Evidencia #189 | Abril 26, 2021

Lepra

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Scripture Central

Resumen

Durante su ministerio entre los nefitas, Jesús sanó a personas que sufrían de una variedad de aflicciones, algunas de las cuales fueron descritas como "leprosas". En la época precolombina se conocían diversas enfermedades graves de la piel que pueden denominarse apropiadamente como lepra.

La lepra en el Libro de Mormón

Cuando el Jesús resucitado se apareció al pueblo de Nefi, sanó a los enfermos, incluyendo a algunos que fueron catalogados como "leprosos" (3 Nefi 17:7). Algunos han afirmado que esta referencia a la lepra está fuera de lugar en un antiguo libro americano1, sin embargo, la evidencia sugiere que la lepra estaba presente durante la época precolombina.

Jesus Teaching in the Western Hemisphere (Jesus Christ Visits the Americas) [La enseñanza de Jesús en el hemisferio occidental (Jesucristo visita las Américas)], por John Scott. Imagen vía churchofjesuschrist.org.

La lepra en la Biblia

La palabra hebrea traducida como lepra en las traducciones modernas de la Biblia es tzaraat. Aunque los lectores de hoy a menudo equiparan la lepra bíblica con lo que ahora se conoce como la enfermedad de Hansen, es poco probable que esta sea la enfermedad a la que se hace referencia en la Biblia hebrea o en el Nuevo Testamento. La investigación bíblica actual sobre el significado de tzaraat sugiere, más bien, que el término hebreo cubría un amplio espectro de enfermedades contagiosas de la piel, algunas más graves que otras2. Probablemente era "un término genérico para muchas afecciones de la piel utilizado en una época en que el diagnóstico médico era muy limitado y la terminología era muy general"3.

El libro de Levítico describe siete condiciones bajo las cuales una persona podría ser considerada leprosa y, por lo tanto, ritualmente impura (Levítico 13:1–59). Estas descripciones, como señala un estudio reciente, podrían designar una variedad de enfermedades de la piel que se creía que se propagaban a través del contacto físico.

Entre los posibles contratipos de lepra bíblica se encuentran la psoriasis, dermatitis seborreica, favus, infecciones por dermatofitos, dermatitis numular, dermatitis atópica, pitiriasis rosada, sarna costrosa, sífilis, impétigo, sicosis barbae, sarna, nerodermatitis o escarlatina (aunque en ambos casos no hay cambios en el color del cabello), lupus eritematoso, liquen escleroso y atrófico, foliculitis decalvante, morfea, sacoides y liquen planopilar4.

La Ley de Moisés especificaba cómo se debía identificar el tzaraat. Una vez establecido esto, al individuo, considerado ritualmente impuro, se le prohibía el culto público. También debían ser excluidos de la interacción social con los demás hasta que el sacerdote considerara que la enfermedad estaba curada. Es comprensible que estas restricciones tuvieran repercusiones desafortunadas y a menudo difíciles para el leproso que se sentiría alejado de la familia, los amigos y la comunidad en general. El estigma social asociado con el tzaraat se puede ver en las reacciones de figuras bíblicas como Miriam, Naamán el sirio y hombres y mujeres en el Nuevo Testamento que experimentaron el milagro de ser purificados o sanados de tales enfermedades (Números 12:10–16; 2 Reyes 5:1–19; Mateo 8:1–2; Lucas 17:12–19).

Naamán en el río Jordán. Imagen vía churchofjesuschrist.org. 

Enfermedades de la piel en la América precolombina

Existe evidencia de que en el Nuevo Mundo precolombino existían diversas enfermedades de la piel que podrían caracterizarse como tzaraat o lepra5. Los aztecas, por ejemplo, describieron una enfermedad conocida como teococoliztli, que los historiadores españoles denominaron lepra.

Los mexicanos lo llamaban teococoliztli, "lo divino, es decir, lo genuino, lo verdadero, la enfermedad incurable", siendo teococoxqui el nombre de los propios leprosos, y en las etapas más avanzadas, donde el trastorno desarrollaba forúnculos y úlceras, se les llamaba teococoxcapalanqui ("leproso de lepra pestilencial y espantable")6.

Según los informantes aztecas de Bernardino Sahagún, el dios Tezcatlipoca fue responsable de varias enfermedades físicas, incluida la "lepra"7. Sahagún también describió una fiesta precolombina asociada con el dios azteca Tláloc y otras deidades en la que algunos vestían trajes de insectos, animales y personas. "[Y] también tomaban personajes de pobres, como son los que traen a cuestas leña a vender, y otros que traen verdura a vender. También tomaban personajes de enfermos, como son los leprosos"8. La asociación de esta enfermedad con los antiguos dioses y fiestas mexicas apoya firmemente la existencia de enfermedades cutáneas apropiadas para esa denominación en la época precolombina9.

Estatua del dios azteca Tláloc, de quien se decía que causaba ciertas enfermedades, entre ellas la lepra. Imagen a través de atlasobscura.com.

Entre los mayas también existen pruebas lingüísticas de tales enfermedades de la piel. Como afirman Annette Kern, Karl Kramer y Otwin Smailus, "Los mayas sufrían de una amplia variedad de enfermedades de la piel. Al revisar los documentos médicos escritos en yucateco y español, una gran parte está relacionada con este tema. Existen la lepra (hauay), la tiña (chac onoob), la sarna (ueech), el eczema (uez) y la sarna (kuch), solo por nombrar algunas"10.

John Sorenson también ha señalado varias enfermedades precolombinas que encajarían en la caracterización de la lepra11. La leishmaniasis12, la enfermedad de Chagas13 y la pinta14 son varias posibilidades15.

