Evidencia #190 | Abril 26, 2021
Tradiciones sobre migraciones oceánicas
Publicación aportada por
Scripture Central

Resumen
El Libro de Mormón registra tres migraciones transoceánicas distintas desde el Viejo Mundo al Nuevo. Las tradiciones nativas americanas de la época precolombina también describen antiguas travesías oceánicas hacia las AméricasMigración por mar en el Libro de Mormón
El Libro de Mormón relata la migración transoceánica de tres grupos de personas al Nuevo Mundo. El primero fue una colonia de familias que emigraron de Mesopotamia. Mucho más tarde, dos grupos de israelitas vinieron de Jerusalén. Uno fue dirigido por Lehi, un profeta de la tribu de Manasés, unos años antes de que Jerusalén fuera destruida por Babilonia. Poco después, una segunda colonia judía fue dirigida por Mulek, el único hijo sobreviviente del rey Sedequías. Aunque no se especifica el lugar de desembarco jaredita (Éter 6:12), el texto sugiere que el grupo de Lehi llegó a algún lugar de la costa oeste (Alma 22:28), mientras que el pueblo de Mulek aparentemente llegó por el este (Alma 22:30; 8:7; 51:26). Las tradiciones de los nativos americanos, consistentes con el Libro de Mormón, apuntan al menos varias inmigraciones al Nuevo Mundo en tiempos precolombinos1.
Llegada desde el oeste
El historiador mexicano Fernando de Alva Ixtlilxóchitl informó que un grupo, los tultecas, habían "primero pasado grandes tierras y mares, viviendo en las cuevas y pasando grandes trabajos, hasta venir a esta tierra, que la hallaron buena y fértil para su habitación"2. Declaró que "vinieron del oeste, navegando a lo largo de la costa del mar del sur", refiriéndose al Océano Pacífico3. En su Historia de la Nación Chichimeca, afirmó:
Desterrados los Tultecas de su patria, emprendieron su viaje por la costa, y pasando siempre tierras llegaron a la California, en el mar que llamaron Huitlapalan, que al presente se llama de Cortés, cuyo nombre le pusieron por parecer bermejo ... Siguiendo por la costa de Xalisco y toda la restante del Sur, salieron por el puerto de Huatulco y anduvieron por diversas tierras, llegaron a la provincia de Tochtepec, que cae en la costa del mar del Norte; y habiéndola andado y ojeado, vinieron a parar en la de Tolanzinco4.
Los mayas kaqchikeles de las tierras altas de Guatemala sostienen que vinieron de un lugar al otro lado del mar llamado Tulan y luego viajaron a través del océano desde el oeste a otro lugar llamado Tulan. "Del otro lado del océano llegamos. Pa Tulan es el nombre de la colina donde nacimos, donde fuimos engendrados por nuestras madres [y] nuestros padres, vosotros, nuestros hijos... De allí vinimos nosotros, del oeste... Del oeste, entonces, venimos de Tulan; este Tulan está al otro lado del océano. Ahí nacimos"5.
Los hopi del norte de Arizona, cuya cultura tiene muchos vínculos con la antigua Mesoamérica, sostienen que sus antepasados, escapando de la destrucción del Tercer Mundo (antes de su migración hacia el norte desde América Central hasta su ubicación actual), viajaron a través del océano desde el oeste, deteniéndose brevemente en una serie de islas durante su viaje. El dios creador Sotuknang ordenó a la Mujer Araña que cortara algunas plantas altas con tallos huecos y sellara a la gente en el interior con comida y agua.
La Mujer Araña hizo lo que él le indicó. Cortó los tallos huecos; y cuando la gente se acercó a ella, los colocó dentro con un poco de agua y hurusuki (masa blanca de harina de maíz) para comer, y los encerró... Entonces él soltó las aguas sobre la tierra. Olas más altas que las montañas rodaron sobre la tierra. El continente se partió en pedazos y se hundió bajo los mares. Y las lluvias seguían cayendo, las olas se arremolinaban. La gente que estaba encerrada en los tallos huecos oía el poderoso estruendo de las aguas. Sentían que eran arrojados al aire y que volvían a caer al agua. Luego todo se calmó y supieron que estaban flotando. Durante mucho, mucho tiempo- tanto tiempo que parecía que nunca terminaría- siguieron flotando. Finalmente, dejaron de moverse. La Mujer Araña abrió los tallos huecos, las tomó por la parte superior de sus cabezas y los sacó6.
