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La iniquidad en los días de Enós

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Scripture Central

Enos praying with a remnant of righteous followers, while the rest of the people grow in wickedness. Image generated via Chat-GPT.

Resumen

El Libro de Moisés describe un periodo de creciente iniquidad en los días de Enós que no se encuentra en el relato correspondiente de Génesis 4–5. En varios aspectos, los detalles del relato del Libro de Moisés reflejan tradiciones judías y cristianas antiguas.

Las primeras secciones de Moisés 6 presentan una coincidencia considerable con Génesis 4–5. Sin embargo, en varias ocasiones, el Libro de Moisés amplía el relato de Génesis, intercalando detalles adicionales a lo largo del texto. A continuación, se presenta una selección de este contenido ampliado (resaltado en negritas para mayor énfasis) en la tabla siguiente.

Génesis, 4–5

Moisés 6

4:26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.

6:3–4 Y también a él le nació un hijo, y lo llamó Enós. Entonces empezaron estos hombres a invocar el nombre del Señor, y el Señor los bendijo;

5:5 Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años, y murió.

6:12 y fueron todos los días que Adán vivió novecientos treinta años, y murió.

5:6 Y vivió Set ciento cinco años, y engendró a Enós.

6:13 Set vivió ciento cinco años, y engendró a Enós, y profetizó todos sus días y enseñó a su hijo Enós conforme a las vías de Dios; por tanto, Enós también profetizó.

5:7 Y vivió Set después que engendró a Enós ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas.

6:14 Y vivió Set, después de engendrar a Enós, ochocientos siete años, y engendró muchos hijos e hijas.

6:15 Y los hijos de los hombres eran muchos sobre toda la faz de la tierra. Y en aquellos días Satanás ejercía gran dominio entre los hombres y agitaba sus corazones a la ira; y desde entonces hubo guerras y derramamiento de sangre; y buscando poder, el hombre levantaba su mano en contra de su propio hermano para darle la muerte, por causa de las obras secretas.

5:8 Y fueron todos los días de Set novecientos doce años, y murió.

6:16 Y todos los días de Set fueron novecientos doce años, y murió.

5:9 Y vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán.

6:17 Enós vivió noventa años, y engendró a Cainán; y Enós y el resto del pueblo de Dios salieron de la tierra que se llamaba Shulón y habitaron en una tierra prometida, a la cual él dio el nombre de su propio hijo, a quien había llamado Cainán.

5:10 Y vivió Enós después que engendró a Cainán ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas.

6:18 y después de engendrar a Cainán, Enós vivió ochocientos quince años, y engendró muchos hijos e hijas.

Como se puede observar, el Libro de Moisés aporta nueva información sobre los descendientes de Set, incluido su hijo Enós (cuyo nombre aparece alternativamente como Enosh en muchos textos). En diversos aspectos, los detalles de estas ampliaciones concuerdan bien con fuentes antiguas y medievales.

El comienzo de la iniquidad

La ampliación más extensa —y quizá la más significativa— proviene de Moisés 6:15. Después de presentar información genealógica sobre Adán, Set y Enós (Moisés 6:12–14; cf. Génesis 5:5–7), la narración se interrumpe con una curiosa inserción acerca del surgimiento de la maldad: Y los hijos de los hombres eran muchos sobre toda la faz de la tierra. Y en aquellos días Satanás ejercía gran dominio entre los hombres y agitaba sus corazones a la ira; y desde entonces hubo guerras y derramamiento de sangre; y buscando poder, el hombre levantaba su mano en contra de su propio hermano para darle la muerte, por causa de las obras secretas (Moisés 6:15).

Este relato parece basarse en las descripciones de iniquidad del capítulo anterior, donde las combinaciones secretas para obtener ganancias involucraban asesinato, engaño y perversos convenios con Satanás (Moisés 5:25–55)1. El texto enfatiza que, en ese momento, “empezaron a prevalecer las obras de tinieblas entre todos los hijos de los hombres” (Moisés 5:55). Debido a la supuestamente larga vida de las personas en el período antediluviano, lo que naturalmente produjo una importante superposición generacional, es difícil ubicar con exactitud en qué momento comenzaron a propagarse estas obras malignas descritas en Moisés 5, en relación con el informe de Moisés 6:15. Sin embargo, parece plausible que se esté hablando del mismo desarrollo cultural (o al menos de uno relacionado), solo que en dos movimientos narrativos diferentes.

