Sacerdotes y sumos sacerdotes: presagiando a Jesucristo

Hablando de la ordenación de los sacerdotes en el Libro de Mormón, el élder Jeffrey R. Holland escribió: "Dios ha ordenado sacerdotes 'según el orden de su Hijo'. . . . Han sido ordenados de una forma que sirve como símbolo y sombra de Cristo, permitiendo a la gente saber de qué manera esperar al Hijo de Dios para ser redimidos"[1]. Los sacerdotes que ministraban en el mundo antiguo bajo el sistema de la ley mosaica, también eran tipos y sombras de Jesucristo. Sus deberes sagrados tipificaban el sacrificio expiatorio de Jesucristo (véase Lev. 9, 16, 17) al hacer la expiación a favor del pueblo por sus iniquidades (Lev. 4:20).

Sin embargo, existía una gran diferencia entre los sacerdotes terrenales y Jesucristo. Los sacerdotes terrenales estaban sujetos al pecado, pero Jesús seguía siendo un "sumo sacerdote... santo, sin mancha, limpio, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos" (Heb. 7:26). Y lo que es más significativo, Jesús era un "misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que atañe a Dios, para expiar los pecados del pueblo" (Heb. 2:17).