Evidencia #243 | Septiembre 21, 2021

Caballo y elefante

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Scripture Central

Resumen

Las tradiciones de los nativos americanos que describen animales que se asemejan al elefante y al caballo proporcionan una clase de pruebas que sugieren que tales animales eran conocidos por los pueblos del Libro de Mormón.

Libro de Mormón

El Libro de Mormón indica que el elefante y el caballo eran conocidos por los pueblos mencionados en su texto. El relato de Éter sobre los jareditas menciona el caballo y el elefante durante el reinado de la casa de Emer, un descendiente de Jared (Éter 9:19). Los caballos también se mencionan entre los nefitas y los lamanitas antes de la muerte de Cristo (1 Nefi 18:25; Enós 1:21; Alma 18:9–10; 3 Nefi 3:22; 6:1). Basándose en las evidencias arqueológicas actuales, generalmente no se cree que el mamut americano, el mastodonte y los caballos hayan sobrevivido al final del Pleistoceno tardío (9 000 a. C.)1.

Gobernante mesoamericano es transportado en una litera. Ilustración de Jody Livingston.

El Libro de Mormón sugiere que este panorama actual está incompleto y que al menos algunas de estas especies precolombinas pueden haber sobrevivido, quizá en números y localización limitados, en épocas históricas recientes. Los mitos y tradiciones de los nativos americanos que parecen describir elefantes y caballos constituyen una clase de evidencia que apoya la hipótesis de una supervivencia posterior.

Tradiciones nativas americanas del elefante

Algunos pueblos de las Primeras Naciones han conservado tradiciones que describen animales con características de elefante. Los estudiosos creen que algunos de estos mitos pueden estar basados en descubrimientos pasados de restos de fauna extinta, mientras que otras tradiciones parecen estar basadas en encuentros reales con especies vivas. Una tradición, por ejemplo, describe criaturas con narices largas parecidas a las de un elefante, que a veces podían pisotear y arrancar árboles2. Los abenaki describen un gran "alce" que podía caminar fácilmente a través de más de 2 metros de nieve, cuya piel era dura y tenía "una especie de brazo que sale de su hombro, que usa como nosotros"3.

Los naskapi hablan de un gran monstruo que una vez pisoteó a las personas y dejó profundas huellas redondas en la nieve, tenía grandes orejas y una nariz larga con la que golpeaba a las personas. Otra historia narra que Snowy Owl [Búho Nevado], un héroe de la cultura penobscot, mientras buscaba esposa y viajaba a un valle lejano, se encontró con lo que al principio parecían ser colinas sin vegetación que se movían lentamente. Tras una inspección más minuciosa, descubrió que se trataba de lomos de enormes animales con largos dientes que bebían agua durante medio día seguido y que, cuando se acostaban, no podían levantarse. El héroe pudo atrapar a las grandes bestias haciéndolas caer sobre estacas afiladas donde pudo dispararles4.

Representación del mamut colombino. Imagen de dino.wikia.org. 

Se han documentado tradiciones similares en grupos nativos americanos desde Canadá hasta el Golfo de México, persuadiendo a algunos estudiosos de que se basan en un recuerdo central de encuentros históricos reales con bestias parecidas a elefantes que pueden haber sobrevivido en estas regiones, quizás hace 3 000 años5.

Las tradiciones mexicanas precolombinas también hablan de seres enormes que habitaron el centro de México y fueron asesinados después de la llegada de los antepasados aztecas. Estos cuentos atribuyen características aparentemente humanas a estos gigantes legendarios, pero también los describen con brazos largos y estrechos y con la capacidad de arrancar árboles. En un análisis de estas leyendas, Adrienne Mayor señala:

Los gigantes se refugiaron en las montañas y bosques donde "derribaron árboles como si hubieran sido tallos de lechugas". Esta notable imagen nos recuerda el comportamiento de los elefantes. Otros relatos tradicionales dicen que los gigantes tenían una apariencia horrible, pero vivían de bellotas y hierbas. Estos detalles sugieren que algunos aspectos de los legendarios ogros gigantes pueden haberse originado en recuerdos ancestrales de mamuts colombinos y pueden haber sido confirmados posteriormente por descubrimientos de fósiles6.

En opinión de Mayor, estas historias reflejan "un vago recuerdo de trompas prensiles, algo así como el ‘brazo extra‘ del Alce Gigante en el mito de Abenaki e Iroquios"7 y sugieren que "especies localizadas de mamuts (y otros grandes animales y aves del Pleistoceno) pueden haber sobrevivido hasta fechas posteriores en el Valle de México y el suroeste de Estados Unidos"8.