De ser así, los detalles en Moisés 5 pueden ampliar nuestra comprensión sobre la naturaleza de la iniquidad descrita en Moisés 6:15. Además, parece probable que la iniquidad en los días de Enoc fuera una consecuencia del surgimiento previo de la maldad durante la generación de Enós. En otras palabras, el texto parece vincular intencionalmente estas fases de iniquidad: desde Caín hasta Enós, y de Enós hasta Enoc2.

Es notable que muchas fuentes rabínicas también asuman una tradición según la cual la iniquidad comenzó a extenderse entre los hijos de los hombres específicamente durante la generación de Enós. Esto se basa, al menos en parte, en una interpretación de Génesis 4:26 que implica adoración idolátrica. John Reeves explica que “la tradición judía clásica normalmente atribuye una connotación negativa a la fraseología de Génesis 4:26b, interpretándola como una etiología de la falsa religión: ‘entonces se comenzó a nombrar [objetos materiales] con el nombre de YHWH’. En otras palabras, Enós y/o su generación marcaron la primera aparición en el mundo de la idolatría (b. Šabb. 118b; Tg. Ps.-J. Génesis 4:26)”.3 Las fuentes rabínicas suelen referirse a este período como la “generación” o los “días” de Enós. Tal como lo resume Meike Christian: Como lo resume Meike Christian,

Pseudo-Jonatán ad locum menciona —después de relatar el nacimiento de Enós— “la generación en cuyos días se comenzó a descarriar” (דרא דביומוהו שריו למטעי). De manera similar, el Tárgum Onquelos ad locum menciona una decadencia en la oración “en sus días” (ביומוהי), refiriéndose al nacimiento de Enós. Mekilta, Tratado Bahodesh, cap. 6 (Éxodo 20:3–6) y Génesis Rabá 23:6 utilizan el término “los días de Enós” (ימי אנוש). En 3 Enoc 5:6 se mencionan “los hijos de la generación de Enós” (בני דורו של אנוש) y Pirqe Rabí Eliezer 7 se refiere a “los días de la generación de Enós” (ימי דור אנוש)4.

Esto concuerda con lo que se encuentra en Moisés 6:14–15, donde la iniquidad mencionada “en aquellos días” está precedida igualmente por una descripción del nacimiento de Enós: "Y vivió Set, después de engendrar a Enós, ochocientos siete años, y engendró muchos hijos e hijas. Y los hijos de los hombres eran muchos sobre toda la faz de la tierra. Y en aquellos días [es decir, los días de Enós y de los demás descendientes de Set] Satanás ejercía gran dominio entre los hombres5.

Aunque el historiador judío antiguo Josefo no ofrece ninguna información particularmente valiosa en relación con Enós, sí informa acerca de la depravación general que surgió entre los descendientes de Set. Steven Fraade escribe:

Según Josefo, la descendencia de Set fue en un principio semejante a él en virtud, en contraste con los descendientes de Caín, que eran violentos e insolentes. Pero, después de siete generaciones, los setitas “abandonaron las costumbres de sus padres por una vida depravada… Ya no rendían a Dios los honores que se le debían… sino que manifestaban con sus acciones un celo por el vicio dos veces mayor que el que antes habían mostrado por la virtud, y atrajeron sobre sí la enemistad de Dios”. Así, al parafrasear la historia bíblica... [Josefo] incluye a los descendientes inmediatos de Set en un esquema que describe su virtud colectiva inicial, seguida por una depravación progresiva que culmina en el diluvio6.

Así, los comentarios rabínicos posteriores coinciden con la idea general de los escritos anteriores de Josefo, los cuales pueden fecharse en el primer siglo d. C. Esto sitúa, al menos, los rasgos generales de esta tradición firmemente en la antigüedad.

Tipos de maldad

Adoración de ídolos

En el corpus rabínico, si se atribuye algún pecado específico a los días de Enós, normalmente es la adoración idolátrica. En su comentario sobre las interpretaciones opuestas de Génesis 4:26, el rabino judío medieval conocido como Radak declaró: “Según lo que hemos visto en los escritos de nuestros sabios, y de acuerdo con la comprensión de la mayoría de la gente, que la idolatría estaba muy difundida en los días de Enós, el significado del versículo anterior debe ser que en tiempos de Enós muchas personas comenzaron a considerar los fenómenos celestiales como deidades y a dirigirse a ellos y adorarlos como dioses”7. Fraade señala que esta “interpretación de Génesis 4:26b, como el inicio del culto idolátrico por parte de los contemporáneos de Enós, es precisamente la interpretación de ese versículo que se presupone en nuestras fuentes midrásicas rabínicas más antiguas que lo utilizan: la Mekilta de R. Ishmael y el Sipre a Deuteronomio8.