Esta tradición de la destrucción del Tercer Mundo por el agua nos recuerda el relato bíblico de Noé y el Diluvio, pero la tradición hopi también puede hacerse eco del relato de la travesía jaredita en embarcaciones impulsadas por el viento que podían cerrarse como un plato, protegiendo a los pasajeros en su interior de la tormenta y las poderosas olas (Éter 2:16–25).
Y ocurrió que el Señor Dios hizo que soplara un viento furioso sobre la superficie de las aguas, hacia la tierra prometida; y así fueron echados de un lado a otro por el viento sobre las olas del mar. Y aconteció que muchas veces fueron sepultados en las profundidades del mar, a causa de las gigantescas olas que rompían sobre ellos, y también por las grandes y terribles tempestades causadas por la fuerza del viento. Y sucedía que, cuando eran sepultados en el abismo, no había agua que los dañara, pues sus barcos estaban ajustados como un vaso, y también estaban ajustados como el arca de Noé (Éter 6:5–7).
Tras desembarcar brevemente en una serie de pequeñas islas, los antepasados de los Hopi construyeron balsas redondas, planas e impulsadas por el viento, del mismo material, viajando continuamente en la dirección del sol naciente hasta que desembarcaron sanos y salvos en tierra firme en el actual Cuarto Mundo7.
Llegada desde el Este
Un conjunto de tradiciones mesoamericanas sostiene que otro grupo más emigró a través del mar, en este caso desembarcando en la costa oriente de lo que hoy es México. Ixtlilxóchitl menciona:
Los que poseían este nuevo mundo en esta tercera edad, fueron los Ulmecas y los Xicalancas; y según por sus historias se halla, vinieron en navíos o barcas de la parte del Oriente hasta la tierra de Potonchan, desde donde comenzaron a poblarle; en las orillas del río Atoyac, que es el que pasa entre Puebla y Cholula8.
De acuerdo con Fray Bernardino de Sahagún,
Del origen de esta gente la relación que dan los viejos es que de la mar vinieron, de hacia el norte, y es cierto que vinieron en algunos vasos; de manera que no se sabe cómo eran labrados... la gente que primero vino a poblar a esta tierra de hacia la Florida vino, y, costeando, vino y desembarcó en el puerto de Pánuco, que ellos llaman Panco, que quiere decir "lugar donde llegaron los que pasaron el agua". Esta gente venía en demanda del Paraíso Terrenal, y traían por apellido Tamoanchan, que quiere decir: "buscamos nuestra casa"; y poblaban cerca de los más altos montes que hallaban ... Parece que ellos, o sus antepasados, tuvieron algún oráculo cerca de esta materia, o de Dios, o del demonio, o tradición de los antiguos que vino de mano en mano hasta ellos9.
Según el Título de los Señores de Totonicapán, los quichés de las tierras altas de Guatemala, en contraste con los cakchiqueles, vinieron del Este. "Vinieron de la otra parte del océano, de donde sale el sol, un lugar llamado Pa Tulan, Pa Civan"10.
"Estas, entonces, eran las tres naciones de Quichés, y venían de donde sale el sol, descendientes de Israel, de la misma lengua y costumbres ... Cuando llegaron a la orilla del mar, "Balam-Quizé lo tocó con su vara y enseguida se abrió un camino, que se cerró de nuevo porque así el gran Dios quiso que se hiciera, porque eran hijos de Abraham y Jakob".11
Según lo informado por el Padre Diego De Landa,
Que algunos viejos de Yucatán dicen haber oído a sus antepasados que pobló aquella tierra cierta gente que entró por levante [Oriente], a la cual había Dios librado abriéndoles doce caminos por el mar, lo cual, si fuese verdad, era necesario que viniesen (de) judíos todos los de las Indias, porque pasado el estrecho de Magallanes se habían de ir extendiendo más de dos mil leguas de tierra que hoy gobierna España12.