Tradiciones nativas americanas del caballo

Según las Crónicas de Michoacán, Moctezuma envió mensajeros a Cazonci, el rey tarasco, informándole de la llegada de los españoles y pidiendo ayuda. Cuando los embajadores entregaron su mensaje, el rey se preocupó. Estaba desconcertado por su afirmación de que los recién llegados montaban en "ciervos". Los mensajeros explicaron que los animales se parecían a una criatura en una de sus leyendas que "se convirtió en un ciervo con una melena en el cuello y una cola larga como las que vienen con las personas extrañas"9.

Códice de Michoacán de mediados del siglo XVI. Imagen vía facsimiles.com.

Este mismo relato también informa que cuando los españoles llegaron al centro de México, "algunos llamaron a los caballos ciervos, otros tuycen, que eran algo parecido a caballos que los indios hacían con pan de ambrosía para usar en la fiesta de Cuingo y a los que sujetaban crines de pelo falso"10. El historiador Hugh Thomas señala: "Es posible que los mexicanos continuaran pensando en estos animales como ciervos. Pero tal vez alguna memoria popular les haya recordado que alguna vez hubo caballos en las Américas"11.

Conclusión

Las tradiciones de los nativos americanos que sugieren un conocimiento precolombino del elefante y el caballo apuntan a la posible supervivencia de pequeños grupos de esas especies en épocas históricas recientes. Este panorama concuerda con lo descrito en el Libro de Mormón. Por supuesto, es probable que se necesiten evidencias adicionales de naturaleza arqueológica para persuadir a los estudiosos actuales y futuros de que realmente se produjo la supervivencia tardía de estas especies. No obstante, las pruebas de tales tradiciones constituyen una buena razón para ser pacientes mientras la historia de la fauna de las Américas sigue desarrollándose.

LECTURAS ADICIONALES

Wade E. Miller y Matthew Roper, “Animals in the Book of Mormon: Challenges and Perspectives”, BYU Studies Quarterly 56, no. 4 (2017): 133–175.

Central de las Escrituras, "¿Por qué se mencionan caballos en el Libro de Mormón? (Enós 1:21)", KnoWhy 75 (Abril 5, 2017).

Daniel Johnson, “‘Hard’ Evidence of Ancient American Horses”, BYU Studies Quarterly 54, no. 3 (2015): 149–179.

John L. Sorenson, Mormon's Codex: An Ancient American Book (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 309–321.

Wade E. Miller, Science and the Book of Mormon: Cureloms, Cumoms, Horses & More (Laguna Niguel, CA: KCT & Associates, 2010).

ESCRITURAS RELEVANTES

1 Nefi 18:25

Enós 1:21

Alma 18:9–10

3 Nefi 3:22

3 Nefi 6:1

Éter 9:19

NOTAS A PIE DE PÁGINA

  • 1Sin embargo, recientes pruebas de ADN indican que al menos pequeños grupos de mamuts y caballos pueden haber sobrevivido hasta aproximadamente 5 700 años a. C. (3 700 a. C.). Véase Tyler J. Murchie, Alistair J. Monteath, Matthew E. Mahony, et al., “Collapse of the Mammoth-Steppe in Central Yukon as Revealed by Ancient Environmental DNA”, Nature Communications 12, no. 7120 (2021): 5, 10.
  • 2 John R. Swanton, Indian Tribes of the Lower Mississippi Valley and Adjacent Coast of the Gulf of Mexico (Washington, DC: Government printing Office, 1911), 355.
  • 3 Pierre-Francois Xavier de Charlevoix, A Voyage to North America Undertaken by Command of the Present King of France: Containing the Geographical Descriptions and Natural History of Canada and Louisiana, with the Customs, Manners, Trade and Religion of the Inhabitants, A Description of the Lakes and Rivers, with the Navigation and Manner of Passing the Great Cataracts, 2 vols. (Dublín: J. Exshaw y J. Potts, 1766), 1:88.
  • 4 W. D. Strong, “North American Indian traditions suggest a knowledge of the mammoth”, American Anthropologist 36 (1934): 81–88.
  • 5 Ludwell H. Johnson, “Men and Elephants in America”, Scientific American 75 (1952): 220–221.
  • 6 Adrienne Mayor, Fossil Legends of the First Americans (Princeton y Oxford: Princeton University Press, 2005), 77.
  • 7 Mayor, Fossil Legends of the First Americans, 97.
  • 8 Mayor, Fossil Legends of the First Americans, 97.
  • 9 Eugene R. Crane y Reginald C. Reindorp, trad., The Chronicles of Michoacan (Norman, OK: University of Oklahoma Press, 1970), 63–64; énfasis añadido.
  • 10 Crane y Reindorp, trad., The Chronicles of Michoacan, 87; énfasis añadido.
  • 11 Hugh Thomas, Conquest: Montezuma, Cortes, and the Fall of Old Mexico (New York, NY: Simon & Schuster, 1993), 178; énfasis añadido.
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