Aunque la idolatría no se menciona directamente en Moisés 6:14–15, Enoc declaró más tarde que "Satanás viene entre los hijos de los hombres, y los tienta para que lo adoren; y los hombres se han vuelto carnales, sensuales y diabólicos, y se hallan desterrados de la presencia de Dios" (Moisés 6:49)9. Los pasajes que informan que el pueblo "negó" a su creador también parecen estar relacionados (Moisés 6:28, 43)10. Dado que no hay un marco de tiempo atribuido a estas actividades, podrían referirse fácilmente a un período de adoración de ídolos emergente que se generalizó en los días de Enós y continuó en adelante.

Los hombres se volvieron carnales, sensuales y diabólicos

La declaración de Enoc de que los hombres se volvieron "carnales, sensuales y diabólicos" (Moisés 6:49) también es interesante, ya que sugiere que, en relación con la adoración falsa, la humanidad comenzó a ceder a sus instintos más bajos y carnales. Según un comentario rabínico (que, dicho sea de paso, también hace referencia repetidamente a la iniquidad en el tiempo de Enós), hubo dos aspectos en la creación del hombre: uno proveniente de los reinos superiores y otro de los reinos inferiores. La parte inferior de la humanidad (es decir, los aspectos carnales y sensuales del cuerpo humano) se asociaba con el reino animal: “Él [el hombre] come y bebe como un animal, procrea como un animal, defeca como un animal y muere como un animal”11.

Un tema relacionado aparece en los escritos rabínicos específicamente en conexión con la idolatría en la generación de Enós. Resumiendo esta tradición, Fraade escribe: “Al apartarse de la adoración a Dios para adorar las creaciones de Dios, la humanidad pierde su posición privilegiada, semejante a la de Dios, en el orden de la creación”. Fraade explica además que “la tradición midráshica lo considera [a Enós] como el inicio de la decadencia de la humanidad, de caracteres semejantes a Dios a caracteres semejantes a bestias”12.

Se intensifican las tinieblas

Algunos comentarios rabínicos asocian alegóricamente las “tinieblas” mencionadas en el relato de la Creación en Génesis 1 con la iniquidad que surgía en la época de Enós. Según se informa, el rabino Jehudah bar Simón enseñó que el “vacío” mencionado en Génesis 1:2 “se refería a Caín, quien vació el acto de la creación al matar a Abel”, y que las “tinieblas” de este versículo “se referían a la generación de Enós13. Comentando sobre este mismo pasaje en Génesis, Bereshit Rabbah declara: “‘Y tinieblas’: esta es la generación de Enós, basándose en el versículo: ‘Sus obras están en las tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve y quién nos conoce?’” 14. La segunda cita en este pasaje proviene de Isaías 29:15, que en la versión del Rey Santiago (King James Version) dice en su totalidad: “¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo en las profundidades sus designios, y sus obras están en las tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?!

Estas asociaciones resultan fascinantes porque el Libro de Moisés también relaciona la iniquidad emergente con las tinieblas y utiliza un lenguaje muy similar al que se encuentra en Isaías 29:15. Leemos que “porque desde los días de Caín hubo una combinación secreta, y hacían sus obras en la obscuridad” (Moisés 5:51). Después de informar que estas actividades continuaron en los días de Lamec, el texto las reitera como un fenómeno emergente: “Y así empezaron a prevalecer las obras de tinieblas entre todos los hijos de los hombres” (Moisés 5:55)15.

Para culminar, encontramos esta declaración del Señor a Enoc que, al igual que Bereshit Rabbah, se relaciona intertextualmente con Isaías 29:15: durante estas muchas generaciones, desde el día en que los creé, se han desviado, y me han negado y buscado sus propios consejos en las tinieblas; (Moisés 6:28). Estas declaraciones forman parte de un tema general de tinieblas que recorre todo el Libro de Moisés y que, aunque no está explícitamente vinculado a la generación de Enós, parece estar relacionado temática y quizá cronológicamente16.

