KnoWhy #746 | Agosto 13, 2024
¿Por qué muchos de los jóvenes guerreros se desmayaron por la pérdida de sangre?
Publicación aportada por
Equipo BMC

"Y aconteció que doscientos, de mis dos mil sesenta, se habían desmayado por la pérdida de sangre. Sin embargo, mediante la bondad de Dios, y para nuestro gran asombro, y también para el gozo de todo nuestro ejército, ni uno solo de ellos había perecido; sí, y no hubo entre ellos uno solo que no hubiese recibido muchas heridas". Alma 57:25
El conocimiento
En el libro de Alma, Helamán relata cómo condujo a más de dos mil de los hijos de los anti-nefi-lehitas a la batalla en múltiples ocasiones. Helamán, que llamaría a estos jóvenes sus hijos (Alma 56:46), también relató que en dos ocasiones distintas vivieron un gran milagro: fueron a la batalla y no sufrieron bajas, aun cuando sufrieron muchas heridas. En palabras del propio Helamán:
Y aconteció que doscientos, de mis dos mil sesenta, se habían desmayado por la pérdida de sangre. Sin embargo, mediante la bondad de Dios, y para nuestro gran asombro, y también para el gozo de todo nuestro ejército, ni uno solo de ellos había perecido; sí, y no hubo entre ellos uno solo que no hubiese recibido muchas heridas ... Y lo atribuimos con justicia al milagroso poder de Dios. (Alma 57:25–26; comparar 56:55–56)
A pesar de la naturaleza claramente milagrosa de este acontecimiento, algunos han cuestionado si un milagro como éste es racionalmente posible1. Un lector escéptico señaló que "la historia épica de los jóvenes guerreros y su milagrosa recuperación de un trauma que amenazaba su vida parecería, para la mente racional, altamente improbable o incluso imposible. ... Las afirmaciones de la epístola de Helamán solo pueden aceptarse sobre la base de la fe religiosa y no del razonamiento científico"2. Relacionando este episodio con un shock hipovolémico de clase 4 según la tabla de shock del Apoyo Vital Avanzado en Trauma (ATLS), ese lector llegó a afirmar que tal diagnóstico médico sería “un presagio seguro de muerte” que no sería fácilmente tratable sin una intervención médica moderna, como una transfusión de sangre a tiempo3.
Sin embargo, según un tratamiento completamente documentado en 2023 por el médico de los Santos de los Últimos Días Gregory L. Smith, el desmayo debido a la pérdida de sangre no es un "presagio seguro de muerte". Muchos médicos han demostrado que la tabla de shock del ATLS contiene clasificaciones sin referencias y "sin pruebas que la respalden plenamente“4. Smith ha señalado que "la tabla de shock en sí no tiene ninguna base en la investigación" y "es una simplificación excesiva que proporciona un marco para el estudiante o el médico abrumado y preocupado que se encuentra con traumatismos con poca frecuencia"5. Además, a diferencia de la tabla de shock del ATLS, es muy posible que un paciente se desmaye por la pérdida de sangre antes de llegar al punto en el que necesitaría una transfusión de sangre para evitar la muerte, especialmente cuando se combina con otros factores que serían típicos en una guerra.
Otro punto a tener en cuenta es que es posible que el análisis de Helamán de que sus soldados "se habían desmayado por la pérdida de sangre" sea probablemente una generalización de muchos sucesos y causas, sobre todo porque Helamán carecía de conocimientos de medicina moderna. Smith observó acertadamente: "Sin embargo, hay varias otras causas posibles [de la pérdida de conciencia] que un autor antiguo podría atribuir erróneamente a un shock hipovolémico grave. Sencillamente, los soldados pueden desmayarse por muchas otras causas aparte de una hemorragia masiva"6.
Por ejemplo, es posible que los jóvenes guerreros de Helamán se desmayaran debido a un síncope vasovagal, una afección del sistema nervioso parasimpático que afecta a la presión arterial y a la frecuencia cardíaca. El síncope vasovagal es "la causa más común de desmayo". Además, "en los entornos modernos, el síncope [vasovagal] es increíblemente frecuente en los jóvenes"7. Esta afección suele implicar "una tormenta perfecta de efectos: menos sangre que vuelve al corazón, una presión arterial más baja por varias causas y una frecuencia cardiaca más baja. Además, estos efectos pueden tener un tipo de retroalimentación positiva: por ejemplo, una frecuencia cardiaca más lenta puede provocar una presión arterial aún más baja"8.
Los médicos e investigadores han observado una amplia variedad de factores que pueden causar síncope vasovagal. Entre ellos se encuentran el dolor intenso, el estrés emocional como el miedo o la ansiedad, la deshidratación, la insolación por esfuerzo, el agotamiento por calor, el shock medular, las conmociones cerebrales y la hipotensión postural9. Muchos de estos factores, si no todos, podrían encontrarse fácilmente entre los soldados en una batalla. Además, estos factores no son mutuamente excluyentes; podrían combinarse para inducir antes el desmayo.
