Evidencia #466 | Octubre 9, 2024
El viaje transoceánico de Mulek
Publicación aportada por
Scripture Central

Resumen
Varios indicios apuntan a que Mulek y su grupo llegaron a América cruzando el Atlántico a bordo de un barco fenicio.El Libro de Mormón menciona a un hijo del rey Sedequías llamado Mulek quien, a diferencia de los otros hijos de Sedequías, no fue asesinado por los babilonios cuando Jerusalén fue destruida1. Mulek viajó entonces a las Américas, donde su pueblo finalmente se unió con el rey Mosíah y los nefitas (Omni 1:13–19). A diferencia de los viajes realizados por el grupo de Lehi y los jareditas, el Libro de Mormón no da cuenta directa de cómo Mulek y sus acompañantes llegaron al Nuevo Mundo (1 Nefi 1–18; Éter 1–6). Sin embargo, el texto proporciona varias pistas tentadoras.
Un camino plausible hacia el Nuevo Mundo
El profeta Amalekí registró en el libro de Omni que los mulekitas habían "sa[lido] de Jerusalén en la época en que Sedequías, rey de Judá, fue llevado cautivo a Babilonia" (Omni 1:15). Esto situaría el éxodo del grupo relativamente poco después de que el grupo de Lehi abandonara Jerusalén, probablemente en la época de la destrucción de la ciudad en 586 a. C.

Se nos dice que el grupo de Mulek "viaj[ó] por el desierto, y la mano del Señor los condujo, a través de las grandes aguas, a la tierra donde Mosíah los encontró; y allí habían morado desde aquel tiempo" (Omni 1:16). Al parecer, Mulek no viajó solo e incluso pudo haber estado bajo la protección real de algún guardián oficial. Como se menciona en Mosíah 25:2, otros "que salieron con él al desierto" cuando huyó de Jerusalén.
Aunque la tierra a la que llegaron estaba al norte del lugar de desembarco de Lehi (Helamán 6:10), el texto no establece explícitamente si los mulekitas llegaron a la costa este u oeste. Afortunadamente, el libro de Alma registra que la ciudad de Mulek estaba "en las fronteras del este, junto al mar" (Alma 51:26). Si los mulekitas usaron las mismas convenciones de nomenclatura que los nefitas, esta ciudad puede haber recibido el nombre de Mulek poco después de que los mulekitas llegaran al Nuevo Mundo (Alma 8:7)2. A su vez, esto sugeriría que los mulekitas desembarcaron en la costa este y, por lo tanto, cruzaron el Océano Atlántico en su viaje3.
Eruditos como John L. Sorenson y Jeffrey R. Chadwick han argumentado que, basándose en la evidencia de la Biblia, Mulek habría tenido (como máximo) quince o dieciséis años, y podría haber sido mucho más joven4. Una forma práctica de mantener a Mulek a salvo habría sido buscar refugio en Egipto, tal como lo estaban haciendo otros israelitas en ese momento, incluyendo algunas de las hijas de Sedequías (véase Jeremías 43:1–6)5. Parece probable que Mulek no hubiera estado en Jerusalén en el momento en que fue destruida, ya sea actuando como enviado de su padre o habiendo sido conducido previamente fuera de la ciudad con la esperanza de preservar un heredero al trono6.

Ya fuera desde un puerto egipcio o uno más al oeste, como Cartago (actual Túnez), Mulek o sus guardianes podrían haber contratado un navío fenicio, egipcio o griego para alejarlos aún más de la influencia babilónica7. La mayoría de los eruditos creen que tal barco habría navegado naturalmente hacia el oeste, a través del Mediterráneo, más allá del Estrecho de Gibraltar y hacia el Océano Atlántico8. Como resumió Sorenson, "la experiencia de los marineros mediterráneos estaba orientada hacia el oeste, no hacia el este en los océanos Índico y Pacífico. En mi opinión, es seguro que viajaron a través del Atlántico"9.
Las capacidades marítimas fenicias
Las evidencias arqueológicas demuestran que en la época en que Mulek salió de Jerusalén hacia el Nuevo Mundo, los fenicios y los griegos realizaban un importante comercio marítimo y se destacaban por su habilidad para navegar por los mares. El erudito bíblico William G. Dever ha señalado: "En el siglo VII [a. C.], su comercio marítimo estaba en su apogeo, extendiéndose a Egipto, el norte de África, Grecia y el Egeo, y tan lejos como España"10. Los mercaderes fenicios también comerciaban y tenían comunicación con Israel, como lo atestigua una bula que detalla "un barco fenicio con proa y popa elevadas, mástil, remos y timón" que data de los siglos IX a VIII a. C., y que fue hallada en Jerusalén11.

