Evidencia #482 | Febrero 19, 2025
Amalekitas, amlicitas y los anti-nefi-lehitas
Publicación aportada por
Scripture Central

Resumen
Los elementos comunes que se encuentran en el relato de los amalecitas en la Biblia y los amlicitas/amalekitas en el Libro de Mormón sugieren un intento deliberado de leer las actividades de este último a la luz del primero.El relato de los hijos de Israel, incluyendo su liberación de la esclavitud egipcia, su paso milagroso por el Mar Rojo y sus experiencias posteriores en el desierto, fue fundamental para la forma en que los escritores y profetas bíblicos entendieron su historia. Millard C. Lind explica que el Éxodo fue "un paradigma para la acción salvadora de Jehová en las difíciles experiencias del futuro de Israel" y un "arquetipo" a través del cual interpretaron su historia1.
Uno de estos eventos fundamentales ocurrió después de la liberación milagrosa del Señor en el Mar Rojo, cuando los israelitas fueron atacados por los amalecitas (Éxodo 17:8–16). "Acuérdate", dijo Dios, "de lo que te hizo Amalec en el camino, cuando salisteis de Egipto, de cómo te salió al camino y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no temió a Dios" (Deuteronomio 25:17–18). El crimen de los amalecitas fue lo suficientemente grave ante los ojos de Jehová como para señalarlos para su aniquilación final (Deuteronomio 25:19; 1 Samuel 15:3; 1 Crónicas 4:43).
El crimen amalecita
Los eruditos bíblicos han proporcionado información sobre este asunto. Con respecto al estado de los israelitas como refugiados, Benno Jacob explica: "El emigrante y el fugitivo tenían un cierto grado de sacralidad; dado que buscaban un objetivo especial y un nuevo hogar, merecían un trato humano. Había que ayudarles, aconsejarles, y desde luego, no obstaculizarlos. Su trato, bueno o malo, durante este período de necesidad nunca sería olvidado". Visto desde esta perspectiva, el crimen de Amalec es particularmente atroz. Jacob lo explica con más detalle,
Israel no solo era un refugiado que huía (Jer 31:1) en busca de asilo, sino también un peregrino al Sinaí. Un peregrino dedicado a Dios no debe sufrir daño alguno; esto ha sido aceptado universalmente. No buscaba ninguna ganancia material en su viaje, por lo que se le consideraba divinamente protegido... Amalec había atacado a Israel en ese viaje e incluso lo había hecho mediante una emboscada a los rezagados que apenas podían emprender la peregrinación. Amalec demostró claramente que no temía a e-lo-him; nada era sagrado, ni siquiera los peregrinos débiles e indefensos. Esta inhumanidad llevó a Amalec fuera del círculo de las naciones civilizadas2.
Nahum Sarna afirma que, con los amalecitas, "lo que ocurrió fue una agresión traicionera, brutal y no provocada contra un Israel desprevenido y en gran medida indefenso en el momento de su liberación nacional". Los amalecitas no temían a Dios y aparentemente eran "insensibles a cualquier consideración de moralidad"3. Philip Stern señala la ironía del ataque amalecita que ocurrió poco después del evento milagroso y sin precedentes en el Mar Rojo. "Fue el momento de este ataque, en un momento en que Israel era incapaz incluso de alimentarse, lo que hizo que el ataque de Amalec fuera tan atroz para los escritores bíblicos, de modo que Amalec fue oficialmente apartado como enemigo de Yahvé y 'digno' de ser odiado de generación en generación"4.
Amlicitas/amalekitas en el Libro de Mormón
En otro artículo de Evidencia, se ha demostrado cómo el relato del misionero y profeta nefita, Ammón, evoca la historia de Moisés en el libro de Éxodo5. Estas correlaciones sugieren que Mormón tenía la intención de representar a este hijo del rey Mosíah como una figura de Moisés. Otras correlaciones entre los israelitas y los grupos conocidos como amlicitas y amalekitas también recuerdan la historia bíblica del éxodo.
Como resultado de los esfuerzos misionales de Ammón y sus hermanos, miles de lamanitas fueron salvados. Mormón mencionó siete tierras o ciudades donde el pueblo se convirtió (Alma 23:7–13). Sin embargo, las conversiones no incluyeron a aquellos grupos o individuos que eran disidentes de los nefitas (Alma 24:1). Mormón declaró específicamente que "los amalekitas no se convirtieron, salvo uno solo; ni ninguno de los amulonitas; antes bien endurecieron sus corazones" (Alma 23:14).