Conclusión

Las fuentes históricas y lingüísticas demuestran que en la época precolombina se conocían diversas enfermedades cutáneas graves e infecciosas. Varias de estas enfermedades son consistentes con el término hebreo tzaraat, que tenía una amplia gama de significados y a menudo se traduce como "lepra" en las biblias inglesas. Teniendo en cuenta este contexto, el relato de 3 Nefi de que Cristo sanó a los que estaban "leprosos" encaja muy bien en el entorno de la antigua América.

LECTURAS ADICIONALES

John L. Sorenson, “Was There Leprosy Among the Nephites?” en Pressing Forward with the Book of Mormon: The FARMS Updates of the 1990s, ed., John W. Welch y Melvin J. Thorne (Provo, UT: FARMS, 1999), 231–233.

John L. Sorenson, Images of Ancient American: Visualizing Book of Mormon Life (Provo, UT: Research Press, 1998), 84–87.

ESCRITURAS RELEVANTES

Biblia:

Levítico 13:1–59

Números 12:10–16

2 Reyes 5:1–19

Mateo 8:1–2

Lucas 17:12–19

Libro de Mormón

3 Nefi 17:7

NOTAS A PIE DE PÁGINA

  • 1 Thomas Key, The Book of Mormon in the Light of Science, decimoquinta edición (Marlow, OK: Utah Missions, 1997), 47–48.
  • 2 Kenneth V. Mull y Carolyn Sandquist Mull, “Biblical Leprosy: Is It Really?” Bible Review (April 1992): 33–39, 62; Andrzej Grzybowski, “Leprosy in the Bible”, Clinics in Dermatology 34 (2016): 3–7; David P. Wright y Richard N. Jones, “Leprosy”, en The Anchor Bible Dictionary, 6 vols., ed. David Noel Freedman (New York, NY: Doubleday, 1992), 4:277–282.
  • 3 Mull y Mull, “Biblical Leprosy: Is It Really?” 38.
  • 4 Grzybowski, “Leprosy in the Bible”, 5.
  • 5 Robert Lehmann-Nitsche, “Lepra Precolumbiana: Esayo Critico”, Revista del Museo de la Plata 9 (1899): 337–368; Hugo Pesce, “Lepra en El Perú Precolumbino”, Anales de la Facultad de Medicina, Lima, Perú 38, no. 1 (1955): 48–64.
  • 6 Eduard Seler, “Leprosy in Old Mexican Documents”, en Collected Works in Mesoamerican Linguistics and Archaeology, 5 vols., ed. J. Eric Thompson y Francis B. Richardson (Culver City, CA: Labyrinthos, 1991), 2:55; Alonso de Molina, Vocabulario en Lengua Castella y Mexicana (México: En Casa de Antonio de Spinosa, 1571), 100.
  • 7 Bernardino de Sahagún, Libro 3-El origen de los dioses, Capítulo 2, en el Códice Florentino: Historia general de las cosas de la Nueva España, 13 tomos, ed. y trad. Arthur J. O. Anderson y Charles E. Dibble (Santa Fe, NM: School of American Research and the University of Utah, 1969), 7:33.
  • 8 Bernardino de Sahagún, Libro 2-Las Ceremonias, en el Códice Florentino: Historia general de las cosas de la Nueva España, 2:163.
  • 9 "Apenas es concebible que si la terrible enfermedad de la lepra les hubiera sido conocida como una nueva enfermedad, lo habrían informado en el relato anterior. Sin embargo, no se debe pasar por alto otra posibilidad, es decir, que otra enfermedad puede haber sido designada en la antigüedad por teococoliztli, tal vez el jiote, y que aplicaron este nombre a la lepra". Eduard Seler, “Leprosy in Old Mexican Documents”, en Collected Works in Mesoamerican Linguistics and Archaeology, 2:56.
  • 10 Annette I. Kern, Karl Kramer, Otwin Smalius, "Of Curing and Vultures", en A Celebration of the Life and Work of Pierre Robert Colas, ed. Christophe Helmke y Frauke Sachse (Verlag: Anton Saurwein, 2014), 294.
  • 11 John L. Sorenson, “Was There Leprosy Among the Nephites?” en Pressing Forward with the Book of Mormon: The FARMS Updates of the 1990s, ed. John W. Welch y Melvin J. Thorne (Provo, UT: FARMS, 1999), 231–233.
  • 12 Dietmar Steverding, “The History of Leishmaniasis”, Parasites and Vectors 10, no. 1 (2017): 4.
  • 13 Dietmar Stverding, “The History of Chagas Disease”, Parasites and Vectors 7, no. 1 (2014): 2–3; Francisco Rothhammer, et. al., “Chagas Disease in Pre-Columbian South America”, American Journal of Physical Anthropology 68 (1985): 495–498; Alexandre Fernandes, et. al., “Pre-Columbian Chagas Disease in Brazil: Trypanosoma cruzi I in the Archaeological Remains of a Human in Peruacu Valley, Minas Gerais, Brazil”, Memorias do Instituto Oswaldo Cruz 103, no. 5 (August 2008): 514–516.
  • 14 Lola V. Stamm, “Pinta: Latin America's Forgotten Disease?” American Journal of Tropical Medicine and Hygiene 93, no. 5 (agosto de 2015): 901–903.
  • 15 Georgieann Bogdan y David S. Weaver, "Pre-Columbian Treponematosis in Coastal North Carolina", en Disease and Demography in the Americas, ed. John W. Verano y Douglas H. Ubelaker (Washington, DC y Londres: Smithsonian Institution Press, 1992), 155–163.
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