De acuerdo con Heródoto, el faraón egipcio Necao II encargó a los marineros fenicios que circunnavegaran África alrededor del 600 a. C.12. A veces se pone en duda la realidad de este suceso, pero un comentarista ha señalado que "los intereses de Necao en el Mar Rojo y las regiones del sur están... bien atestiguados". En particular, Heródoto consideró increíble la posición del sol según lo informado por los marineros en una parte de su viaje, aunque es posible que su relato refleje en realidad el conocimiento de los cielos que obtendrían los testigos oculares al navegar por el hemisferio sur13.

Replicando un viaje transatlántico fenicio
En 2008, un ex oficial de la marina inglesa llamado Philip Beale intentó recrear este supuesto viaje mencionado por Heródoto, por lo que decidió construir una réplica de un barco mercante fenicio del año 600 a. C. El barco de Beale, al que llamó Phoenicia [Fenicia], fue cuidadosamente diseñado basándose en un naufragio submarino de un antiguo barco mercante fenicio (Jules-Vern VII) encontrado en el puerto de Marsella, Francia, y datado en torno del 700 a. C. Se procuró que el barco fuera lo más auténtico posible, añadiendo solo las mínimas necesidades tecnológicas modernas. Con una tripulación de voluntarios de todo el mundo, Beale logró circunnavegar con éxito África en dos años y dos meses14. Durante este viaje, el barco de Beale se adentró en el Atlántico mucho más de lo previsto inicialmente, llegando a unos pocos cientos de millas de las costas de varias islas del Caribe.

Esto inspiró a Beale a hacer un segundo viaje, intentando cruzar el Atlántico en 2019. Con otra tripulación voluntaria, Beale navegó en el Phoenicia desde Túnez (emplazamiento de la antigua ciudad de Cartago) hacia el oeste a través del Estrecho de Gibraltar hasta el puerto de las Islas Canarias en Tenerife (lugar de partida del viaje de Colón en 1492). Desde allí, cruzó el Océano Atlántico y llegó a la República Dominicana, en el Mar Caribe. Luego, con ayuda motorizada, desembarcó en Miami, Florida, en febrero de 202015. Estos dos viajes demuestran que los barcos antiguos fenicios, y otros similares, eran capaces de realizar viajes transoceánicos y de llegar a Américas ya en el 600 a. C., si no mucho antes16.
Evidencia lingüística
El Libro de Mormón también contiene evidencia lingüística para apoyar el contacto fenicio con los mulekitas. Por ejemplo, parece plausible que el río Sidón, un río importante que fluye a través de tierras nefitas, lleve el nombre del puerto fenicio del mismo nombre. Se declaró específicamente que este río corría por la tierra de Zarahemla, lo que podría indicar que los mulekitas le dieron su nombre. El nombre de uno de los puertos fenicios más prominentes sería apropiado para el curso de agua principal de los mulekitas17. Es posible que Sidom (el nombre de una tierra que se encuentra junto al río Sidón), mencionado en Alma 15:1, pueda estar etimológicamente relacionado con Sidón, y se ha observado que Sirón, mencionado en Alma 39:3, es un nombre fenicio para el monte Hermón (Deuteronomio 3:9)18.
Es interesante que ciertos nombres de personas y lugares en el Libro de Mormón parecen tener etimologías griegas, incluyendo Arquento, Antipas, Timoteo, Laconeo y Angola19. Todos estos nombres aparecen solo después de que los nefitas se encontraron inicialmente con los mulekitas y sus culturas tuvieron tiempo de asimilarse. La presencia de nombres griegos en el Libro de Mormón, al igual que los nombres de las tierras fenicias, podría haber sido introducida por la tripulación del barco que llevó a Mulek al Nuevo Mundo20.
La tripulación fenicia, como ha observado John L. Sorenson, "probablemente habría sido un grupo heterogéneo, mixto y mediterráneo, ya que fenicio a menudo no significaba un grupo étnicamente uniforme"21. Lo mismo puede decirse de las tripulaciones egipcias y griegas (helénicas) que generalmente provenían de una variedad de tierras e islas22.
Esta diversidad podría explicar no solo la presencia de nombres griegos y fenicios en la cultura nefita, sino también la evolución del idioma de los mulekitas. Se registra que cuando Mosíah y su pueblo se reunieron inicialmente con el pueblo de Zarahemla, que fue más de 350 años después de que cada parte desembarcó, descubrieron que el "idioma [de los mulekitas] se había corrompido, y no habían llevado anales consigo" (Omni 1:17).