Consejo

La mención específica de “consejo” en el pasaje de Isaías, citada también en Moisés 6:28 (“buscado sus propios consejos en las tinieblas”), en realidad forma parte de un tema presente en el Libro de Moisés, donde los inicuos repetidamente rechazan el consejo de Dios y, en su lugar, dependen de Satanás u otros mortales para recibir consejo. En Moisés 5:25 leemos que Caín, al someterse a las incitaciones de Satanás, “rechazó el consejo mayor que venía de Dios”. Más adelante, en el discurso de Enoc, el consejo sostenido entre los inicuos se relaciona con su rechazo de Dios y, potencialmente, con la idolatría: “¿por qué os aconsejáis vosotros mismos y negáis al Dios del cielo?” (Moisés 6:43). Además, Dios es identificado específicamente como “Varón de Consejo” en Moisés 7:35. Además, Dios es identificado específicamente como “Varón de Consejo”

Una vez más, este es un tema que aparece en los textos rabínicos específicamente en relación con la generación de Enós. Comentando sobre el Salmo 1, Bereshit Rabbah 26:1 declara: “Según la opinión del rabino Yehuda, que dijo: ‘Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos’, esta es la generación de Enós17. Esta misma interpretación de este pasaje se registra en Akeidat Yitzchak 12:1: “‘Según el consejo de los impíos’, se refiere a la generación de Enós18. También se encuentra en Midrash Tehillim19. En un texto de la Mishneh Torah leemos: “Durante los tiempos de Enós, la humanidad cometió un gran error, y los sabios de esa generación dieron un consejo irreflexivo20.

La rectitud de Enós

Aunque el Libro de Moisés inserta un informe sobre la creciente iniquidad en los días de Enós, el texto no sugiere de ninguna manera que Enós contribuyera a este declive religioso. De hecho, ocurre lo contrario. Leemos que Set “enseñó a su hijo Enós conforme a las vías de Dios; por tanto, Enós también profetizó” (Moisés 6:13). Unos versículos más adelante, se informa que Enós y un grupo de seguidores presumiblemente rectos emprendieron un viaje hacia una tierra de promisión: “y Enós y el resto del pueblo de Dios salieron de la tierra que se llamaba Shulón y habitaron en una tierra prometida” (Moisés 6:17).

Estas descripciones no son necesariamente contradictorias con las fuentes rabínicas tempranas. Fraade señala que en los textos del período amoraico (ca. 200–500 d. C.), “los comentaristas rabínicos muestran poco interés en Enós como individuo. Más bien, su énfasis está en la decadencia moral y física de sus contemporáneos, sin quedar claro si, o hasta qué punto, Enós participó en esa decadencia”21. Esto contrasta con las tradiciones medievales posteriores, que con frecuencia implican a Enós como participante o líder en las crecientes prácticas idolátricas. Como se observa en 3 Enoch 5:10, Enós llegó a ser considerado como “el jefe de los idólatras”22.

Curiosamente, los exegetas cristianos tomaron la dirección opuesta, interpretando Génesis 4:26 como un comentario positivo sobre la piedad de Enós. “Para los comentaristas cristianos”, escribe Fraade, “Enós, como hombre verdadero y semejante a Dios, logra un remedio parcial al pecado original de Adán y Eva. Él tipifica la línea de Set como los ‘hijos de Dios’, que se contrastan con la línea malvada de Caín y cuyo mestizaje con la línea de Caín (Génesis 6:2–4) hizo necesario el diluvio en la época de Noé”23.

Esta visión cristiana concuerda con la de Filón de Alejandría, un antiguo autor judío (siglo I a. C.–siglo I d. C.), quien “elogia a Enós como el ‘verdadero hombre’, un modelo de virtud, que encabeza una cadena de modelos bíblicos virtuosos”24. Vemos, pues, que aunque una corriente posterior de la tradición rabínica consideró a Enós de manera negativa, otros comentaristas antiguos y medievales, tanto judíos como cristianos, lo vieron de forma positiva, tal como se observa en el Libro de Moisés.

Conclusión

De varias maneras, las ampliaciones del Génesis que se encuentran en Moisés 6:3–18 concuerdan con tradiciones antiguas y medievales. Esto incluye la noción predominantemente cristiana de que Enós fue un patriarca antediluviano justo, como se acaba de mencionar. Aunque no es un detalle insignificante, su importancia es algo menor debido al hecho de que una visión favorable de Enós ya se insinúa en Génesis 4:26. En otras palabras, si José Smith simplemente hubiera inventado el contenido del Libro de Moisés, el hecho de que los hombres “comenzaron a invocar el nombre de Jehová” (Génesis 4:26) en los días de Enós podría haberle señalado que Enós era un hombre justo que contribuyó a un período de creciente devoción hacia Dios entre su pueblo.

