Jehová es nuestro Salvador

Título

Jehová es nuestro Salvador

Tipo de Publicación

Infográficos

Año de Publicación

2022

Resumen

A Jehová (=Señor) del Antiguo Testamento se le designa como Salvador, y a Jesucristo del Nuevo Testamento también se le nombra como Salvador; ¡eso es porque Jesucristo no es otro que Jehová, el Dios del Antiguo Testamento!

Varios versículos del Antiguo Testamento revelan, en el lenguaje más claro posible, que el Señor es nuestro Salvador. Por ejemplo, Isaías 49:26 dice: "y conocerá toda carne que yo, Jehová, soy tu Salvador"[1], e Isaías 45:15 dice: "Dios de Israel, el Salvador". Además, varios pasajes del Nuevo Testamento testifican que Jesucristo es nuestro Salvador: "un Salvador, que es Cristo el Señor" (Lucas 2:11), "un Salvador, que es CRISTO" (2 Tim. 1:10; Tito 2:13), "el Señor Jesucristo nuestro Salvador" (Tito 1:4), "nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:13; 2 Pe. 1:1), "el Padre ha enviado al Hijo para ser el Salvador del mundo” (1 Juan 4:14), etc. Estas declaraciones, escritas por los Apóstoles y escritores del Nuevo Testamento, son testimonios de que Jesucristo es nuestro Salvador.

Los términos Salvador, salvación y salvar están relacionados entre sí: Salvador y salvación derivan del latín salvare, que significa "salvar".

La Biblia utiliza la palabra salvar para significar proteger a las personas del peligro. Este significado se utiliza en la Biblia para referirse a los discípulos de Cristo que temían ahogarse durante una gran tormenta mientras estaban en el mar en un barco. Despertaron a Jesús, "diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!" (Mateo 8:25; énfasis añadido). Las Escrituras incluyen otros numerosos ejemplos en los que el verbo salvar se refiere a la seguridad temporal (por ejemplo, Mateo 14:30; Marcos 3:4; Hechos 27:31, 43).

Las Escrituras también utilizan el verbo salvar de varias maneras espirituales: mediante el poder de la Resurrección, Jesús nos salva de la muerte física; también nos salva de la muerte espiritual, en la que estamos separados de la presencia de Dios a causa de nuestros pecados. Mateo escribió con respecto a María: "Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21; énfasis añadido). Dado que Jesús nos salva del pecado y de la muerte, se le denomina nuestro Salvador. El Señor mismo reveló a Isaías: "Porque yo [...] el Santo de Israel, soy tu Salvador" (Isa. 43:3). Únicamente Jesucristo es el Salvador; nadie más tiene la autoridad o el derecho de poseer esa responsabilidad. "[F]uera de mí no hay quien salve" (Isa. 43:11), reveló el Señor.

Además de Salvador, salvación y salvar, los profetas utilizaron diferentes palabras para describir la Expiación, incluyendo redención, reconciliación, mediación, salvación, propiciación, rescate, expiación e intercesión. Algunas de estas palabras están relacionadas con otras que derivan de las mismas raíces. Por ejemplo, redención está vinculada a redimir y a Redentor. Cada una de las palabras relacionadas con la expiación evoca una comprensión, un sentimiento o un significado particular para quienes leen las palabras de los profetas. Cada una arroja una hermosa luz sobre Jesucristo y Su extraordinaria y magnífica expiación.

 


[1] Saviour es la grafía británica; Savior es la grafía americana.

Cita bibliográfica

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