Sorenson escribió: "Basándonos en lo que los lingüistas históricos saben sobre el cambio de idioma, es muy improbable que si el hebreo hubiera sido la lengua exclusiva del grupo de Mulek, su lenguaje hubiera cambiado en trescientos años de forma que resultara ininteligible para Mosíah"23. Por otro lado, si se trataba de un grupo multilingüe, especialmente sin registros escritos, su idioma podría haber evolucionado mucho más rápido a medida que se mezclaban elementos de diferentes idiomas24.
Los datos lingüísticos de las lenguas nativas americanas también pueden respaldar el contacto entre los fenicios y el continente americano. En las últimas décadas, el lingüista Brian D. Stubbs ha observado muchas similitudes entre algunas lenguas del Nuevo Mundo y las del Viejo Mundo. Stubbs es una reconocida autoridad en el estudio de la familia de lenguas uto-aztecas, que incluye alrededor de 30 lenguas habladas por los nativos americanos, principalmente en el oeste de México y el suroeste de los Estados Unidos. Descubrió que estos idiomas parecen tener similitudes con antiguos idiomas del Cercano Oriente, incluidos el hebreo, el egipcio e incluso el fenicio25.
Conclusión
Cuando se consideran completamente los datos textuales sobre Mulek, múltiples líneas de evidencia sugieren que abordó un barco fenicio y navegó a través del Atlántico hasta América. En primer lugar, tiene sentido que Mulek pudiera haber escapado a una ciudad portuaria en Egipto o en otro lugar a lo largo del Mediterráneo donde tal barco pudiera haber estado disponible. En segundo lugar, sabemos que los fenicios contaban con avanzadas capacidades marítimas durante ese tiempo. En tercer lugar, gracias a Philip Beale y su equipo, ahora podemos estar seguros de que un barco fenicio de la época adecuada pudo cruzar el Atlántico.
En cuarto lugar, el texto sugiere que los mulekitas desembarcaron en una costa este de América, lo que indica un cruce del Atlántico. En quinto lugar, varios nombres de personas y lugares en el Libro de Mormón son consistentes con una infusión de una población mediterránea mixta. En sexto lugar, un grupo multilingüe, como cabría esperar que ocupara un barco fenicio, podría ayudar a explicar la rápida transformación del idioma de los mulekitas en comparación con los nefitas. Y, por último, el análisis de las lenguas nativas americanas sugiere una influencia lingüística fenicia.
Si bien estas correspondencias no aportan pruebas concluyentes, ofrecen un contexto histórico plausible que no solo puede explicar el viaje de Mulek, sino también algunos detalles desconcertantes del registro nefita. En conjunto, esta narrativa de fondo dentro del Libro de Mormón ha resultado ser bastante creíble.
H. Curtis Wright, “Mulek”, en The Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (Macmillan, 1992), 2:969–970.
John L. Sorenson, “The ‘Mulekites’”, BYU Studies 30, no. 3 (1990): 6–22.
Jeffrey R. Chadwick, "Has the Seal of Mulek Been Found?" Journal of Book of Mormon Studies 12, no. 2 (2003): 72–83, 117–18.
Philip Beale y Sarah Taylor, Sailing Close to the Wind: An Epic Voyage Recreating the First Circumnavigation of Africa by the Phoenicians in 600 BC (Lulworth Press, 2012).
Philip Beale, Atlantic BC: An Epic Recreation of a Phoenician Voyage 2000 Years Before Columbus (Lulworth Cove Press, 2021).
- 1. Véase Helamán 8:21; 2 Reyes 25:7; Jeremías 39:6, 52:10. También es posible que se haya encontrado un sello perteneciente a Mulek en el Viejo Mundo. Véase Scripture Central, “Mulek”, Evidence 102 (marzo 16, 2022).
- 2. También vale la pena señalar que Éter 9:3 sitúa la destrucción jaredita cerca de la costa oriental del mar. Los mulekitas se encontraron con Coriántumr, el último sobreviviente jaredita, lo que implicaría (pero no necesariamente requeriría) una ubicación oriental para la civilización mulekita.
- 3. Para una discusión más completa del sitio de llegada oriental de los mulekitas, véase John L. Sorenson, “The ‘Mulekites’”, BYU Studies 30, no. 3 (1990): 10.
