Adán: "La figura del que había de venir"

Tanto Adán como Jesús tuvieron un papel importante en el plan de salvación. Adán causó la Caída; Jesús llevó a cabo la Expiación. En consecuencia, hay muchos paralelismos entre lo que Adán hizo para causar la Caída y lo que Cristo hizo para salvarnos de la Caída. De hecho, las correspondencias y los paralelismos entre Adán y Jesús son tan considerables que Pablo llamó a Adán "el primer Adán", y designó a Jesús como el "último Adán" (1 Cor. 15:45-47). Pablo también escribió que Adán era "la figura del que había de venir" (Rom. 5:14), una referencia a Jesucristo.

Dos árboles diferentes, uno asociado con Adán y otro a Jesús, se corresponden entre sí. El hecho de que Adán comiera el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal provocó la caída y, posteriormente, la muerte. Jesús fue crucificado en un árbol para completar la expiación y proporcionarnos la vida. Pedro testificó que Jesús " llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia" (1 Pe. 2:24).

Hay otros paralelos importantes entre Adán y Jesucristo. En primer lugar, Adán trajo la muerte física; Jesús nos dio la resurrección: "Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados" (1 Cor. 15:21-22). En relación con esto, Adán y Eva, como padre y madre de la raza mortal, nos proporcionaron cuerpos físicos; Cristo nos proporciona cuerpos inmortales en la Resurrección.