Smith concluyó: "Estos factores podían combinarse fácilmente con una pérdida de sangre incluso leve para causar la inconsciencia, que los observadores contemporáneos podrían haber concluido fácilmente que se debía en gran parte o en su totalidad a la hemorragia"10. En resumen, el relato de doscientos soldados desmayados, en parte debido a la pérdida de sangre es mucho más realista de lo que se ha entendido hasta ahora.
Esto también queda patente cuando se tienen en cuenta otros casos de desmayo por pérdida de sangre, especialmente los que ocurrieron en épocas anteriores al desarrollo de la traumatología moderna. En estos casos, está claro que los desmayos podían producirse por una pérdida menor o mayor de sangre, dependiendo de las circunstancias, y que era posible una recuperación completa incluso en los casos más graves. Por ejemplo, un cirujano de la Guerra Civil estadounidense escribió: "En ocasiones, las pequeñas pérdidas de sangre provocan graves convulsiones", que normalmente dejaban a los pacientes inconscientes durante un tiempo. Este mismo cirujano también señaló que la recuperación de la consciencia podía acompañar a los casos más graves de síncope11. En un caso de 1734, una mujer "estaba muy débil" por sufrir "una gran pérdida de sangre ... y se recuperó gradualmente"12. En 1825 y 1856 se registraron casos similares de mujeres que estaban "casi sin vida por la pérdida de sangre" y a las que "se descubrió que estaban medio llenas de sangre", y ambas mujeres se recuperaron por completo13.
El porqué
Ante todo, al considerar este milagro, es importante que los lectores modernos lo lean como lo que pretende ser: un milagro. Puede parecer inverosímil que un ejército pueda sobrevivir de forma natural a múltiples batallas sin sufrir bajas, especialmente en un escenario premoderno. Sin embargo, si un lector cree en un Dios que interviene, no es tan imposible pensar que Dios pudo proteger a estos jóvenes de la muerte en una muestra de Su amor y poder y en respuesta a su fe y a las bendiciones sacerdotales dadas por su líder, el sumo sacerdote Helamán.
Fue un milagro tan profundo que causó "gran asombro" también entre el ejército nefita. Esto no era algo que Helamán pudiera explicar de otra manera que no fuera que el Señor había protegido a estos fieles soldados: "Y lo atribuimos con justicia al milagroso poder de Dios, por motivo de su extraordinaria fe en lo que se les había enseñado a creer: que había un Dios justo, y que todo aquel que no dudara, sería preservado por su maravilloso poder" (Alma 57:26). Nada más que ellos hicieran o pudieran haber hecho produjo este resultado maravilloso. Debido a que esto fue un milagro, no tenemos que esperar entender completamente cómo se podría haber hecho o entendido en la antigüedad.
Sin embargo, la investigación médica moderna demuestra que es posible que jóvenes soldados se desmayaran después de una batalla debido a una leve pérdida de sangre combinada con otros factores y sobrevivieran. Incluso con conocimientos médicos modernos que ayuden a explicar cómo pudo producirse este fenómeno en la antigüedad, este milagro no queda en modo alguno mermado. El hecho de que el síncope vasovagal (o cualquier otra causa potencial de desmayo) pudiera haber ocurrido doscientas veces y que invariablemente diera como resultado la reanimación de la salud del individuo no es nada menos que un milagro. De hecho, "podemos estar totalmente de acuerdo con Helamán ... cuando concluimos que la historia es realmente asombrosa. ... Esto, por supuesto, es lo que llevó a Helamán a contar la historia en primer lugar"14.
Como enseñó el élder B. H. Roberts en 1911, "los milagros no son, propiamente hablando, sucesos que tienen lugar en violación de las leyes de la naturaleza, sino que tienen lugar mediante la operación de leyes superiores de la naturaleza aún no comprendidas por el hombre; de ahí que los sucesos que se llaman milagros lo sean solo en apariencia, y podemos esperar con confianza que llegará el día en que dejarán de parecer milagrosos"15. Esta lúcida explicación puede aplicarse especialmente bien al relato de Helamán: lo que antes era considerado fantástico por los críticos, tiene en realidad, como ha demostrado el tiempo, explicaciones razonables. Así pues, Dios, actuando según leyes superiores, podría haber colaborado con los medios ordinarios para preservar la vida de estos jóvenes fieles.
Otras lecturas
Gregory L. Smith, “‘All Bleeding Stops … Eventually’: Helaman’s Warriors and Modern Principles of Trauma Revisited”, en Steadfast in Defense of Faith: Essays in Honor of Daniel C. Peterson, ed. Shirley S. Ricks, Stephen D. Ricks y Louis C. Midgely (Orem, UT: Interpreter Foundation; Salt Lake City, UT: Eborn Book, 2023), 223–243.
Scripture Central, “Book of Mormon Evidence: Helaman’s Fainting Soldiers”, Evidencia 445 (abril 30, 2024).
Matthew Roper, “Anachronisms: Accidental Evidence in Book of Mormon Criticisms, Part 2: Ancient Warfare”, Interpreter: A Journal of Latter-day Faith and Scholarship (por publicarse).