- 4. El Libro de Mormón no da ninguna indicación de la edad de Mulek o dónde encajaba en el orden de nacimiento de los hijos de Sedequías, y no hay consenso entre los eruditos del Libro de Mormón. Véase Sorenson, “‘Mulekites‘”, 8: “Si Mulek era el hijo mayor de Sedequías, podría haber tenido tan solo quince años cuando cayó Jerusalén y, como príncipe, podría haber tenido su propia casa, en la que podría haber habido un calabozo (Jeremías 37:15–16 menciona uno en una casa privada). Por otro lado, no sabemos si Mulek era más que un bebé. Cuanto más joven fuera, mayor sería la probabilidad de que hubiera escapado al aviso de los babilonios y la posterior matanza a manos de éstos". Sin embargo, Chadwick, "Has the Seal of Mulek Been Found?", 81, señala que "habría sido prácticamente imposible para las hijas del rey o cualquier otro judío haber ocultado a un Mulek bebé de la custodia de los agentes de seguridad de Nabuzaradán. Pero si un Mulek bebé probablemente no habría pasado desapercibido por los babilonios, un Mulek de 15 o 16 años habría tenido aún menos probabilidades de escapar de la captura, a menos que no estuviera en Judá en el momento de la caída de Jerusalén". Hugh Nibley, Teachings of the Book of Mormon, Semester 2: Transcripts of Lectures Presented to an Honors Book of Mormon Class at Brigham Young University, 1988–1990 (Foundation for Ancient Research and Mormon Studies [FARMS]; Covenant Communications, 2004), 5, también propuso: “Cuando vinieron [los mulekitas], él era un niño de unos diez u once años . Pudo haber sido mayor". Una edad mayor explicaría más fácilmente el sello que potencialmente pertenecía a Mulek, lo que implicaría algún tipo de servicio en la corte. Para debates relacionados con sellos como el de Mulek usados principalmente por funcionarios o administradores de la corte (incluidos los príncipes), véase Nili Sacher Fox, In the Service of the King: Officialdom in Ancient Israel and Judah (Hebrew Union College Press, 2000), 52.
- 5. Véase Sorenson, “‘Mulekites’”,9–10; Chadwick, “Hasthe Seal of Mulek Been Found?”,81–82.
- 6. Chadwick, "Has the Seal of Mulek Been Found?", 82, señala que Mulek pudo haber estado en Egipto "bien para llevar mensajes a Egipto y ayudar a coordinar la guerra, bien para garantizar su seguridad como heredero del trono de Judá, o ambas cosas".
- 7. Como ha señalado Hugh Nibley, los egipcios estaban tratando de recuperar su antigua "supremacía del comercio marítimo, [teniendo] sus enormes navíos marítimos tripulados exclusivamente por sirios y fenicios". Hugh Nibley, An Approach to the Book of Mormon, 3rd ed. (Deseret Book; FARMS, 1988), 88.
- 8. Véase Sorenson, “‘Mulekites’”,9–10; Ross T. Christensen y Claudia R. Veteto, “The Phoenicians and the Ancient Civilizations of America”, Newsletter and Proceedings of the S.E.H.A. 111 ( 13 de enero de 1969): 3; “Possible Routes Suggested for Mulek's Voyage”, Ensign, septiembre de 1973.
- 9. Sorenson, “‘Mulekites’”, 10. Se desconoce si este barco tenía la intención de navegar al Nuevo Mundo o si, tal vez por providencia divina, perdió el rumbo.
- 10. William G. Dever, Beyond the Texts: An Archeological Portrait of Ancient Israel and Judah (SBL Press, 2017), 584.
- 11. Ronny Reich, Eli Shukron y Omri Lemau, “The Iron Age II Finds from the Rock-Cut ‘Pool’ near the Spring in Jerusalem: A Preliminary Report,” en Israel in Transition: From Late Bronze II to Iron IIa (c. 1250–850 BCE), 2 vols, ed. Lester L. Grabbe (T&T Clark, 2008), 1:140.
- 12. Herodotus, Histories 4.42.2.
- 13. David Asheri, Alan Lloyd y Aldo Corcella, A Commentary on Herodutus Books I–IV, ed. Oswyn Murray y Alfonso Moreno (Oxford University Press, 2007), 611–612.
- 14. Los detalles de este viaje se registran en Philip Beale y Sarah Taylor, Sailing Close to the Wind: An Epic Voyage Recreating the First Circumnavigation of Africa by the Phoenicians in 600 BC (Lulworth Press, 2012).
- 15. Los detalles de este viaje se registran en Philip Beale, Atlantic BC: An Epic Recreation of a Phoenician Voyage 2000 Years Before Columbus (Lulworth Cove Press, 2021). Después de cruzar con éxito el Atlántico, Beale registró que era necesario usar un motor para navegar desde la República Dominicana hasta Florida. Véase Beale, Atlantic BC, 203–206.