Recordando el ataque amalecita contra Israel, estos grupos más tarde participaron en dos masacres separadas de los conversos lamanitas que habían hecho un convenio de no volver a derramar sangre (Alma 24:21–23; 27:2–3). Varios otros paralelismos se describen en las secciones siguientes.
Nombres similares
Los nombres de estos grupos antagonistas son fonéticamente similares. El relato de los hijos de Mosíah menciona un grupo en las tierras lamanitas que nuestra edición actual del texto llama "amalekitas" (Alma 21:2). Sin embargo, en el Manuscrito de la Imprenta del Libro de Mormón, el nombre de este grupo se traduce como "Amlikites" [Amlikitas]6. Basándose en su análisis de los primeros manuscritos del Libro de Mormón, Royal Skousen concluye que la grafía original era "Amlicites" [Amlicitas] y que este era el mismo grupo que había sido seguidor del rebelde Amlici durante el reinado de Alma (Alma 2:1). Skousen argumenta que la "c" en los nombres Amlici y Amlicitas se habría pronunciado con un sonido k. Esto nos dejaría con un nombre que es fonéticamente similar a los amalecitas en la Biblia7.
Aliados con enemigos contra el pueblo del Señor
Los amalecitas en la Biblia con frecuencia se aliaban con otros enemigos que oprimían y afligían a Israel (Jueces 3:13; 6:3; 7:12; 1 Samuel 15:33; 30:1; 2 Samuel 8:12). De manera similar, los amlicitas/amalekitas en el libro de Alma estaban aliados con otros enemigos nefitas, incluidos los lamanitas (Alma 2:24; 21:2–3), los amulonitas (Alma 21:2–3) y los zoramitas (Alma 43:13).
Un ataque después de milagros sin precedentes
Los amalecitas atacaron a los hijos de Israel después de su liberación milagrosa de la esclavitud egipcia y su liberación en el Mar Rojo. Los lamanitas estaban en la esclavitud del pecado, y su conversión, a la luz de la rebelión de sus antepasados, era impensable para la mayoría del pueblo de Nefi (Alma 26:23). También involucró una serie de milagros sin precedentes que sacudieron al pueblo de los lamanitas casi tanto como el Éxodo sacudió a Egipto8. Por medio de su fe en Cristo, fueron liberados de la esclavitud del pecado y pudieron aguardar con esperanza la liberación de la muerte y las bendiciones de la vida eterna (Alma 26:3, 9).
Ataques conectados a un éxodo
Los amalecitas atacaron el campamento de Israel mientras los israelitas viajaban al lugar de la presencia de Dios en el monte Sinaí (Éxodo 24:1–12). Del mismo modo, los ataques amalekitas contra los lamanitas convertidos en el Libro de Mormón condujeron a su propio evento de éxodo. Esto se puede ver en los elementos iniciales y finales de la palabra del Señor dada a Ammón, que se pueden organizar en quiasmo (Alma 27:12):
A | Saca a este pueblo de esta tierra, | ||
B | para que no perezca; | ||
C | pues Satanás tiene fuertemente asido el corazón de los amalekitas, | ||
C | quienes incitan a los lamanitas a la ira | ||
B | en contra de sus hermanos, para que los maten; | ||
A | por lo tanto, sal de esta tierra |
En un nivel más simbólico, estos lamanitas también estaban en un éxodo espiritual, dejando atrás sus pecados y embarcándose en el camino del convenio del Señor. Como leemos en Alma 25:14, "empezaron a ser una gente justa; y caminaron por las vías del Señor y se esforzaron por observar sus mandamientos y estatutos".
Ataque a los débiles
Los amalecitas atacaron a los que estaban en la retaguardia del campamento de Israel, a los que eran débiles e incapaces de defenderse (Deuteronomio 25:17–18). De manera similar, los amlicitas atacaron y alentaron a otros a atacar al pueblo de Anti-Nefi-Lehi (Alma 24:1–2, 28; 27:2, 12). Debido a su fe en Cristo y su arrepentimiento, estos conversos habían entrado en un convenio con Dios y se negaron a tomar más armas para derramar sangre, incluso para defenderse (Alma 24:6, 16–19). La crueldad de los amalekitas en el Libro de Mormón, al igual que la de los amalecitas bíblicos, se muestra en su disposición a matar a aquellos que no pudieron o no quisieron defenderse.