- 1. Estas suposiciones tampoco tienen en cuenta la posibilidad de que Helamán, que no tenía conocimientos ni formación médica moderna, solo estuviera haciendo una generalización de lo que creía que había causado el desmayo de sus soldados tras una sangrienta batalla.
- 2. Robert Patterson, “Helaman’s Stripling Warriors and the Principles of Hypovolemic Shock”, Dialogue 35 no. 4 (2002): 141. Otras personas que critican el Libro de Mormón han hecho afirmaciones similares. Por ejemplo, uno de los primeros críticos llamado M. T. Lamb llegó a llamar a los guerreros mozalbetes "mascotas de Helamán" y afirmó que esta historia era "improbable y maravillosa", escrita para "adaptarse mejor ... a la idiosincrasia [de Moroni]". M. T. Lamb, The Golden Bible; or, The Book of Mormon: Is It From God? (New York, NY: Ward & Drummond, 1887), 77–78.
- 3. Patterson, “Helaman’s Stripling Warriors”, 138. Esto también es similar a una afirmación hecha por otro crítico, Thomas Key. Key calificó este hecho de "problema fisiológico" del Libro de Mormón, bromeando alegremente al decir que "Alma 56:56 describe una batalla realmente feroz en la que no murió nadie". ¡Necesitamos [batallas de] esa clase! Esta misma publicación afirma que cuando las personas en Éter 15 "cayeron desmayados por la pérdida de sangre" (Éter 15:27), su recuperación seguía siendo inverosímil sin una transfusión de sangre. Thomas Key, The Book of Mormon in the Light of Science, 15th ed. (Marlon, OK: Utah Missions, 1997), 54, 61–62.
- 4. H. R. Guly et al., “Testing the Validity of the ATLS Classification of Hypovolemic Shock”, Resuscitation 81, no. 9 (2010): 1142; véase también M. Mutscher et al., “A Critical Reappraisal of the ATLS Classification of Hypovolemic Shock: Does It Really Reflect Clinical Reality?” Resuscitation 84, no. 3 (2013): 309–313.
- 5. Gregory L. Smith, “‘All Bleeding Stops … Eventually’: Helaman’s Warriors and Modern Principles of Trauma Revisited”, en Steadfast in Defense of Faith: Essays in Honor of Daniel C. Peterson, ed. Shirley S. Ricks, Stephen D. Ricks, y Louis C. Midgely (Orem, UT: Interpreter Foundation; Salt Lake City, UT: Eborn Book, 2023), 227–228.
- 6. Smith, “‘All Bleeding Stops … Eventually’”, 225.
- 7. Smith, “‘All Bleeding Stops … Eventually’”, 234; véase también Monica Solbiati y Robert S. Sheldon, “Epidemiology of Vasovagal Syncope”, en Vasovagal Syncope, ed. Paolo Alboni y Raaffaello Furlan (New York, NY: Springer, 2015), 44–45.
- 8. Smith, “‘All Bleeding Stops … Eventually’”, 234.
- 9. Véase Maw Pin Tan y Steve W. Parry, “Vasovagal Syncope in the Older Patient”, Journal of the American College of Cardiology 51, no. 6 (2008): 600; Sara Kamar, Souheil Hallit y Souheil Chamandi, “Vasovagal Syncope Related to Pain Procedures in a Panic Clinic at a Tertiary Lebanese Hospital between 2016 and 2019”, BioMed Central Research Notes 14, no. 133 (2021): 2, 4–5; Chelsea S. Navarro et al., “Exertional Heat Stroke”, Current Sports Medicine Reports 16, no. 5 (2017): 304; Smith, “‘All Bleeding Stops … Eventually’”, 235–238; Robert R. Hansebout and Edward Kachur, “Acute Traumatic Spinal Cord Injury”, UpToDate, última actualización 18 de julio de 2018; Rajiv Radhakrishnan et al., “Neuropsychiatric Aspects of Concussion”, Lancet Psychiatry 3, no. 12 (2016): 1167.
- 10. Smith, “‘All Bleeding Stops … Eventually'”, 238.
- 11. John A. Liddell, “Injuries and Bloodvessels [sic]”, en The International Encyclopedia of Surgery: A Systematic Treatise on the Theory and Practice of Surgery by the Authors of Various Nations, ed. John A. Ashurst Jr., 6 vols. (New York, NY: William Wood, 1881–1886), 3:52–53. Un informe similar se da en Marshall Hall, The Principles of Diagnosis, 2da. ed. (New York, NY: D. Appleton, 1834), 140.
- 12. William Giffard, Cases in Midwifery, ed. Edward Hoody (London, UK: Motte and Wotton, 1734), 174.
- 13. Mr. Alcock, “Lectures on Some Practical Points of Surgery, Delivered to the Students of the Late Borough Dispensary”, Lancet 9 (1825): 441; y Charles D. Meigs, Obstetrics: The Science and the Art, 3rd ed. (Philadelphia, PA: Blanchard and Lea, 1856), 346.
- 14. Smith, “‘All Bleeding Stops … Eventually’”, 238.
- 15. B. H. Roberts, Joseph Smith, The Prophet, vol. 1 of New Witnesses for God, 2da. ed. (Salt Lake City, UT: Deseret News, 1911), 252.