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Profecías mesiánicas en los Salmos

Título
Profecías mesiánicas en los Salmos
Tipo de Publicación
Infográficos
Año de Publicación
2022
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Resumen
El Jesús resucitado enseñó a Sus Apóstoles que: "era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos" (Lucas 24:44). Este versículo especifica que tres grupos de textos del Antiguo Testamento -la ley de Moisés (registrada en Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), los profetas (por ejemplo, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel, Amós, etc.) y los salmos (es decir, el libro de los Salmos)- incluían palabras que se referían a Jesucristo.
El cuadro anexo presenta pasajes del tercer grupo mencionado por Jesús, el de los Salmos. La columna 1 proporciona la referencia de los Salmos citados, parafraseados o aludidos en el Nuevo Testamento. En la columna 2 se expone el tema o una declaración resumida del contenido del pasaje, y en la columna 3 se proporciona el o los pasajes pertinentes del Nuevo Testamento. El Salmo 22, por ejemplo, contiene varios pasajes relacionados con el sufrimiento de Jesús y Su crucifixión.
Los cuatro escritores de los evangelios -Mateo, Marcos, Lucas y Juan- citaron uno o más pasajes de este Salmo cuando escribieron sus evangelios. Mateo y Marcos citaron las palabras de Jesús: " Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?", las palabras exactas del Salmo 22:1. Mateo citó el Salmo 22:18, " Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.", que se aplica a los que echaron suertes sobre la ropa de Jesús mientras estaba en la cruz. Mateo, Marcos y Lucas hicieron referencia a las palabras " Todos los que me ven me escarnecen; hacen muecas con los labios, menean la cabeza" (Salmo 22:7), que se refiere a los que se burlaron de Jesús crucificado.
Jesús mismo citó los Salmos y los relacionó consigo mismo. En una ocasión, por ejemplo, enseñó en el templo y dijo: " pues el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies" (Marcos 12:36). A continuación, Jesús aplicó este pasaje (Salmo 110:1) a sí mismo.

Cita bibliográfica
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