Mucho menos esperado —especialmente a la luz de la visión positiva de la época de Enós que uno podría deducir de Génesis 4:26 en la versión del Rey Santiago (King James Version)— es el relato en el Libro de Moisés acerca del aumento de la iniquidad entre los descendientes de Set, específicamente en los días de Enós (Moisés 6:14–15). Sin embargo, esta inserción revelatoria se ve abundantemente reforzada en las tradiciones rabínicas.

Debe señalarse que en realidad no se conoce el origen de esta tradición. Fraade señala que “nuestros primeros textos rabínicos ya suponen interpretaciones de Génesis 4:26 que no se evidencian en ninguna parte en las fuentes existentes del período del Segundo Templo”. Aunque Fraade considera la posibilidad de que la tradición “se haya desarrollado en los años intermedios”, también admite un escenario en el que estas interpretaciones “ya circulaban en tiempos del Segundo Templo, pero no se han conservado entre los textos que la comunidad de Qumrán decidió esconder ni entre los que las primeras iglesias cristianas preservaron y transmitieron”25.

El mismo principio, por supuesto, podría aplicarse al propio período del Segundo Templo, ya que los antecedentes de sus desarrollos orales y literarios están en gran medida envueltos en misterio. Debido al carácter fragmentario e incompleto del registro histórico, en última instancia resulta imposible precisar los orígenes exactos de esta tradición. En consecuencia, muy bien podría remontarse mucho más atrás en la antigüedad, tal como se presenta en el Libro de Moisés.

Debe reconocerse que había algunas fuentes en el entorno de José Smith de las que podría haber aprendido acerca de la decadencia moral en la generación de Enós. Por ejemplo, como se señaló anteriormente, la idea general de que los hijos de Set se rebelaron contra Dios estaba contenida en los escritos de Josefo, los cuales estaban disponibles en inglés y eran populares en la América de principios del siglo XIX26.

Más prometedoras, sin embargo, son las publicaciones que se basaban directamente en las fuentes rabínicas pertinentes. Adam Clarke, por ejemplo, informó a sus lectores que los eruditos judíos veían en Génesis 4:26 la introducción de la idolatría entre el pueblo. Clarke entonces ofreció esta cita del célebre rabino judío conocido como Maimónides: “En los días de Enós los hijos de Adán erraron con gran error, y el consejo de los sabios de aquella época se tornó en necedad, y el mismo Enós fue (uno) de los que erraron”27. Por supuesto, si José Smith realmente hubiera utilizado esta fuente, cabría esperar que hubiera presentado a Enós mismo como idólatra, lo cual no ocurre.

En última instancia, se desconoce si Smith llegó alguna vez a encontrarse con información relevante sobre Enós en su entorno. Si bien no es imposible que obtuviera algunos detalles de las fuentes disponibles, tampoco hay evidencia confiable de que lo hiciera. Por ejemplo, aunque algunos investigadores han afirmado encontrar pruebas sólidas de que Smith se basó en los escritos de Adam Clarke, tales afirmaciones parecen serinfundadas28.

También debe considerarse que el Libro de Moisés presenta una curiosa combinación de tradiciones que no parece derivar de una sola fuente. Trata a Enós de manera favorable y resalta su rectitud personal dentro de una cadena de patriarcas justos, de manera similar (aunque no idéntica) a ciertos desarrollos dentro de la tradición cristiana29. Al mismo tiempo, el Libro de Moisés comenta sobre la iniquidad que surge durante los días de Enós, tal como lo hacen los escritos rabínicos tempranos y posteriores. Y, sin embargo, el texto ofrece una explicación alternativa para el origen de esa iniquidad y contradice la tradición rabínica posterior que presenta a Enoc mismo como idólatra30.

Finalmente, cabe señalar que algunos detalles específicos en el Libro de Moisés sobre este período de creciente iniquidad (los hombres volviéndose carnales, la oscuridad emergente, la relación intertextual con Isaías y el tema del consejo inicuo) no pueden atribuirse fácilmente a una sola fuente. Si se asume que estos paralelos más específicos son válidos y significativos, podrían complicar cualquier hipótesis derivativa del siglo XIX.

Por lo menos, las ampliaciones en Moisés 6 ofrecen varios detalles auténticamente antiguos acerca de Enós y de un período creciente de iniquidad en la era antediluviana. Estos se presentan como el tipo de interacciones variadas y matizadas con tradiciones diversas que cabría esperar si el Libro de Moisés fuese un texto realmente antiguo; y, sin embargo, parecen difíciles de explicar como invenciones o como un simple ensamblaje de fuentes extrabíblicas disponibles.

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