Evidence #24 | Septiembre 19, 2020

La bendición sacerdotal de Cristo.

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Scripture Central

Resumen

La evidencia textual sugiere que las palabras de la bendición de Cristo en 3 Nefi 19:24–26 aluden intencionalmente a la bendición sacerdotal en Números 6:24–26 y que quien haya redactado esta narración en el Libro de Mormón estaba familiarizado con el hebreo subyacente en estos pasajes del Antiguo Testamento.

La bendición sacerdotal en el Antiguo Testamento

En el libro de Números, el Señor instruyó a Moisés para que su hermano Aarón, el sumo sacerdote, bendijera a los hijos de Israel con las siguientes palabras: “Jehová te bendiga y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia, Jehová alce sobre ti su rostro y te dé paz” (Números 6:24–26).

Dos pergaminos de plata inscritos con partes de la Bendición Sacerdotal se encontraron en Ketef Hinnom y datan del siglo VIII a. C. Imagen de Wikimedia Commons

Esta bendición fue una parte importante de las prácticas religiosas del antiguo Israel y sigue siendo un rito clave en el judaísmo moderno. Su importancia se refleja en los numerosos pasajes bíblicos que retoman su lenguaje, en especial la mención de que el Señor haga resplandecer la luz de su rostro1. Las excavaciones arqueológicas en Jerusalén han descubierto esta bendición sacerdotal inscrita en pequeñas láminas de plata enrolladas, colocadas dentro de amuletos que datan de finales del siglo VII a. C. (la porción más antigua de las Escrituras que se ha descubierto hasta la fecha)2. Estos hallazgos dan testimonio de la antigüedad y la popularidad del uso de esta bendición3.

Antiguamente, la bendición sacerdotal se realizaba en el Día de la Expiación, después de los sacrificios efectuados en esa ocasión. Matthew J. Grey ha señalado que el rito incluía “una oración comunitaria, una oración sacerdotal de intercesión y el acto del sacerdote alzando sus manos por encima de su cabeza para bendecir a la congregación”4.

La bendición sacerdotal en el Libro de Mormón

Mosaico de levantar las manos para la oración sacerdotal. Sinagoga de Enschede, Imagen de Wikimedia Commons.

En 3 Nefi 19, Jesús ofreció una oración intercesora que concluyó de la siguiente manera: “Y ahora, Padre, te ruego por ellos, y también por todos aquellos que han de creer en sus palabras, para que crean en mí, para que yo sea en ellos como tú, Padre, eres en mí, para que seamos uno” (3 Nefi 19:23). Cuando Jesús terminó Su oración, halló que Sus discípulos “continuaban orando a él sin cesar” (3 Nefi 19:24).

En este contexto, se informa que “Jesús los bendijo mientras le dirigían sus oraciones; y la sonrisa de su faz fue sobre ellos, y los iluminó la luz de su semblante” (v. 25). Como se muestra en el siguiente cuadro, este lenguaje sigue de cerca la bendición sacerdotal registrada en Números 6:24–26:

Números 6:24–263 Nefi 19:25
Jehová te bendiga y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro y te dé paz.Y ocurrió que Jesús los bendijo mientras le dirigían sus oraciones; y la sonrisa de su faz fue sobre ellos...

La Biblia de América (New American Bible) incluye una nota al pie en Números 6:25 que indica que la expresión “haga resplandecer su rostro” es “un modismo hebreo que significa ‘sonreír’”5. Además, el erudito bíblico M. I. Gruber ha explicado que la frase en el versículo 26, “alce sobre ti su rostro”, también debería interpretarse idiomáticamente como “sonreír”6. Con esto en mente, la afirmación en 3 Nefi 19:25 de que “la sonrisa de su faz fue sobre ellos” es una representación muy apropiada del modismo hebreo encontrado en Números 6:25–26.

Rostros resplandecientes

También vale la pena mencionar la transfiguración de los rostros y las vestiduras de los discípulos después de la bendición de Jesús en 3 Nefi 19. El versículo 25 declara que “estaban tan blancos como el semblante y como los vestidos de Jesús”. Aunque una transfiguración de este tipo no se menciona directamente en Números 6, este tema suele estar presente en los relatos de las Escrituras que describen a personas que se han encontrado con el Señor cara a cara, lo cual está implícito en el versículo 25: “Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti” (énfasis añadido).

Por ejemplo, después de que Moisés habló con el Señor en el monte Sinaí, su rostro resplandecía con tanta intensidad que tuvo que ponerse un velo al regresar para hablar con los hijos de Israel (Éxodo 34:32–35). Aunque Éxodo 33:23 inexplicablemente indica lo contrario, Éxodo 33:11 declara que “hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera con su prójimo”. De manera similar, cuando Jesús habló con el Padre en el llamado Monte de la Transfiguración, fue transfigurado de tal forma que “resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz” (Mateo 17:2). Una transfiguración como esta parece ser una característica típica de los encuentros cara a cara con la Deidad.

El rostro de Moisés brilla al revelar los Diez Mandamientos. Imagen de myjewishlearning.com.

“Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel”

La conclusión de la oración sacerdotal en Números 6 declara: “Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré” (v. 27). Aunque este concepto no se encuentra directamente en la bendición sacerdotal en 3 Nefi 19, el contexto bautismal lo implica con fuerza. Justo antes de las fervientes oraciones de los discípulos de Cristo, todos fueron bautizados (3 Nefi 19:11–13), tal como Jesús les había autorizado hacerlo (3 Nefi 12:1–2). Tales bautismos incluirían, por supuesto, que los discípulos hicieran convenio de tomar sobre sí el nombre de Cristo7. Además, la importancia de que el nombre de Cristo esté sobre el pueblo, y de que hagan todas las cosas en y mediante ese nombre santo, se enfatiza extensamente varios capítulos después en 3 Nefi 27:3–9.

Conclusión

La palabra inglesa smile no aparece en la versión del Rey Jacobo (King James Version) de la Biblia. Y sin embargo, aquí está en 3 Nefi 19, usándose de una manera que expresa adecuadamente el modismo hebreo subyacente en Números 6:24–25, un pasaje al que claramente se hace alusión, tanto por la redacción como por el contexto. Esta alusión no solo es textualmente apropiada, sino que su presencia sugiere firmemente que quien la escribió estaba familiarizado con el modismo hebreo subyacente en Números 6.

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