La mayoría de los estudiosos actuales concluirían que las referencias a la casa de Israel en estos relatos se deben a influencias españolas, pero la existencia de una variedad de tradiciones de este tipo sugiere que la creencia de que algunos migrantes llegaron en barco o bote desde el otro lado del océano era una parte importante de su herencia precolombina. John Sorenson explica:
Obviamente, algunas de estas declaraciones incluyen interpretaciones históricas y geográficas de los indios coloniales que no se habrían redactado así en los registros originales de las tradiciones (por ejemplo, nombres como Babilonia, Abraham y Caldea). Sin embargo, no cabe duda de que los escritores nativos estaban seguros de que las tradiciones que citaban se referían a viajes a través del océano. El uso de nombres bíblicos habría sido un intento de interpretar la geografía detrás de esa idea en términos del conocimiento rudimentario de la geografía mundial/bíblica que los españoles les habían impartido. No debemos rechazar de plano el uso de dichos nombres, sino tratar de interpretar su intención al emplearlos. Es evidente que creían claramente que sus antepasados habían llegado de ultramar13.
Conclusión
Como concluye Sorenson: "Ciertamente se puede decir que las tradiciones de que los antepasados de varios pueblos se originaron a través del océano estaban muy extendidas en Mesoamérica. Estas tradiciones constituyen una correspondencia de importancia con la historia de los tres viajes colonizadores del Libro de Mormón"14. Mientras que las especulaciones sobre las dispersiones israelitas eran frecuentes a principios del siglo XIX, las auténticas tradiciones migratorias entre los pueblos precolombinos eran probablemente desconocidas para la población estadounidense en general.
LECTURAS ADICIONALES
John L. Sorenson, Mormon’s Codex: An Ancient America Book (Salt Lake City, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 150–172.
John L. Sorenson y Matthew Roper, “Before DNA”, Journal of Book of Mormon Studies 12, no. 1 (2003): 6–23.
John L. Sorenson, “Ancient Voyages Across the Ocean to America: From ‘Impossible’ to ‘Certain‘”, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 4–17.
John Sorenson, Images of Ancient America: Visualizing Book of Mormon Life (Provo, Utah: Research Press, 1998), 56–57, 222–227.
John L. Sorenson, “Some Mesoamerican Traditions of Immigration by Sea”, El Mexico Antique 8 (diciembre de 1955): 422–437.
ESCRITURAS RELEVANTES
NOTAS A PIE DE PÁGINA
- 1 John L. Sorenson, “Some Mesoamerican Traditions of Immigration by Sea”, El Mexico Antique 8 (diciembre de 1955): 422–437; John L. Sorenson, Mormon's Codex: An Ancient America Book (Salt Lake City, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 150–172.
- 2 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Obras Históricas, 2 vols; ed., Alfredo Chavero (México: Editora Nacional, 1952), 1:12.
- 3 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Historia de la Nación Chichimeca, ed. y trad., Amber Brian, Bradley Benton, Peter B. Villella, Pablo Garcia Loaeza (Norman, OK: University of Oklahoma Press, 2019), 40.
- 4 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Historia de la Nación Chichimeca, 36.
- 5 Kaqchikel Chronicles: The Definitive Edition, Translation and Exegesis por Judith M. Maxwell y Robert M. Hill II (Austin, TX: University of Texas Press, 2006), 2, 7.
- 6 Frank Waters, Book of the Hopi (New York, NY: Penguin Books, 1977), 18.
- 7 Waters, Book of the Hopi, 19–20. Waters también describe un ritual Hopi donde esta travesía oceánica es recordada y recreada en las páginas 214–217.
- 8 Don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Obras Históricas, 1:19–20.
- 9 Bernardino de Sahagún, Introducción, en el Códice Florentino: Historia general de las cosas de la Nueva España, 13 tomos, ed. y trad. Arthur J. O. Anderson y Charles E. Dibble (Santa Fe, NM: School of American Research y University of Utah, 1982), 1:49. Juan de Torquemada relata esta misma tradición: "Algunos años después de este asentamiento llegaron ciertas naciones desde el norte, un pueblo que desembarcó en el puerto de Pánuco … No se sabe de dónde podrían haber venido". Juan de Torquemada, Monarquía Indiana 3 vols. (Mexico: Salvador Chavez Hayoe, 1943), 1:254–255.
- 10 Adrian Recinos y Delia Goetz, trad., The Annals of the Cakchikels (Norman, OK: University of Oklahoma Press, 1953), 169.
- 11 Recinos y Goetz, trad., The Annals of the Cakchikels, 170.
- 12 Alfred M. Tozzer, ed., Landa's Relacion de las Cosas de Yucatán: A Translation, Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology Papers 18 (Cambridge, MA: Harvard University, 1941), 16–17.
- 13 John L. Sorenson, Mormon’s Codex: An Ancient American Book (Salt Lake City, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 166.
- 14 John L. Sorenson, Mormon's Codex, 166.