Evidencia #16 | Septiembre 19, 2020
Sacrificios y canibalismo
Publicación aportada por
Scripture Central

Resumen
La evidencia arqueológica de la antigua América respalda las descripciones de canibalismo y sacrificios humanos que se presentan en el Libro de Mormón.Sacrificio humano y canibalismo en el Libro de Mormón
Aunque los sacrificios humanos entre los pueblos del Libro de Mormón probablemente se practicaban desde épocas más antiguas1, la primera vez que se registran específicamente es en Mormón 4. Mientras capturaban la ciudad de Teáncum, los lamanitas tomaron "muchos prisioneros, tanto mujeres como niños, y los ofrecieron como sacrificio a sus ídolos" (Mormón 4:14). Años más tarde, los lamanitas volvieron a invadir las tierras nefitas, y las "mujeres y sus hijos de nuevo fueron sacrificados a los ídolos" (v. 21). Otro ejemplo de mujeres y niños capturados, tal vez para sacrificios rituales, se puede ver en la segunda epístola de Mormón a Moroni. Nótese que esta narración también hace referencia a casos de canibalismo:
Y ahora escribo un poco concerniente a los padecimientos de este pueblo, porque según las noticias que he recibido de Amorón, he aquí, los lamanitas tienen muchos prisioneros que tomaron de la torre de Sherriza; y había entre ellos hombres, mujeres y niños. Y a los maridos y padres de estas mujeres y niños los han matado; y alimentan a las mujeres con la carne de sus esposos, y a los niños con la carne de sus padres; y no les dan sino un poco de agua. Mas no obstante esta gran abominación de los lamanitas, no excede a la de nuestro pueblo en Moriántum. Pues he aquí, han tomado cautivas a muchas de las hijas de los lamanitas; y después de privarlas de lo que era más caro y precioso que todas las cosas, que es la castidad y la virtud, después de haber hecho esto, las asesinaron de la manera más cruel, torturando sus cuerpos hasta la muerte; y después de haber hecho esto, devoran sus cuerpos como bestias salvajes, a causa de la dureza de sus corazones; y lo hacen como señal de valor. (Moroni 9:7–10)
Evidencia de sacrificio humano en la Antigua América
La evidencia del sacrificio de niños se remonta al menos al inicio de la época de los Olmecas (1600–1000 a. C.). Se han descubierto fragmentos óseos de varios bebés recién nacidos en un estanque en el cerro el Manatí en Veracruz, México, que mostraban claros signos de haber sido sacrificados y desmembrados2. Del mismo modo, en el sitio maya de Colhá, Belice, se depositaron treinta cráneos decapitados en un pozo que data de los años 800–850 d. C. De la composición de los restos se determinó que eran diez mujeres, diez hombres y diez niños (con edades desde los seis meses hasta los siete años)3. Investigaciones recientes en la Cueva del Terror de Medianoche en Belice han encontrado 9566 huesos humanos, fragmentos de huesos y dientes que se depositaron durante los últimos 1500 años. Se encontró que una gran parte de esos huesos eran de niños de cuatro a diez años, lo que sugiere una tendencia creciente a sacrificar niños desde el Clásico (200–1000 d. C.) hasta el período Posclásico (1000–1697 d. C.)4.
Propósitos del sacrificio humano en la América antigua
Los niños, en particular, a menudo eran sacrificados en tiempos de sequía5. Estos sacrificios también solían llevarse a cabo para honrar a un nuevo rey o como un medio para aumentar el estatus del gobernante sobreviviente6. En ocasiones, el sacrificio de menores formaba parte de las ceremonias funerarias de los gobernantes, para que pudieran servir a su líder en el más allá7. En un lugar llamado Cahokia, cerca de San Luis, Misuri, se encontró el cuerpo de un gobernante rodeado de 53 mujeres que habían sido sacrificadas8. En las culturas maya, tolteca y teotihuacana, las mujeres y los niños eran ofrecidos como sacrificios de manera similar. En algunos de estos casos, parece que las personas sacrificadas tenían poca conexión con el líder muerto9.
Otra razón para los sacrificios humanos era obtener trofeos de guerra de las partes del cuerpo de las víctimas, una práctica frecuente en las Américas del Norte, Central y del Sur precolombinas que a menudo coincidía con el canibalismo ritual (véase Moroni 9:8–10)10. Se ha sugerido que la evidencia arqueológica del canibalismo ritual en Mesoamérica en relación con los sacrificios infantiles se remonta al periodo temprano de la civilización Olmeca (1600–1000 a. C.)11. Después de estudiar los huesos humanos "de tres sitios, distribuidos a lo largo de 2000 años de prehistoria mexicana", un conjunto de eruditos concluyó: "Sobre la base de la evidencia arqueológica, la distribución de los huesos humanos y las indicaciones de violencia que se dejaron en ellos, no cabe duda de que el canibalismo y el sacrificio humano prevalecieron durante mucho tiempo en las sociedades antiguas de México"12.