- 16. Por ejemplo, se sabe que los barcos minoicos navegaban desde la isla de Creta a muchas partes del Mediterráneo oriental, y los barcos griegos, como se sabe ahora, navegaban desde Akrotiri en la isla de Santorini, también a partes orientales del Mediterráneo durante la Edad de Bronce, antes de 1177 a. C. Actualmente, el Phoenicia se exhibe en Montrose, Iowa, y se erige como evidencia de que los viajes transoceánicos fueron posibles en el 600 a. C. También vale la pena señalar que los Santos de los Últimos Días, incluidos Warren Aston, Boyd Tuttle y Doug Petty, han estado involucrados en ambos viajes en el Phoenicia.
- 17. Véase Sorenson, “‘Mulekites’”,9; Christensen y Veteto, “Phoenicians and the Ancient Civilizations”, 3. Sin embargo, también es posible que el nombre Sidón haya sido tomado de las planchas de bronce (véase Génesis 10:19; Jueces 18:28).
- 18. Stephen D. Ricks, Paul Y. Hoskisson, Robert F. Smith y John Gee, Dictionary of Proper Names and Foreign Words in the Book of Mormon (Interpreter Foundation; Eborn Books, 2022), s.vv. "Sidón", "Sirón", "Sidom". Hugh Nibley también propuso que Lehi se habría opuesto a Tiro por su alianza con Egipto y, por extensión, de Judá contra Babilonia, lo que también pudo haber influido en la aparición de este nombre en el Libro de Mormón. Tiro también fue destruida por los babilonios poco después de que Lehi dejara Jerusalén, lo que podría explicar por qué aparecen nombres sidonios en lugar de nombres tirios en el Libro de Mormón después del éxodo de Mulek, muy probablemente a bordo de un barco sidonio. Nibley, Approach to the Book of Mormon, 88–89.
- 19. Véase Moroni 9:2; Alma 47:7; 3 Nefi 1:1; 19:4; Mormón 2:4; Ricks et al., Dictionary of Proper Names, s.vv. "Arqueanto", "Timoteo", "Laconeo", "Angola". Para más información sobre los nombres griegos en el Libro de Mormón, véase Nibley, Approach to the Book of Mormon, 289–290.
- 20. El nombre Jonás [la variante griega del hebreo Ἰωνάς (Ionas)] también aparece en el Libro de Mormón, en 3 Nefi 19:4. No está claro si la forma griega se utilizó en el registro nefita original o si se introdujo durante la traducción de José. Alternativamente, podría derivarse de otra etimología hebrea. Véase Ricks et al., Dictionary of Proper Names, s.v. “Jonas”.
- 21. Sorenson, “‘Mulekites’”,10.
- 22. Nibley, Approach to the Book of Mormon, 88. También hay que señalar que Amalekí informó que los mulekitas "nega[ron] la existencia de su Creador" cuando Mosíah los encontró inicialmente (Omni 1:17). Gran parte de su confusión religiosa podría haberse producido si Mulek hubiera venido al Nuevo Mundo con una tripulación de diversos orígenes culturales. Si los israelitas no eran los únicos en el barco, podría haber llevado más rápidamente a una confusión y amalgama de prácticas religiosas a lo largo de los años.
- 23. Sorenson, “‘Mulekites’”,11.
- 24. Alternativamente, Christensen y Veteto, “Phoenicians and the Ancient Civilizations”, 3, proponen que los mulekitas quizá solo hablaban fenicio (una lengua emparentada con el hebreo), lo que significa que Mosíah podría haberse limitado a suponer que su lengua se había corrompido. Sin embargo, si hubiera habido una tripulación multinacional más amplia, como propone Sorenson, incluso esta lengua podría haber sido fuertemente adaptada para cuando Mosíah y los nefitas se reunieron con el pueblo de Zarahemla.
- 25. Para las influencias fenicias específicamente, véase Brian D. Stubbs, Exploring the Explanatory Power of Semitic and Egyptian in Uto-Aztecan, 2nd ed. (Grover Publications, 2023), 62–68; Brain D. Stubbs, Changes in Languages: From Nephi to Now, 2nd ed. (Four Corners Digital Design, 2020), 80–85. Para una discusión y un resumen de sus hallazgos generales, consulte también Central de las Escrituras, "¿Qué sabemos acerca del lenguaje nefita? (Mormón 9:32–34)", KnoWhy 583 (Noviembre 5, 2020).