KnoWhy #144 | Febrero 25, 2020

¿Por qué se convirtió Alma?

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Central de las Escrituras

"Sí, hijo mío, te digo que no podía haber cosa tan intensa ni tan amarga como mis dolores. Sí, hijo mío, y también te digo que por otra parte no puede haber cosa tan intensa y dulce como lo fue mi gozo" Alma 36:21

El conocimiento

Ningún otro evento tuvo un mayor impacto en la vida de Alma que los tres días transformadores que pasó atormentado después de ser reprendido por un ángel.1 Los temas de esa experiencia impregnan sus sermones,2 y por lo menos tres relatos diferentes de esta sobreviven en el Libro de Mormón (Mosiah 27; Alma 36, 38). Una comparación detallada de estos registros sugiere firmemente que los tres son, en parte significativa, registros en primera persona del mismo Alma.3 De estos registros, Alma 36 se destaca como la más completa y mejor compuesta.

John W. Welch señaló: "Los abruptos paralelismos antitéticos" de las palabras originales de Alma en Mosíah 27:29-30, "se han reorganizado en una composición quiástica magistralmente elaborada en Alma 36".4 Esta readaptación de las frases espontáneas habladas por Alma hijo mientras contaba la historia de su conversión a su hijo Helamán, un número de años más adelante, ofrece evidencia fuerte que la estructura de Alma 36 era deliberada e intencional.

Welch, quien descubrió los quiasmos en el Libro de Mormón como un misionero en Alemania en 1967,5 publicó por primera vez la estructura quiástica de Alma 36 en 1969 (véase el gráfico).6 Desde entonces, la estructura de Alma 36 ha recibido continua atención y análisis, detallando no solo el quiasmo general, sino también la disposición de varias subestructuras.7

De importancia interpretativa, observadores cuidadosos han encontrado que el clímax de una estructura quiástica fuerte se encuentra generalmente en su punto medio. Como Nils Lund estableció: "El centro es siempre el punto de inflexión... En el centro hay a menudo un cambio en la tendencia del pensamiento, y se introduce una idea antitética, que es un cambio en el centro... Así, el clímax está en el centro, no al final, donde debemos esperarlo".8 Esta característica de un quiasmo deliberadamente compuesto, claramente presente en Alma 36, ayuda a los lectores a discernir el punto clave de todo el pasaje.

Aunque algunos han cuestionado la quiasticidad absoluta del registro,9 tanto las evaluaciones basadas en criterios como los análisis estadísticos indican además que es improbable que la estructura quiástica de Alma 36 sea un accidente.10 Welch concluyó: "Después de evaluar cientos de quiasmos propuestos en una amplia variedad de textos largos, he descubierto que solo unos cuantos textos califican inequívocamente como quiasmos planificados y exitosos. Alma 36 es una de las mejores".11

El porqué

Producir un quiasmo bien escrito y elegante es desafiante y difícil. Según Welch: "[S]i un autor utiliza quiasmos mecánicamente, la puede producir rígida y forzada, (un pobre resultado de un autor que hace mal uso o implementa pobremente cualquier dispositivo artístico)".12 Este no es el caso de Alma 36, que transita suavemente de un punto a otro hasta alcanzar su punto central climático y luego descender fácilmente por el mismo camino.13

Alma... no se limita a plasmar una lista de ideas en un orden y luego torpe y servilmente vuelve sobre sus pasos a través de esa lista en el orden opuesto. Su obra tiene las marcas de un hábil y meticuloso escritor, completamente cómodo con el uso de este difícil modo de expresión.14

Grant Hardy señaló que, el relato de Alma "se mueve de público a personal a privado y luego regresa otra vez".15 A lo largo de todo el relato, Hardy notó el notable detalle de que "Dios está presente en cada fase". Así, Hardy pensó que "el orden y el diseño intencional de Alma 36 sugiere un mundo en el que Dios... está en control, donde las vidas de los individuos encajan en algún plan global".16

El centro de ese plan es Jesucristo y su poder expiatorio. Mientras que Alma en algunas ocasiones puso énfasis en su encuentro con el ángel,17 no fue la aparición del ángel lo que causó el cambio de corazón de Alma. De hecho, la estructura quiástica de Alma 36 guía de manera elocuente y eficaz al lector de manera centralizada y enfática hacia el encuentro directo y personal de Alma con Jesucristo. Welch señaló:

La estructura del capítulo comunica poderosamente la experiencia personal de Alma, pues el punto central de su conversión llegó precisamente cuando invocó el nombre de Jesucristo y pidió misericordia. Nada era más importante que esto en la conversión de Alma—ni la aparición del ángel, ni las oraciones de su padre y de los sacerdotes. Así como este fue el punto de partida en la vida de Alma, lo convierte en el centro de esta magnífica composición.18

El punto de esta notable estructura literaria subraya el cambio dramático en la vida de Alma, respondiendo con toda seguridad a la pregunta, ¿por qué se convirtió Alma? Esa conversión se produjo cuando recordó a su padre hablar de "la venida de un Jesucristo, un Hijo de Dios, para expiar los pecados del mundo", lo que le hizo decir: "¡Oh Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí que estoy en la hiel de amargura, y ceñido con las eternas cadenas de la muerte!" (Alma 36:17-18).

Desde ese punto de inflexión, el patrón quiástico adopta lo que Noel B. Reynolds denominó una "polaridad inversa entre las unidades paralelas de texto".19 Mientras que una vez le "atribulaba el recuerdo de [sus] muchos pecados" (Alma 36:17), le "dejó de atormenta[r] el recuerdo de [sus] pecados" (v. 19). Donde una vez hubo "las penas de un alma condenada" (v. 16), ahora hay un "alma... llen[a] de un gozo tan profundo como lo había sido [su] dolor" (v. 20).

El retroceso aquí procede desde el punto central hasta que el esfuerzo de Alma para "destruir la iglesia de Dios" (Alma 36:6) se yuxtapone con su nuevo e incesante esfuerzo para "traer almas al arrepentimiento" (v. 24). De este retroceso, Welch razonó: "El mensaje es claro: la expiación de Cristo y la respuesta del hombre de un corazón quebrantado y mente dispuesta son centrales para recibir el perdón de Dios".20

Es difícil imaginar que cualquier forma literaria se utilice más eficazmente que este quiasmo extendido para articular el efecto transformador de la Expiación en las vidas de los individuos en todo el mundo. Muchos han sentido como Alma se sentía. Como resultado, Alma 36 natural y poderosamente resuena con los lectores de todo el mundo.21 Después de leer Alma 36 con Welch, el prominente erudito bíblico David Noel Freedman comentó: "Los mormones tienen mucha suerte. Su libro es muy bonito".22 Después de un extenso estudio de Alma 36, Welch concluyó:

Este texto se clasifica como uno de los mejores usos del quiasmo que uno puede imaginar. Merece gran aclamación y reconocimiento. A pesar de su complejidad, el significado del capítulo es simple y profundo. Las palabras de Alma son a la vez inspiradas e inspiradoras, religiosas y literarias, históricas e intemporales, claras y complejas—un texto que merece ser considerado durante años.23

Otras lecturas

John W. Welch, “A Masterpiece: Alma 36,” in Rediscovering the Book of Mormon: Insights You May Have Missed Before, ed. John L. Sorenson and Melvin J. Thorne (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1991), 114–131.

John W. Welch, “Chiasmus in Alma 36,” FARMS Preliminary Report (1989).

John W. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon,” in Book of Mormon Authorship: New Light on Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1982; reprint, FARMS, 1996), 33–52.

 
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