roja pueda cumplir su misión todos los días. Con nosotros, la Iglesia ha estado presente en tantas partes del mundo, en gran número. […] Lo más crítico en la respuesta a los desastres es movilizar grandes grupos de personas hacia el lugar del desastre. Y no hay nadie que pueda movilizar grupos de personas mejor que la Iglesia SUD”. “Humanitarian Efforts of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints”, 28 de agosto de 2013, Church Newsroom, YouTube, 6 min., 13 seg.
- 6. Ostler y Burns, “Development of LDS Humanitarian Aid”, pág. 405.
- 7. Para una exposición sobre todos estos esfuerzos, véase Ann M. Hansen, “The Minor Religions in International Relations: The Case of the Mormons in the 20th and 21st Centuries” (tesis doctoral, Babes-Bolyai University, 2013), págs. 87–157; Ostler y Burns, “Development of LDS Humanitarian Aid”, págs. 408–418.
- 8. Véase Hansen, “Minor Religions in International Relations”, págs. 119–124, para una exposición sobre esta capacitación.
- 9. Ostler y Burns, “Development of LDS Humanitarian Aid”, pág. 416. Señalan que los esfuerzos de la Iglesia contribuyeron a que “9.9 millones de personas fueran inmunizadas solo en 2013”. Además, indican que “más de 766,000 horas de servicio fueron donadas por voluntarios de la Iglesia para proporcionar inmunizaciones y educar a las personas sobre su importancia” entre 2003 y 2012.
- 10. “Latter-day Saint Charities Commits US$20 Million in Support of UNICEF’s Global COVID-19 Response”, Newsroom, The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 26 de febrero de 2021; “2 Billion COVID-19 Vaccinations Roll out to At-Risk Populations”, Newsroom, The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 30 de abril de 2021.
- 11. “Latter-day Saint Charities Commits US$20 Million”.
- 12. “You Can Lift Another at a Light the World Giving Machine”, Newsroom, The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, noviembre 13, 2024. En 2024, se instalaron máquinas de donaciones “en 107 ciudades de 13 países en cinco continentes”, lo que las hizo más accesibles que nunca.
- 13. Hansen, “Minor Religions in International Relations”, pág. 155.
- 14. “Cuidar de los necesitados: Resumen de 2024”, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Para obtener más información sobre cómo la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sirve a la comunidad global, consulte “¿Cómo cuida la Iglesia de los necesitados?", La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
- 15. Hansen, “Minor Religions in International Relations”, pág. 155. En la página 236, Hansen también señala que el “consejo y la experiencia profesional de la Iglesia cambiaron actitudes y sentaron las bases de programas que han sido incorporados en programas educativos, sociales y deportivos actualmente en uso” en algunos países, como Rumanía.
- 16. “Times and Seasons, 15 March 1842”, pág. 732, The Joseph Smith Papers.
- 17. Hansen, “Minor Religions in International Relations”, págs. 156–157.
- 18. Gérald J. Caussé, “Caring for the Poor and Needy in the Growing International Church”, en Lengthening Our Stride: Globalization of the Church, editado Reid L. Neilson y Wayne D. Crosby (Religious Studies Center; Deseret Book, 2018), 31. El élder Quentin L. Cook observó de manera similar: “Servimos a nuestro prójimo porque creemos que eso es lo que Dios desea que hagamos”. Quentin L. Cook, “La mayordomía: Una responsabilidad sagrada”, Conferencia General, octubre de 2009.
- 19. Caussé, “Caring for the Poor and Needy”, pág. 29.
- 20. Patrick Kearon, “Refugio de la tempestad”, Conferencia General, abril de 2016.