El pueblo del Señor se resiste
Cuando los amalecitas atacaron el campamento de Israel, el pueblo del Señor se defendió (Éxodo 17:8–16). Cuando los amalekitas en el Libro de Mormón masacraron a algunos de los conversos lamanitas, Ammón, al igual que Moisés, guio al pueblo de Anti-Nefi-Lehi a través del desierto y hasta la tierra nefita de Zarahemla, donde encontraron un lugar de refugio (Alma 27:22–23) donde los nefitas podían protegerlos (Alma 28:1). Y, de hecho, los amalekitas fueron nombrados específicamente como un grupo que fue derrotado por los nefitas en Alma 43–44.
Conclusión
En el Libro de Mormón, los amlicitas/amalekitas eran disidentes impenitentes que buscaban matar a aquellos que estaban decididos a mantener el convenio del evangelio. Al evocar la historia de los amalecitas bíblicos y los hijos de Israel, Mormón puso a los amlicitas/amalekitas en el papel de un pueblo a quien el rey David caracterizó específicamente como "los enemigos de Jehová" (1 Samuel 30:26). Tal conexión habría sido comprensible y simbólicamente significativa para los nefitas, quienes probablemente tenían un relato de ese pueblo depredador en las planchas de bronce.
Matthew Roper, “Moses, Captain Moroni, and the Amalekites”, Insights: An Ancient Window 32, no. 4 (2012): 1, 8.
Christopher J. Conkling, “Alma's Enemies: The Case of the Lamanites, Amlicites, and Mysterious Amalekites”, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 108–117, 130–132.
Biblia
Libro de Mormón
- 1. Millard C. Lind, Yahweh is a Warrior: The Theology of Warfare in Ancient Israel (Herald Press, 1980), 50. Véase también, William H. C. Propp, Exodus 19–40: A New Translation with Introduction and Commentary (Doubleday, 2006), 803: "Los autores bíblicos se inclinaron por considerar los grandes acontecimientos de los capítulos de Éxodo 12-14, que se distribuyen en casi un año, como un solo evento".
- 2. Benno Jacob, The Second Book of the Bible: Exodus (KTAV, 1999), 489–490.
- 3. Nahum Sarna, Exploring Exodus: The Heritage of Biblical Israel (Schoken Books, 1986), 121.
- 4. Philip D. Stern, “1 Samuel 15: Towards an Ancient View of the War-Herem”, Ugarit-Forschungen 21 (1989): 419.
- 5. Scripture Central, “Book of Mormon Evidence: Allusions to Exodus 17”, Evidence 259 (Octubre 25, 2021).
- 6. Royal Skousen, Analysis of Textual Variants of the Book of Mormon, Part Three: Mosiah 17–Alma 20 (Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, Brigham Young University, 2006), 1605–1609. Tenga en cuenta que las páginas del manuscrito original de estos versículos ya no existen.
- 7. Sobre el razonamiento para esto, véase Skousen, Analysis of Textual Variants of the Book of Mormon, 1605–1609; J. Christopher Conkling, “Alma's Enemies: The Case of the Lamanites, Amlicites, and Mysterious Amalekites”, Journal of Book of Mormon Studies, 14, no. 1 (2005): 111–113. Para una perspectiva alternativa, véase Benjamin McMurtry, "The Amlicites and Amalekites: Are They the Same People?" Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 25 (2017): 269–281. McMurtry argumenta, a diferencia de Skousen, que los amlicitas y los amalekitas eran en realidad dos grupos distintos. Sin embargo, el argumento desarrollado a lo largo de este artículo de Evidencia puede acomodarse a cualquiera de estas perspectivas.
- 8. Estos milagros incluyeron la defensa de los rebaños del rey por parte de Ammón y la incapacidad de sus enemigos para matarlo a pesar de eran mucho más numerosos (Alma 17;26–39), la conversión del rey Lamoni y su visión del Salvador (Alma 19:12–13), la conversión de su esposa y siervos (Alma 19:14–31), la muerte de un hombre que intentó asesinar a Ammón cuando estaba inconsciente (Alma 19:22–23), la conversión del padre del rey Lamoni (Alma 22) y la conversión de más de mil de esos lamanitas que habían atacado a otros conversos lamanitas (Alma 24:24–27). Ammón también atribuye al Señor los "muchos grandes milagros" que se habían realizado entre ellos (Alma 26:12). Tal vez, el más asombroso de estos milagros fue el gran amor de estos conversos y su fidelidad después de su conversión (Alma 26:32–33).