Durante tiempos de guerra, como el registrado en Mormón 4, las cosechas a menudo se destruían, causando hambruna13. En Mesoamérica, las víctimas de los sacrificios eran a veces consideradas como alimento para los dioses14. Los niños eran vistos como representantes de ciertos tipos de dioses asociados con el agua. Su tamaño imitaba a esos dioses, y se creía que su desbordante llanto atraía a la lluvia y, por lo tanto, aumentaba la abundancia de sus cosechas15. Tal como lo entienden las comunidades mesoamericanas modernas, existía un "contrato primordial" entre la humanidad y los dioses: "La tierra aceptaba soportar el cultivo y proporcionar alimento para los humanos, solo después de que Dios prometía que los hombres alimentarían a su vez a la tierra [a través del sacrificio de cuerpos humanos]"16.
Conclusión
Continúa en aumento la evidencia de que los sacrificios humanos y los actos de canibalismo ritual estaban bastante generalizados entre las sociedades antiguas, incluidas las que se encontraban en la antigua América. También hay evidencia de que tales temas eran conocidos y discutidos entre los estadounidenses y los europeos a principios del siglo XIX17. Sin embargo, el nivel de exposición que José Smith personalmente pudo haber tenido a estos conceptos sigue sin explorarse.
Lo que parece claro es que la descripción del Libro de Mormón del canibalismo y de mujeres y niños sacrificados a los dioses ídolos está respaldada por la arqueología temprana de la época del Libro de Mormón, así como por fuentes etnohistóricas más recientes. También se puede concluir que, independientemente de lo que José Smith haya oído o sabido sobre tales prácticas en su época, no podría haber sabido con ningún grado de certeza que estas eran tan comunes y que se remontaban tan lejanamente hacia atrás en la antigüedad de las Américas.
LECTURA ADICIONAL
Central del Libro de Mormón, "¿Por qué los lamanitas sacrificaron a mujeres y niños a los ídolos? (Mormón 4:14)", KnoWhy 229 (Octubre 18, 2017).
ESCRITURAS RELEVANTES
NOTAS A PIE DE PÁGINA
- 1 Véase Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical & Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 81–82; John A. Tvedtnes, "Human Sacrifice in the Book of Mormon", Book of Mormon Research, en línea en bookofmormonresearch.org.
- 2 Ortiz C. Ponciano y María del Carmen Rodríguez, "Olmec Ritual Behavior at El Manatí: A Sacred Space", en Social Patterns in Pre-Classic Mesoamerica, ed. David C. Grove y Rosemary A. Joyce (Washington, DC: Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 1999), 248–249.
- 3 Véase Virginia Massey, "The Human Skeletal Remains from a Terminal Classic Skull Pit at Colha, Belize", Papers of the Colha Project, Vol. 3, Texas Archeological Research Laboratory (Austin, TX: University of Texas Press, 1989).
- 4 Véase C. L. Kieffer Nail, "The Structural Violence of Maya Sacrifice: A Case Study of Ritualized Human Sacrifice at Midnight Terror Cave, Belize" (Disertación, The University of New Mexico, 2018).
- 5 Véase A. G. Anda, V. Tielser, V. y P. Zabala, "Cenotes, espacios sagrados y la práctica del sacrificio humano en Yucatán", Los Investigadores de la Cultura Maya 12, Toma 2 (Campeche: Universidad Autónoma de Campeche, 2004), 228.
- 6 Véase Traci Ardren, "Empowered Children in Classic Maya Sacrificial Rites", Childhood in the Past: An International Journal 4, no. 1 (2011): 133–145; Gardner, Second Witness, 6:81; 4:249–250.
- 7 Véase Lawrence Conrad, "The Middle Mississippian Cultures of the Central Illinois Valley", en Cahokia and the Hinterlands: Middle Mississippian Cultures of the Midwest, ed. Thomas E. Emerson y R. Barry Lewis (Urbana, IL: University of Illinois, 2000), 130. Véase también John L. Sorenson, Mormon's Codex: An Ancient American Book (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 487. Los sacrificios por razones similares también se pueden encontrar en el antiguo Oriente Próximo. Véase Ellen F. Morris, "Sacrifice for the State: First Dynasty Royal Funerals and the Rites at Macramallah's Rectangle", en Performing Death: Social Analyses of Funerary Traditions in the Ancient Near East and Mediterranean, ed. Nicola Laneri (Chicago, IL: The University of Chicago, 2007), 17; A. Jeffrey Spencer, Death in Ancient Egypt, 1ª ed. (Westminster, UK: Penguin Books, 1982), 68, 139; Harriet Crawford, Sumer and the Sumerians, 2nd ed. (New York, NY: Cambridge University Press, 2004), 154.
