Oraciones: mortales buscando el favor divino de Jehová

Las oraciones del Antiguo Testamento eran muy sinceras y las ofrecían hombres y mujeres, profetas, reyes, laicos, siervos y otros. Generalmente se dirigían al señor, a Dios o al señor Jehová; pero algunas oraciones tienen expresiones adicionales como " Jehová Dios de Israel", "Jehová, Dios de los cielos", " Jehová, Dios de mi señor Abraham" ó " Señor, Dios grande, digno de ser temido". Las oraciones se ofrecían por necesidades personales, como la de Jeremías, que pedía la liberación de sus aflicciones, o la de David, que pedía el perdón. También se ofrecían en nombre de otros, como Abraham orando por los habitantes de Sodoma, el siervo de Abraham buscando una esposa para Isaac, o Esdras orando por los miembros de la casa de Israel.

Los propósitos para ofrecer oraciones variaban en la antigüedad, al igual que en nuestros días: ser bendecido con un bebé, encontrar un cónyuge para un ser querido, pedir perdón o misericordia, confesar los pecados, pedir que nos liberen de nuestros enemigos, alabar el nombre del Señor o dedicar el templo.

Incluso la postura de la oración se centra en Dios, lo que incluye postrarse en tierra (Gén. 24:52; Sal. 95:6), encorvar la cabeza (Isa. 58:5) e hincarse de rodillas (1 Rey. 8:54; 2 Cró. 6:13; Sal. 95:6); cada postura apunta a la humildad del que pronuncia la oración. Los gestos de la oración también incluyen la elevación de las manos al cielo (1 Rey. 8:38-39; Sal. 28:2; 63:4; 134:2; Isa. 1:15; Lam. 2:19; 3:41).

Con respecto a la frecuencia, las escrituras registran que Daniel oraba tres veces al día; Daniel 6:10 registra que "se hincaba de rodillas tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios".

El cuadro presenta varias oraciones del Antiguo Testamento; las columnas indican el nombre del solicitante (columna 1, ordenada alfabéticamente), las palabras iniciales de la oración (columna 2), el objetivo principal de la oración (columna 3) y la referencia bíblica (columna 4).