- 8 El ejemplo más notable de esto data de alrededor del año 1000 d. C., pero puede haber sido practicado mucho antes de este período en esta área. Véase Timothy R. Pauketat, Ancient Cahokia and the Mississippians (New York, NY: Cambridge University Press, 2004), 88–93.
- 9 Véase Carlos Serrano Sánchez, "Funerary Practices and Human Sacrifice in Teotihuacan Burials", en Teotihuacan, Art from the City of the Gods, ed. Kathleen Berrin (San Francisco, CA: Thames y Hudson, 1993), 113–114; Vera Tiesler, New Perspectives on Human Sacrifice and Ritual Body Treatments in Ancient Maya Society (New York, NY: Springer, 2007), 506. Una posible razón por la que los lamanitas podrían haber sacrificado a las mujeres y los niños de la ciudad de Teáncum era porque uno o varios lamanitas de alto estatus habían muerto tomando la ciudad. Esto podría haber llevado a los compañeros de estos individuos de élite a matar a las mujeres y los niños de la ciudad para servirles como esposas y sirvientes en el más allá.
- 10 Véase Richard J. Chacon y David H. Dye, eds., The Taking and Displaying of Human Body Parts as Trophies by Amerindians (New York, NT: Springer, 2007); George Franklin Feldman, Cannibalism, Headhunting, and Human Sacrifice in North America: A History Forgotten (Chambersburg, PA: Alan C. Hood & Co., 2008); William Christie Mac Leod, "Child sacrifice in North America, with a note on suttee", Journal de la société des américanistes 23, no. 1 (1931): 127–138.
- 11 Ortiz C. Ponciano y María del Carmen Rodríguez, "Olmec Ritual Behavior at El Manatí: A Sacred Space", en Social Patterns in Pre-Classic Mesoamerica, ed. David C. Grove and Rosemary A. Joyce (Washington, DC: Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 1999), 225–254, específicamente. 248–249. Mormón declaró que el canibalismo tuvo lugar después de que los lamanitas mataran (presumiblemente de alguna manera ritual o a modo de sacrificio) a hombres nefitas. Específicamente, "alimentan a las mujeres con la carne de sus esposos, y a los niños con la carne de sus padres" (Moroni 9:8). En 1609, el explorador Samuel de Champlain fue testigo de la toma de trofeos de guerra por parte de la tribu de los hurones, quienes, después de torturar a un cautivo de guerra, cortaron partes de su cuerpo y mantuvieron el cuero cabelludo como trofeo. De manera similar a lo que describió Mormón, los hurones le dieron pedazos del corazón a su hermano y a los otros prisioneros para que comieran. Véase H. P. Biggar, ed., The Works of Samuel de Champlain, 6 vols. (Toronto: The Camplain Society, 1925), 2:102–103.
- 12 Carmen Ma. Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory, "Evidence for Human Sacrifice, Bone Modification and Cannibalism in Ancient México", en Troubled Times: Violence and Warfare in the Past, War and Society, Vol. 3, ed. Debra L. Martin y David W. Frayer (Amsterdam: Gordon and Breach Publishers, 1997), 237.
- 13 Por ejemplo, en Alma 62:35 se hace una conexión directa entre la guerra y el hambre.
- 14 Véase Oswaldo Chinchilla Mazariegos, "Human Sacrifice and Divine Nourishment in Mesoamerica: The Iconography of Cacao on the Pacific Coast of Guatemala", Ancient Mesoamerica 27, no. 2 (2016): 361–375.
- 15 En la antigua Mesoamérica, se consideraba que los niños eran "mágicamente eficaces para atraer la lluvia". Ardren, "Empowered Children", 133–145. En el área maya, las excavaciones muestran un gran número de niños sacrificados al dios maya de la lluvia, presumiblemente para aumentar la abundancia de las cosechas al rogar por lluvia. Véase Bruce Bower, "Belize Cave Was Maya Child Sacrifice Site", Science News, abril 19, 2016. Para tradiciones similares entre los aztecas, véase Felipe. P. Arnold, "Eating Landscape: Human Sacrifice and Sustenance in Aztec Mexico", en Aztec Ceremonial Landscapes, ed. David Carrasco (Boulder, CO: University of Colorado Press, 1991), 228. Esto parece haberse hecho durante la época del Libro de Mormón. Véase Thomas Benjamin, The Atlantic World: Europeans, Africans, Indians and Their Shared History (New York, NY: Cambridge University Press, 2009), 13.
- 16 Oswaldo Chinchilla Mazariegos, Art and Myth of the Ancient Maya (New Haven, CT: Yale University Press, 2017), 71.
- 17 Véase, por ejemplo, Feldman, Cannibalism, Headhunting, and Human Sacrifice; Rachel B. Herrmann, ed., To Feast on Us as Their Prey: Cannibalism and the Early Modern Atlantic (Fayetville, AR: The University of Arkansas, 2019).